Hace 40 años, cuando empezó a hablar en público de sus colosales proyectos los contradictores lo bautizaron con el mote de ‘el congresista maqueta’.
Decían que le faltaba un tornillo en la cabeza y por eso andaba con el carro lleno de mapas, dibujos y maquetas de esas obras que él soñaba para su región. Esas ‘maquetas quiméricas’ eran: el estadio de fútbol metropolitano ‘Roberto Meléndez’ (el más grande y moderno del país), la Gran Central de Abastos del Caribe (Granabastos), la Terminal de Transporte de Pasajeros, las Plantas para triplicar la producción de agua de la desaparecida Empresas Públicas Municipales –EPM- (hoy convertida en la empresa privada Triple A), la vía Circunvalar (Martín Leyes la propuso desde entonces de doble calzada, pero el centralismo cicatero, como siempre, la redujo a una), los Consejos Regionales de Planeación Política y Económica (Corpes Regionales) y convertir a Barranquilla en punto de llegada de los cables submarino para que fuera el principal centro de comunicaciones internacionales. Esas eran las ‘maquetas’ de Pedro Martín Leyes Hernández.
Este 13 de junio se cumplieron 14 años de su fallecimiento. Venía de jugar golf (otra de sus pasiones como la política), y, en inmediaciones de Jardines de la Eternidad, en donde por esas ironías de la vida fue despedido por sus familiares y amigos el 13 de junio de 1999, sufrió un infarto cardíaco y la camioneta se estrelló contra un poste del alumbrado eléctrico.
Además, hoy 14 de junio de 2013 se cumplen 25 años de haberse posesionado como Ministro de Comunicaciones ante el presidente de la República Virgilio Barco Vargas. Fue en una ceremonia sencilla en 1988, colectivamente con los ministros: Juan Martín Caicedo Ferrer (Trabajo); Manuel Francisco Becerra (Educación); Gabriel Rosas (Agricultura), y el polémico Carlos Arturo Marulanda (Desarrollo).
Pedro Martín Leyes nació en Barranquilla el 24 de noviembre de 1937. Contrajo matrimonio con la distinguida dama barranquillera Magaly Barvo de Martín Leyes. Tuvieron tres hijas: Irene, Natalia y Mariana.
Se metió de lleno a la política en el período presidencial de López Michelsen (1974-1978). Su padre, el patricio liberal costeño y destacado industrial Carlos Martín Leyes, ya daba muestras de cansancio y quería dar el paso al costado para que Pedro asumiera las riendas del Movimiento de Mayorías Liberales y del laboratorio farmacéutico Instituto Colombo-Brasilero (Incobra). Al frente de esta empresa, de la cual hoy hay socios de Brasil, Puerto Rico, Estados Unidos y Colombia, la modernizó y colocó a la altura de los principales laboratorios nacionales. Lo cual lo llevó a ser presidente de la asociación que agrupa a estas empresas en el país (Afidro).
En 1978, al asumir su periodo el presidente Julio César Turbay Ayala (Liberal), Pedro Martín Leyes fue designado Gobernador del Atlántico (entonces eran nombrados por el Presidente de la República, no elegidos por voto popular, como ocurre hoy, a partir de la Constitución de 1991). En ese cargo estuvo casi los cuatro años del mandato de Turbay. Y empezó a empujar con todas sus fuerzas aquellas obras por las cuales se ganó el mote de ‘Congresista Maqueta’. Obras que hoy todas son una realidad, gracias al empuje y gestión que Pedro Martín Leyes les dio desde la Gobernación, la Cámara, el Senado (que presidió en 1982) y otros altos cargos que ocupó.
Su última batalla política la dio en 1991, cuando aspiró a la Gobernación del Atlántico y perdió frente a Gustavo Bell (hoy Embajador en Cuba), quien entonces era un ‘absoluto desconocido profesor universitario’, como le decían los seguidores martinleyistas. Pero ganó el ‘candidato anónimo’. Básicamente gracias al apoyo económico y político del senador Fuad Char Abdala.
La vida de Martín Leyes Hernández tiene un paralelismo con la de Tomás Suri Salcedo, el último costeño que ha logrado ocupar el Ministerio de Hacienda (la verdadera Cartera con Chequera), en 1918, durante el Gobierno de José Vicente Concha. Es decir, hace exactamente hoy 95 años que la Costa Caribe colombiana no ve a uno de sus hijos sentado en el poderoso despacho de la Hacienda Pública, desde donde se dice sí o no a la financiación de los enormes proyectos de desarrollo en Bogotá y en las demás regiones.
Tomás Suri Salcedo aprovechó su paso por el Concejo de Barranquilla, por la industria local (su padre fundó la empresa ‘Aserraderos la Industria’), para liderar ante los políticos, dirigentes y gremios locales el desarrollo de un puerto marítimo-fluvial para la ciudad. Era necesario, para ello, hacer las colosales obras de Bocas de Ceniza, para controlar la salida del Río Magdalena al Mar Caribe, de tal manera que el canal navegable hasta el futuro puerto no perdiera profundidad por la sedimentación.
Pedro Martín Leyes Hernández y Tomás Suri Salcedo (este último nacido en Santa Marta el 18 de septiembre de 1865 y educado desde niño en Barranquilla y estudios en economía y hacienda pública en Estados Unidos), dos nombres que la Costa Caribe jamás debe olvidar.
Por Rafael sarmiento Coley.