Por Rafael Sarmiento Coley
«Fiesta en corraleja» es otra de las canciones colombianas que le han dado la vuelta al mundo.
Fué grabada inicialmente por su propio autor Rubén Darío Salcedo Ruiz y luego ha tenido mas de 100 reproduciones.
Músicos de lo más granado del Mundo como el francés Frank Pourcel la han incluído en su repertorio.
Rubén Darío Salcedo nació el 6 de mayo de 1939 en Morroa, entonces corregimiento de Corozal, Súcre. Morroa era un pueblo de labriegos y artesanos.
Los hombres araban la tierra y las mujeres tejían las hamacas de la herencia indígena.
La narrativa señala que los aborígenes elaboraron a punta de un hilo grueso algo que cuando una persona se acostara se sintiera en el vientre materno.
En ése ambiente cultural nació y creció Rubén Darío, cuyo padre era un furibundo admirador del poeta nicaragüense Rubén Darío, autor del famoso poema «Azul».
Desde muy joven Salcedo Ruiz empezó a mostrar su talento musical con versos para enamorar muchachas, algo que a su padre Esteban Salcedo poco le agradaba porque quería que su hijo estudiara «para doctor».
Pero pronto la música le brotó por los poros a Rubén Darío.
El primero que le prestó atención fué el rey del Festival Vallenato Julio De la Osa, quien se entusiasmó con unas canciones que recogían voces y recuerdos de aquellos tiempos en pueblos y regiones del Bolívar viejo, del cual se desprendió el departamento de Súcre.
De la Osa también llevaba en sus entrañas las fiestas de toro, desde cuando estaba gateando en su Chochó natal, que entonces era un corregimiento de Sincelejo.
De la Osa le grabó temas de enorme aceptación popular. Entre ellos: «La colegiada», «El abogado» y «Bella cascada».
Otra de sus populares canciones es «Elvia María», grabada por él mismo con su propio grupo musical.
«Elvia María» nació de unos amoríos tormentosos con una dama de Corozal, casada con un hombre dedicado al negocio de la venta de carne de res, por lo cual andaba siempre con una rula bien afilada.
Cada vez que veía a Rubén Darío desde lejos, restregaba el machete en el pavimento en sonora advertencia al «Romeo» advenediso.
Hasta cuando una noche de sábado, pensando que Elvia María estaba sola porque el marido se iba de juerga, Rubén Darío se atrevió a ponerle una serenata.
No pudo cantar más de la primera estrofa de la canción porque de repente salió el celoso marido de Elvia María blandiendo su filudo machete.
A Rubén Darío le quedó como consuelo de aquellos amores furtivos la inspiración para componer «Elvia María», una exitosa canción grabada en su propia voz.