
Una tertulia existencial antes de finalizar el 2020.
Por, Carlos Emilio Hoyos Turcios.
Durante esos momentos en que el primo Óscar y mi persona queremos arreglar al mundo a nuestra manera, llegamos a la conformista y tal vez equívoca conclusión de que los seres humanos somos como somos (pecadores, maldadosos, egoístas, violentos, inmorales, entre otras propiedades) son cualidades o propiedades de fábrica; es decir, lo que fuimos ayer, lo que somos hoy, y lo que seremos mañana, podría ser producto del diseño que nos dio, El que nos creó.
En este imperfecto escrito no vamos a debatir acerca del autor de la creación o del surgimiento del ser humano sobre la Tierra, no lo vamos a hacer; tampoco vamos a juzgar al autor del diseño, ni más faltaba; tampoco vamos a juzgar el tipo de diseño que nos dio el que nos creó. Este escrito imperfecto tratará de interpretar y tal vez de explicar (a nuestra manera) por qué nosotros los humanos somos como somos, y nos pasamos toda la vida buscando la perfección; vamos solo a describir (no a juzgar) el diseño que nos dio el que nos creó; repetimos, sin juzgar al Diseñador.
Uno de esos conversatorios entre el primo (Mausolo) y mi persona (Emilio), en su residencia en Barranquilla, fue el siguiente:
Mausolo: (Dirigiéndose desde la sala de espera hacia la cocina, pregunta…) ¿Primo… le provoca un cafecito figueroano?
Emilio: ¡Claro Primo! Ya deberíamos estar tomando el segundo.
Emilio: Primo… cambiando de tercio (o sea cambiando de tema): me pregunto respecto a nosotros los humanos… si decidimos creer que Dios (Creador y Diseñador) creó al mundo y al hombre, lo hizo a su imagen y semejanza (tal cual dice la Biblia en Génesis 1: 26), y nos proveyó de libre albedrío [primo… de acuerdo al diccionarios de la Real Academia de la lengua Española, (RAE), la expresión libre albedrío, significa: voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo o capricho; también significa: potestad de obrar por reflexión y elección], escuchando su voz, es decir, optando por obedecer sus mandamientos (Deuteronomio 30: 19, 20).Mausolo: sí… (respondía el Primo, fija, seria y tranquilamente mirándome al rostro, como interpretando profundamente mis apreciaciones).
Emilio: Adicionalmente Primo, el Creador nos dejó unas tareas para cumplir al pie de la letra, que son los Diez Mandamientos, que en términos generales dicen lo siguiente:
Mausolo: sí… (escuchaba atentamente mientras yo leía los Diez Mandamientos de la Ley de Dios).
«Yo, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto» (Ex 20, 2-5).
«No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios» (Ex 20, 7; Dt 5, 11).
«Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo» (Ex 20, 8-10; cf Dt 5, 12-15).
«Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar» (Ex 20, 12).
«No matarás» (Ex 20, 13).
«No cometerás adulterio» (Ex 20, 14; Dt 5, 17).
«No robarás» (Ex 20, 15; Dt 5,19).
«No darás testimonio falso contra tu prójimo» (Ex 20, 16).
«No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva» (Ex 20, 17).
«No codiciarás […] nada que […] sea de tu prójimo» (Ex 20, 17). «No desearás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo» (Dt 5, 21).
Emilio: Primo… con todo, y que nos crearon a imagen y semejanza del Creador (que es perfecto), que el Creador nos dio libre albedrío, que el Creador nos dejó diez tareas (los Diez Mandamientos) para cumplir; primo… y nosotros no somos capaces de hacer la tarea que nos encomendó el Creador, y al contrario, nos hemos dedicado a enseñar lo contrario a los demás. Creería que los Diez Mandamientos los cumplirían solo un conjunto de seres humanos; es decir, creería que no existe un ser humano en la Tierra que cumpla con los Diez mandamientos. Estamos jodidos, primo ¿no crees?
Mausolo: …mmm Primo… (respondió parsimoniosamente y casi balbuceando, reclinado en el sofá de “elefante” que tiene en la sala de espera) ¿cómo expreso primo… lo que quiero decirle? Voy a intentarlo con un ejemplo Primo… Imaginemos que yo tengo una fábrica de muñecos de juguetes; yo quiero fabricar un muñeco de ciertas características, cualidades y propiedades (por ejemplo que ría, que llore, que pronuncie varias palabras, que cante una estrofa pequeña de alguna canción conocida, etc.); lo primero que hago es imaginar el muñeco, luego lo diseño, y finalmente lo fabrico: ese muñeco sale de fábrica tal cual lo imaginé, lo diseñé y lo creé; a menos que se hayan cometido errores en el proceso de fabricación. Entonces primo… yo creería que las características, cualidades o propiedades de nosotros los humanos son consecuentes al diseño; creería que este es nuestro diseño y nada más; creería somos así porque así nos diseñaron, creería que somos así porque el molde con el que nos replicaron, es así. Ahora primo… nosotros creemos que como somos imperfectos, de repente quizás no seamos imperfectos, sino que sencillamente somos así; creería que nuestra mente cree que somos imperfectos cuando nos comparamos con el Creador o Diseñador, en razón de que no somos capaces de cumplir los Diez Mandamientos, es decir de que no somos capaces de hacer las tareas que Él nos encomendó.
Emilio: entiendo Primo… ¿Tú lo que quieres decirme Primo, es que quien no creó, nos diseñó tal cual somos, incapaces de hacer las tareas, incapaces de cumplir los Diez mandamientos?
Mausolo: ¡Exacto…Eso creería! (Respondió el Primo con voz prolongada, con su calma y su tranquilidad que lo caracteriza, que contagia a cualquiera; porque existen parsimonias que agradablemente contagian, y otras parsimonias que tienden a estresar).
Emilio: ¿…Primo, entonces ese otro componente del ser humano que es la incesante búsqueda de la perfección, es otra cualidad producto del diseño del ser humano?
Mausolo: ¡Claro Primo! Creería que no deberíamos buscarle otra explicación. Creería que nos diseñaron así, creería que así somos, y creería que así seremos por siempre, o hasta que llegue “La Piedra” y borrón y cuenta nueva, entonces nos rediseñen con otro molde.
Emilio: …Primo, analicemos la siguiente situación: El incumplimiento por parte de nosotros los humanos, por lo menos de uno de los Diez Mandamientos, no le agrada a nuestro Creador o Diseñador, y puede ser causa o motivo para no ganarnos la Salvación, es decir la Vida Eterna. Y el incumplimiento por parte de nosotros los humanos, de algunos de los Diez Mandamientos, se paga con pena o castigo de acuerdo a las leyes creadas por el hombre en la Tierra; Primo interpreto la pena o castigo que impone el hombre al hombre, como la manera de encausarlo hacia la perfección; Primo… si somos así (supuestamente imperfectos o supuestamente defectuosos) de fábrica, entonces podría deducir que a los seres humanos nos crearon para hacer lo que está al alcance de las facultades que nos otorga el diseño que nos dio el Diseñador.

Mausolo: (Acomodándose el Primo… en el sofá de “Elefante”) Mire Primo… Mi modo de interpretar y entender al ser humano es… Fuimos lo que fuimos, somos lo que somos y seremos lo que seremos, producto del diseño que nos dio el Diseñador. No se nos podría exigir dar o producir lo que no está al alcance de las facultades que nos otorga el diseño que nos dieron, como dijiste Primo. Además Primo… Pareciera que el ser humano no decidió ser bueno, pareciera que el ser humano no decidió ser malo, pareciera que el ser humano es apenas lo que el diseño le da para ser y nada más. Es lo que yo defino… “El Muñeco” es defectuoso, es imperfecto de fábrica, no se le puede pedir que actúe perfectamente. En síntesis, los posibles defectos o posibles imperfecciones del ser humano, podrían ser de diseño, mas no de voluntad del ser humano.
Carlos: (con tono risueño le dice…) Primo me gusta su interpretación “Septentrional, que llaman”.
Carlos: Primo… Cambiando de tercio… ¿Nos tomamos el segundo cafecito figueroano?
Mausolo: (Nuevamente dirigiéndose a la cocina…) ¡Claro Primo! La demora me perjudica… A lo Diomedes.
Ambos conversadores en la cocina, rodeando la estufa, como esperando la comida más deseada, prosiguen la tertulia existencial…
Carlos: Primo una pregunta final… Si le encomendaran la tarea de rediseñar a “El Muñeco” ¿Qué le quitaría y qué le pondría a “El Muñeco”?
Mausolo: (…Responde entre carcajadas) Primo… Si me encomendaran esa imposible tarea, de rediseñar “El Muñeco” le cuento que no alcanzo ni siquiera a imaginarlo, mucho menos diseñarlo, esa tarea es solo para un ser Supremo, para Dios… FIN.