En una tierra donde se baila cumbia, puya y mapalé, el desorden es una constante, pero así se vive bien.
Por: Melissa Acuña Redondo
Mi tierra, Malambo ten por seguro que tus raíces están tan impregnadas en mí que jamás te olvidaré.
Pensé que sería fácil, la idea surgió de repente y no alcancé analizar por completo el panorama. Aunque era un evento no tan dramático, no tan apetecido y no tan esperado para muchos, sí era significante y tradicional para algunos, por lo que decidí postularme al reinado popular de Malambo. No fue solo mi elección, mi abuela, mi fiel compañera, me impulsó a inscribirme. Imposible dejar de mencionarlo o no contarlo tal cual como fue, sería más que un pecado. Una mañana convencional me levanté aturdida con los gritos de mi abuela:
– ¡Un millón de pesos! ¡Un millón de pesos!
Creo que lo que alcancé a oír fue producto de delirios porque lo que realmente me dijo, y que después entendí al escuchar con detenimiento fue: “Meli, levántate, vamos a inscribirte para que participes en el reinado popular; y si ganas, te darán un millón de pesos”.
Mi escucha selectiva se hizo notar y aunque realmente me movió primeramente un interés económico, luego dije hacía mis adentros: “Serán unos excelentes carnavales”. Y lo fueron.
Cuando eres una reina sin recursos tienes que ser ingeniosa y ser hija, nieta y sobrina de personas de la misma condición. La creatividad relució, mi vena artística se pintó y el interés económico se disipó -aunque no del todo-.

Melissa Acuña, reina popular de Malambo 2017
Mocho (short), ombliguera, tenis y una banda cruzada sobre mi torso que decía ‘Representante del barrio El Carmen al Reinado popular’, fueron suficientes para recorrer las calles de mi municipio sin ninguna molestia. Somos la tierra del caos y allí está nuestra alegría. El orden tiende al caos, pero nosotros los malamberos tendemos mucho, muchísimo a él, lo cual en ocasiones es incluso motivo de orgullo.
Como toda historia, esta tiene sus puntos difíciles. Si bien salir a bailar y pedir colaboraciones en nombre de la cultura no era desagradable, habían muchas otras preocupaciones: vestidos, carroza, maquillaje, el ánimo y el tiempo de la ‘reina’. Mientras ella estudiaba, su abuela caminaba las hermosas y las no tan hermosas calles del municipio en busca de patrocinios, viviendo momentos de exasperación, estrés, molestia y en ocasiones hasta de enfermedad.
Muchas veces pensamos en desistir y también nuestros acompañantes, pero no sucedió así, “el perrenque” sería la palabra indicada en concepto de mi madre; suena insignificante pero no lo es, y se explica simple: A veces las pequeñas cosas nos hacen más grandes; o mejor, a veces lo que requiere un gran esfuerzo tiene mucha más valía y nos hace más felices.
Hubo muchos incidentes como falta de organización en la preparación de los shows de la reina central y desinformación. Las candidatas al Reinado popular estaban, como diría mi abuela, ‘a la topa tolondra’. Después de la Batalla de Flores del municipio, el 19 de febrero, las candidatas estuvimos desorientadas. Se suponía que nos entrevistarían pero nadie brindaba información al respecto, muchas voces resonaron impacientes, diciendo: “cada funcionario tiene su comparsa, claramente no estarán pendientes de sus reinas populares”, o: “Esto ha cambiado mucho, necesita más orden”. Después de un largo paseo en motocarro por el municipio buscando el lugar donde harían la entrevista, descubrimos que sería exactamente en el mismo sitio inicial. Fue un poco frustrante, son ‘cosas que pasan, que pasaron y vuelven a pasar’.
Días antes, para la Lectura del Bando y Coronación, nos avisaron el mismo día pasadas las ocho de la noche que teníamos que presentarnos. Yo me encontraba tranquilamente laborando al otro lado de la ciudad y sin pensarlo tomé un taxi, porque sentí que era mi deber estar allí. El show comenzó tarde, por tanto, no finalizó a la hora que debería haber terminado. El mánager y los colaboradores del artista que se presentaría esa noche se molestaron y se inició detrás de bambalinas una batalla campal fuerte, que terminó en un recorte de la hermosa presentación que se estaba llevando a cabo, precisamente del último bloque, donde saldrían las candidatas.
Finalmente, después que cantó el artista, nuestra reina central nos mencionó y pudimos acompañarla en tarima por unos segundos. Como es usual en ‘el país del nunca jamás’, algo curioso ocurrió, la reina central en un gesto amable mencionó con mucho entusiasmo: “que suene la música para las reinas”, y absolutamente nadie gestionó lo que la reina ordenó. Luego de unos segundos esperando y sonriendo al público, bajamos de la tarima con una sensación de molestia y vergüenza, las personas encargadas del refrigerio se marcharon y nos fuimos en transportes independientes, cuando se suponía que debían apoyarnos en la movilización a nuestras casas.
Pese a todo esto, sigo pensando que nuestro Carnaval es hermoso y a estas alturas estoy por convencerme que su hermosura radica en el caos. Claro está, cada una de estas cosas deben analizarse, no como cosas netamente negativas, sino como oportunidades para mejorar cada vez más.
En cuanto a la elección, salí victoriosa y eso fue y es motivo de gran alegría para mi familia y mi barrio El Carmen. Ahora bien, desde el principio hubo muchas especulaciones alrededor del premio a la ganadora, esperé más dinero porque siento que el esfuerzo debe recompensarse de una mejor forma, pero eso no evita que esté emocionada y eternamente agradecida con Malambo y sus peculiares habitantes, por brindarme tan grandioso título como es el de Reina Popular de Malambo 2017, reina del pueblo y para el pueblo.
Primero que todo felicitaciones por tu reconocimiento como REINA POPULAR 2017 ,Y Realmente como toda festividad en nuestro municipio si hay para algo, para lo otro no, tu lo has dicho.
No se puede dejar atras lo bueno que fue para nosotros este carnaval resaltando en unos que otros eventos la responsabilidad de cada uno de sus habitantes