A los dos años de edad, tiene el don de sorprender a propios y extraños en la interpretación de varios instrumentos musicales: estamos en presencia de un genio de la música.
Por Francisco Figueroa Turcios
La lista de niños prodigio en la historia de la música es larga: Beethoven, Paganini, Lizt, Rubinstein, Yo-yo Ma, por decir algunos. A los 4 años Wolfgang Amadeus Mozart ya tocaba a la perfección sonatas en violín y piano. El conductor de orquesta mexicano y pianista excepcional Enrique Batiz, tocaba maravillosamente a los 5 años sonatas de Mozart.
Santiago Liz Blanco, según el relato de su abuela Linda Macías, cuando cumplió el año y medio de edad puso a prueba su ingenio: tomó un CD usado con un pedazo de madera y cada vez que su bisabuelo Hebert Macías tomaba la guitarra y se ponía a practicar en la puerta de su casa en el barrio San Salvador(Barranquilla), él lo acompañaba.
«Mi papá se concentraba en tocar su guitarra y no se percataba que su bisnieto Santiago estaba a su lado sin camisa, acompañándolo con una improvisado instrumento (un CD y pedazo de madera) que representaba la clave». Eso ocurrió muchas veces, relata Linda Macías, «hasta que una tarde mi nieto lo interrumpió para solicitarle que le prestara la guitarra para él tocarla. Fue cuando Hebert descubrió el talento de su bisnieto. El lo apoya mucho, ya dejó el CD y el pedazo de madera porque Hebert le facilita todos los instrumentos de su grupo musical».
Hebert Macías no ahorra adjetivos ni mucho menos su emoción porque su bisnieto sacó la vena artística de él, por lo que confiesa que «estaba triste porque ninguno de mis ocho hijos se inclinaban por la música, pero Dios me ha premiado con Santiago, que con sólo dos años de edad maneja con propiedad varios instrumentos. Le estoy dando las primera clase de guitarra, porque él se interesa en aprender a tocarla. Quiero dejarle mi legado musical a mi bisnieto, por lo que tengo todo el tiempo del mundo para cultivarle el amor por este arte. Yo aprendí empíricamente. Santiago debe aprenderlo a través de la academia, obviamente que yo le trasmitiré mis conocimientos».
Santiago Liz Blanco nació el 28 de junio de 2011 en el barrio San Salvador, de Barranquilla; sus padres son Michael Liz y Mauxi Blanco. Está en el colegio La Gracia Divina, en párvulo.
Mientras que sus primitos juegan con carritos y manejan bicicleta, Santiago cuando regresa del colegio se pone a practicar con los instrumentos de su bisabuelo.Vive en un apartamento a lado de la casa de Hebert, por lo que le queda fácil visitarlo. «A él le gusta es la música tropical, le llama mucho la atención la de Joe Arroyo. Él se pone a observar los videos y de allí que le nació la idea de fabricar su clave con un CD y un pedazo de madera», añade su abuela Linda Macias, ya que con ella es con quien vive la mayor parte del tiempo mientras sus padres trabajan.
Santiago pese a su corta edad parece que tuviera mucha experiencia cuando esta tocando cualquier instrumento y cuando se le interroga que quiere ser cuando este grande no duda en señalar que músico. «Quiero ser como abuelo, músico». A Hebert le dice abuelo porque escucha que lo llaman así.
Ser niño genio en la música se podría catalogar como un padecimiento genético. Esto lo dice la doctora Alissa Quart, en su libro Hothouse Kids: The Dilemma of the Gifted Child.