El Búho ronda los movimientos de las universidades y de los políticos en tiempos de cambios y elecciones. Según El Búho, el agite no se ve mucho, pero se siente.
Mientras que las universidades bogotanas de cierto nivel se mueven en forma permanente reclutando catedráticos y científicos de prestigio, la mayoría de esas entidades en Barranquilla y en la Costa siguen en las mismas con los mismos y pagando salarios de miseria o por hora a 30 mil pesitos. Con muy contadas excepciones.
Y eso es muy preocupante ahora cuando se requiere en la región recurso humano altamente calificado para el buen momento que empieza a vivir la economía regional en el escenario del libre comercio y los nuevos tratados.
Lo más preocupante es que, por lo general, los rectores de aquí, tan pronto los nombran, se meten en una urna de cristal y pierden todo contacto con la gente.
Cuando debe ser todo lo contrario. Deberían salir a escuchar a la comunidad, reunirse con los gremios de la producción, con los medios de comunicación, indagar acerca de qué tipo de profesionales está requiriendo el músculo económico local y regional. Ese vicio no ha sido eliminado. Es un vicio maligno que, además, aísla la academia de la política, de los sectores productivos, de la sociedad civil.
Para citar no más un ejemplo. La Universidad Central de Bogotá acaba de nombrar a Rafael Santos Calderón decano de la Facultad de Periodismo y comunicaciones. Después de una experiencia de más de 40 años por distintos cargos en El Tiempo (hasta llegar a director), el nuevo Decano no pierde su condición de hombre comunicador y sencillo, que a toda hora le pasa al teléfono a sus colegas y vive en reuniones con los distintos estamento de la comunidad. Se reúne con los políticos, con los gremios, con las comunidades religiosas, con los sindicatos. Aquí eso no sucede. Y es lo que hace falta con urgencia.
Por lo menos la Uniautónoma cambia de rumbo
La designación del prestigioso abogado Fernando Borda Palma como una especie de top manager de la facultad de Derecho; la del consagrado periodista y catedrático Carlos Ramos Maldonado en la decanatura de Ciencias sociales y humanidades, y el veterano periodista Anuar Saad como director de Comunicaciones, es una buena señal de que las cosas en la Universidad Autónoma del Caribe empiezan cambiar. Para bien.
Ojalá que los problemas exógenos que rondan ese centro académico sean eliminados para siempre. Esa institución no merecía el rumbo indeseable que llevaba. Un centro académico no se puede manejar de manera despótica e intimidatoria. Es un despropósito. Es un absurdo.
Pero todavía quedan por ahí muchas ‘universidades’ e ‘institutos universitarios’ de garaje, aunque con la plata que le han robado a miles de alumnos y padres de familia hayan construido palacios forrados en vidrios termoacústicos. Son una estafa. No cuentan con el personal docente idóneo, precisamente, porque quieren seguir pagándole la hora a diez mil pesos, para que a las dos o tres familias dueñas de esas instituciones les entren más dineros y puedan construir mansiones con piscinas y jardines babilónicos tratando de imitar los gustos de Bill Gates.
Lástima que el Ministerio de Educación Nacional (MEN) no tenga más rigor para controlar a esos mercaderes de la educación secundaria que se alejan por completo del espíritu de la norma que establece que esos centros educativos son “fundaciones sin ánimo de lucro”. No para enriquecer a unos pocos o para convertir esas universidades en comando político para beneficio de sus dueños. Dios quiera que llegue el día en que el MEN vaya a ver las riquezas que han acumulado los nuevos millonarios de la educación en Barranquilla y en varias ciudades de la Costa. En todos ellos hay avaricia. Gula. No existe el menor asomo de vocación de servicio, de bondad, de aporte sincero a la formación de una juventud esperanzada en un mejor vivir.
Los políticos están como los armadillos
Hace algunos meses se hablaba de decenas de candidatos para Senado y Cámara en el Atlántico, con miras al debate de marzo próximo. De un tiempo para acá todo se ha quedado quieto. Como si los presuntos candidatos se hubiesen convertido en armadillos, que cuando caen las primeras gotas de un gran aguacero se encuevan y no hay quien los saque a flote.
Los únicos que se están moviendo por algunos pueblos y barrios, en reuniones privadas con pequeños grupos de líderes, son Arturo Char, quien regresaría al Senado en reemplazo de papá Fuad; y el incansable Fincho Cepeda y su fórmula para la Cámara, Armando Zabaraín, quienes «no cierran la sede en ninguna época del año», según cuenta uno de sus líderes.
También está trabajando – y duro – Eduardo Pulgar Daza que le dijo a su propia esposa la elegante Karime Mota ‘quítate tú, pa´ponerme yo”. Y ahora es él quien se lanza al ruedo como aspirante al Senado, en fórmula con Rafael Fernández Jr. (hijo del exalcalde de Sabanagrande Rafael Fernández), a la Cámara. ¿Tendrá Eduardito Pulgar el aguaje para ganar la curul? Sobre todo porque no va por la U, el partido por el cual ostenta la curul Karime. Espantado por el fantasma del umbral, prefirió meterse en las toldas liberales, en donde hay otros caimanes de más calibre y afiludos dientes. En el Partido Liberal se están apretujando muchos, y no se sabe si haya curul para tanta gente.
Por los lados del namismo, José David también trabaja como una hormiguita para repetir su curul de Senado, esta vez en fórmula con Tito Crissien Borrero, quien repite Cámara.
Roberto Gerlein Echeverría sigue con quebrantos de salud, pero mantiene su plan de regresar al Senado en el 2014 para retirarse con una corona de laurel en las sienes, como lo hacían los grandes senadores romanos en los momentos gloriosos del desaparecido imperio. De todas maneras el gerlenismo tiene definidas sus dos candidatas a Cámara: Betty Echeverría de Daníes y Aída Merlano. Es muy plausible la intención de la casa Gerlein. Darle paso al sector femenino en la política. Dicen que el más entusiasmado con la idea es el propio Julio Gerlein Echeverría, quien aunque nunca ha sido candidato a nada y se ha dedicado por completo a pegar ladrillo en sus exitosas empresas constructoras, es el gran gurú en ese grupo político. Aseguran que tiene un olfato casi científico para descubrir un buen candidato a Gobernación, Alcaldía, Asamblea, Concejo, Senado o Cámara. Dicen que un día antes de las elecciones sabe quién gana la Presidencia o la Gobernación. Y si no es el candidato que apoya el grupo, en secreto ordena a sus huestes a votar por quien él cree que va a ganar. Y siempre acierta.
Lo cual demuestra que no solamente Fuad Char es el campeón en echar rever. Detrás de él hay un poco. Lo que pasa es que trabajan escondidos.
El representante a la Cámara Laureano Acuña, mejor conocido como ‘El Gato Volador’, haciendo honor a su apodo, brinca de un lado a otro en busca de patrocinadores de su campaña. Porque la plata en sus arcas está escasa. Muy escasa. Hombre, Gatico, bien que estuvieras al lado del viejo Julio Gerlein.