Tenía 108 años. Era el último integrante de la generación de futbolistas barranquilleros que jugó en la época de oro en el estadio Moderno «Julio Torres».
Por: Francisco Figueroa Turcios
Ricardo «Ratón» Marriaga
Ricardo «Ratón» Marriaga tenía dos pasiones: el fútbol y la política. En el fútbol fue hincha del Junior, y en la política seguidor furibundo del partido Liberal. Tenía 108 años de edad, podría ser la persona más longeva de Barranquilla y del país.
Nació el 20 de febrero de 1907 en el Barrio Rebolo, para ser más exactos a dos cuadras del estadio Moderno ‘Julio Torres’. Apenas se habían silenciado los fusiles de la guerra de los mil días y él creció y estudió en una larga época en que durante casi 30 años todos los presidentes de la República fueron conservadores.
Hasta cuando llegó Enrique Oyala Herrera y ganó la Presidencia en 1930 a nombre del Partido Liberal, para romperle el espinazo la hegemonía conservadora.
La camisa roja
Ricardo «Ratón» Marriaga, con camisa y pantalón azul
Ricardo «Ratón» Marriaga todavía vivía de la lucha del trapo rojo y el trapo azul, y lo hizo hasta el último día de su vida. “Soy de esa vieja estirpe del liberalismo”, decía con mucho orgullo.
En las elecciones presidenciales le ocurrió una anécdota: le tocó vestirse de azul para ir a cumplir con el sagrado deber de votar, como lo ha hecho desde cuando cumplió la mayoría de edad. Su nieta Rosiris Palma Marriaga relata: “Mi abuelo me dijo: me tienes lista la muda de ropa porque mañana domingo me acompañas para ir a votar bien temprano, uno no sabe si pueda llover, no importa que estemos en verano. Quiero ir vestido de rojo, como todo liberal que se respete. Lo que no recordaba él era que la camisa roja que tenía para estos eventos especiales políticos, la señora que nos plancha se la quemó”.
Cuando se fue a cambiar y vio la camisa y pantalón azul llamó a su nieta Rosiris y le dijo con cara de poco amigos: “Ahora sí me jodieron, me van a vestir de azul, jamás en mi vida pensé que me vestiría de ‘godo’ para ir a votar. Si me encuentro con un amigo me echará en cara: ‘¡ey! ’Ratón’ Marriaga’ ¿¡qué! después de viejo voltiao de rojo a azul?’”.
Nunca había dejado de votar y lo hacía hasta que Dios se lo permitiera. «Antes me tocaba votar allá en Rebolo en el puesto de votación del estadio Moderno, pero, como mi hija Edith se mudó para Palmeras de Andalucía, me inscribió la cédula aquí en el Biffi. Y estoy listo para votar para las elecciones presidenciales, si mi Dios me da licencia”. Hablaba pausado. Pensaba cada frase. Sus neuronas funcionaban a la perfección hasta este viernes en la noche, cuando Dios se lo llevó.
El 20 de febrero día de su cumpleaños su nieta, Rosiris, le regaló una camisa roja y su hija, Edith un pantalón blanco, es decir la «pinta» para que votar en la elección de gobernador, alcalde, diputados y concejales este 25 de octubre. Estaba feliz por el regalo y solo atinó a decir ese día que lo recibió: «Liberal que se respete va a votar con camisa roja y pantalón blanco».
Estaba pendiente de la fecha de las elecciones, por lo que con frecuencia le pedía a su nieta, Rosiris, que le sacara las cuentas de cuántos días faltaban para el día de la votación. «Mi abuelo tenía una obsesión con estas elecciones, el motivo muy especial era estrenar la camisa roja, para sentirse todo un liberal, ya que fue a votar en las elecciones presidenciales pasadas vestido de conservador. No se pudo cumplir el sueño de mi abuelo de estrenar la camisa roja», relata Rosiris Palma Marriaga.
Por qué el apodo de ratón
Ricardo «Ratón» Marriaga
Ricardo Marriaga, como buen rebolero, no podía ser la excepción para gustarle el fútbol. José «Pepe» Molina, portero del equipo Nariño, por su baja estatura (un metro 50 centímetros) y su habilidad para desmarcarse de los rivales, lo apodó ‘El Ratón’.
“Yo jugué de centro-delantero en el equipo Boyaca. Jugábamos en el estadio Moderno y era de alto nivel. Allí jugó Roberto ‘Flaco’ Meléndez, mi tío el ‘Chino’ Marriaga y Narcizo ‘Cizo’ Pino (hermano del primer narrador y comentarista deportivo que hubo en Colombia, Joaquín Eduardo Pino -Jepino-), que jugaron en el Sporting”.
En su cara, de repente, se dibuja una picardía. Es un recuerdo remoto. Cuenta que una tarde jugaban Cizo Pino en el medio campo y Marriaga adelante. Jepino narraba: “lleva la pelota mi hermano Cizo Pino, derriban a Cizo Pino, medio equipo en el suelo, recupera el balón el ratón Marriaga reaparece Cizo Pino, gol de mi hermano Cizo Pino”, pero resulta que el gol fue mío. Mi estatura no fue obstáculo para desempeñarme bien, porque antes el fútbol era más ofensivo, no había tanta marca como la hay hoy”, recordaba Ricardo «Ratón» Marriaga en entrevista al portal web Lacharchara.co. Paz en su tumba
