CrónicasLocales

Cyrilo Swinne, sinónimo de progreso en el barrio La Paz

Dentro de sus planes no estaba el de quedarse en Barranquilla, pero su vocación de servicio lo animó a trabajar en uno de los sectores más deprimidos.

Por Cristian IbáñezChacharero

Calle 104 entre 12F y 13 1977

Calle 104 entre 12F y 13 1977

El 20 de febrero de 1977 llega a Barranquilla el padre Cyrilo, como es conocido en el barrio La Paz, al suroccidente de la ciudad y sus alrededores. Su destino final era Perú, pero unos compañeros de la comunidad  a la cual pertenece el sacerdote,  le hicieron la invitación a que conociera la Puerta de Oro de Colombia. Por esas cosas de la vida, llegó un domingo de Carnaval a la tierra que le acogería y  le contagiaría de alegría para quedarse.

Los Camilos es una orden religiosa que tiene como objetivo la construcción de una comunidad sana en todos los aspectos de la vida; físicos, psicológicos, económicos, entre otros. Desde su llegada a esta ciudad los Camilos han tratado de colmar una a una todas las necesidades a través de proyectos que benefician a una sociedad flagelada por la pobreza, basados en la misericordia para con la gente que sufre. De muchas maneras tratan de aliviar el dolor de estas comunidades ante las dificultades que se les presentan, ayudándose de la justicia para que cada persona aprenda a hacer valer sus derechos y teniendo en cuenta que, siendo mas íntegros, se pueden prevenir muchos problemas que podrían considerarse de una u otra forma innecesarios. Ese es el espíritu noble de la comunidad religiosa de  los Camilos.

Crear condiciones

A lo largo de los años se ha de admirar los resultados tan exitosos que han tenido los proyectos que  se ejecutaron en el barrio La Paz, guiados por el padre Cyrilo Swinne, pero sin duda alguna, ha sido un motivador de voluntades. De esa manera ha entusiasmado a mucha gente para trabajar en compañía de un sin numero de colaboradores que han sabido encausar los recursos en el liderazgo del holandés que, sin haber nacido en la arenosa, guarda un sentido de pertenencia y un amor profundo por quienes considera hoy en día su familia.

Calle 104 entre 12F y 13 Hoy

Calle104, entre 12F y 13 Hoy

Como ejemplo de los frutos recogidos en este trabajo se encuentra la Biblioteca Popular del Barrio La Paz, que actualmente beneficia no solo a este barrio sino  a 11 más aproximadamente, generando una mejor educación para  los estudiantes que realizan sus actividades escolares en este sitio, al igual que en el Centro Escolar Camilo, un centro de rehabilitación para niños y jóvenes de escasos recursos a los que les brindan un enfoque positivo ante la vida a pesar de las dificultades en las que viven. En el Hogar San Camilo se cumple una labor similar, pero quienes se benefician son los adultos mayores que por circunstancias de la vida se quedaron literalmente en la calle y que han encontrado una oportunidad de vivir dignamente en este lugar. Se destaca también el Hospital San Camilo que busca favorecer a las personas que sufren de algún quebranto de salud velando por prestar una atención inmediata; dentro de los espacios de recreación se encuentra  el Polideportivo, el cual es una fuente de distracción para los tiempos libres de niños jóvenes y hasta adultos que buscan ocupar el ocio de una buena forma. Es así como se ha desarrollado el barrio La Paz con la ardua tarea que llevan Los Camilos de dar a todos un mejor despertar y hasta la tranquilidad de un mejor dormir.

No todo ha sido color de rosa

antesPara nadie es un secreto que servir a la comunidad no es tan fácil como parece. Y cada vez se hace mas difícil conseguir las ayudas por la influencia de la situación económica que respira el país. Por ello es importante resaltar que para conservar las obras de  La Paz y de cualquier otro barrio es indispensable el trabajo en equipo y el sentido de pertenencia por parte de los habitantes que se benefician directa o indirectamente de estos proyectos. Por lo tanto, no se justifica que mientras que un grupo de personas trabajan día y noche para favorecer a todos, una minoría de  transeúntes de la noche que divagan en la deficiencia del alumbrado público, que se dispersan por las calles solitarias, estén al asecho de la llegada de cualquier persona para atracarla. Por lo general, estos ladronzuelos son, a su vez, víctimas del vicio. Le arrancan una cadenita de la garganta de una jovencita, y van de inmediato a la olla mas cercana (sitio en donde elaboran drogas adictivas como el bazuco o el destructivo´Campeón´). El producto del raponeo puede ser un costoso celular o reloj, pero solo reciben a cambio una miserable porción de la droga maligna que cada día los destruye y esclaviza más. Y ellos no se dan cuenta; aquellos que con fumar hierba sufren de complejo de Superman haciéndose los mejores amigos de lo ajeno, que con la astucia del Chapulín Colorado se escudan en la mendicidad. Con lo cual contagian injustamente a los débiles de la miseria que les consume. Quieran aprovecharse y destruir lo poco con lo que se cuenta, pero el tiempo encontrará la verdad para justificar las consecuencias de sus actos, a pesar de todo es de admirar las ganas con las que continua trabajando el padre Cyrilo Swinne. A veces se le nota cansado. No puede, en ocasiones, ocultar la frustración. Es difícil corregir a una sociedad torcida por el vicio, la falta de carácter, la deshonra, la inmoralidad y la incultura. Pero él es un hombre de lucha. No se arredra ante nada. Cae y se levanta con los mismos bríos, como cuando tuvo aquel famoso enfrentamiento con otro sacerdote, el cura Hoyos.

hogar san camiloCyrilo reclamaba lo justo. Los auxilios que, por ley, debía entregar el Distrito al Centro San Camilo. El alcalde era el cura Hoyos. Todopoderoso y ufano, con camisas de seda, bañado en los más finos perfumes que los lagartos de todos los colores y tamaños le llevaban cuando iban a rendirle pleitesía al semidios del Rincón Latino, que recibía aquellas ofrendas con ademas afeminados, y una que otra palabra de grueso calibre para demostrar que era «un hombre», que no lo confundieran con la «loca» del barrio. Era un reyezuelo, orondo que se paseaba por el escenario con el plumaje expandido como un pavo real. Al final, con paciencia, humildad y sabiduría, Cyrilo ganó el pleito sin lanzar un solo golpe ni una ofensa. Ganó con la integridad de su alma. Con su formación espiritual fuerte y perenne. Con esas mismas armas ha seguido construyendo en La Paz y sus alrededores una comunidad más humana, más espiritual, más solidaria, que de verdad sea una común unidad.

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