Los cómics siguen siendo la mejor herramienta para entretener y dominar culturalmente a una sociedad.
Hace 81 años nació Superman, o ‘El hombre de acero’, uno de los iconos más emblemáticos de los cómics de los Estados Unidos, que junto a Batman, Hulk, Acuaman, entre otros, se encargaron de construir un imaginario de héroes con los que más de una generación en el mundo occidental creció.
Hoy, agotados los recursos de la creatividad para que nazcan nuevos héroes, la industria cultural americana echa mano de los personajes de cómics que mejor efecto tuvieron en su expansión, para volver a ponerlos en pantalla y comenzar un nuevo ciclo de entretenimiento, alienación y dinero. Así, ‘El hombre de acero’, Superman, regresa al cine.
Ver a Superman es como leer al Pato Donald
Hace 41 años, Armand Mattelart y Ariel Dorfman se pusieron a la tarea de analizar al personaje de cómics y animados, el Pato Donald. Descubrieron unos comportamientos y actitudes con los que sus creadores simbolizaron a los estadounidenses y su relación con el resto del mundo. Las ideas de riqueza y ambición americanas vanagloriadas, con un tío rico avaro y unos sobrinos (Hugo, Paco y Luis) avispados, capaces de cualquier cosa.
En el Pato Donald se reflejaba la idea de un derecho adquirido de los Estados Unidos por ser un imperio y al resto del mundo su obligación de dejarse gobernar y explotar. ¿Han visto cómo se representan a los indígenas en estos cómics?
Bueno, en esta oportunidad, con Superman, basta con ir a la última película en cartelera para darnos cuenta de estas pistas que aquí señalo:
1. Los alienígenas siempre llegan a los Estados Unidos, pese a que hay 300 países o más en la Tierra.
2. En esta ocasión, Superman consulta su decisión de ayudar a los humanos o a los alienígenas, a un sacerdote católico. Aunque en la Tierra hay millones de otras religiones. Detrás del plano medio en el que se muestra a Superman en esta escena se ve un vitral de Jesucristo.Luego de esa decisión, vemos a ‘El hombre de acero’ volar con la misma posición con la que se representa a Jesucristo en las estampas.
3. El ejército de los Estados Unidos es el que hace frente a la amenaza enemiga, mostrando en pantalla, siempre con la bandera americana de barras y estrellas, sus armas, aviones, uniformes y todo el potencial que demuestra que es este ejército el único capaz de guardar la seguridad mundial.
El colmo de la película es que empieza justificando los infinitos gastos económicos de las grandes potencias por encontrar vida y recursos en otros planetas, porque no han sido – no hemos sido todos – capaces de administrar y cuidar los propios, y termina reafirmando la idea de que el único ser humano todopoderoso es un hombre caucásico, que vence por el uso de la fuerza bruta y por tanto debe ser respetado y adorado por hombres y mujeres.
Cualquiera puede objetar estos puntos aduciendo que pudo haber sido coincidencia que Superman cayera en Kansas y no en Corozal, Barranquilla, Estambul, Paris, Tumbubtú. Y que por ser Estados Unidos un pueblo cristiano, lo más normal es que Superman crea en el Dios católico y consulte a un cura. Y que además, teniendo los americanos el ejército más poderoso, lo más lógico es que sean ellos quienes nos defiendan.
Ante esos posibles argumentos dejo esta pregunta: ¿Por qué creen que el cine comercial sólo nos pone como opción ver y comentar películas en las que los personajes y sus historias giran entorno a Estados Unidos, su ejército, su bandera, su religión y sus superhéroes?
Yo no me escapo: yo también termino por meditar sólo alrededor de este tipo de cine, lo que hace efectiva la estrategia cultural que denuncio. Osea, yo también soy un alienado cultural.