La candidata demócrata, de 68 años, revivió los temores sobre si gozará con la suficiente salud para gobernar si gana las elecciones de noviembre.
Lexander Loaiza Figueroa @Lexloaiza
El último episodio de salud de la candidata demócrata, Hillary Clinton no pudo tener un peor escenario para ella: La denominada ‘zona cero’, donde ocurrió parte importante de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Durante la lectura de los nombres de las casi 3.000 víctimas mortales de las Torres Gemelas, sufrió una descompensación que le provocó un desmayo. Tuvo que salir apresuradamente del lugar y aunque intentó que todo pasara desapercibido, el escrutinio público ha sido implacable.
Y es que además del hecho de que el malestar lo sintió en el marco de un acto público, le afectó en el aniversario de una fecha que se ha vuelto muy significativa para los norteamericanos: El 11 de septiembre. Es la fecha que simboliza la lucha norteamericana contra el terrorismo, lo que según la propaganda que el país mismo ha difundido, amerita gente con fortaleza para tomar decisiones y pelear. Un Estados Unidos fuerte.
Su rival, Trump, se refirió al incidente a primera hora del lunes: «Espero que se recupere y vuelva a la campaña, la veré en el debate», dijo el republicano, que recalcó que «la salud [de los candidatos] es un asunto [de campaña]», dijo. El magnate, que tiene 70 años, dos más que la demócrata, anunció vagamente que difundirá información sobre su propia salud: «La semana pasada me hice una revisión física… cuando tenga los números, difundiré números muy, muy específicos».
Los buenos deseos de Trump, en los que muy poca gente cree, contrastan con el interés del republicano de llevar el tema de la salud de los candidatos al debate público. Partidarios de Trump difundieron rumores a lo largo del verano –con informes falsos incluidos- sobre un presunto deterioro de la salud de la candidata, quien en 2012 tuvo que ser tratada por un coágulo formado por una caída que sufrió al desmayarse.
Es muy probable que ante la imposibilidad de remontar en las encuestas a la ex primera dama, la campaña del empresario se base en la capacidad que tendrían para gobernar y mantenerse al frente de la Casa Blanca en función de sus condiciones físicas. Un tema que, ante la creciente amenaza terrorista mundial y de Korea del Norte realizando pruebas nucleares cada vez más desafiantes, constituye un elemento fundamental en la decisión final de los votantes norteamericanos en noviembre.
Una muestra de ello es que apenas en agosto pasado el propio Trump abordó el tema a través de Twitter. La acusó de no tener “el aguante mental ni físico” para hacer frente a la amenaza terrorista del Estado Islámico (Isis, en las siglas en inglés). Además, le retó a hacer público su historial médico completo: “Creo que ambos candidatos, tanto la deshonesta Clinton como yo, deberíamos hacer públicos nuestros historiales médicos. Yo no tengo problemas en hacerlo, ¿los tiene Hillary?”. De tal manera que con sus desmayos, ataques de tos y salidas abruptas de eventos públicos, Clinton no hace sino darle municiones a Trump para que debilite su campaña.