Muchos aficionados junioristas que lanzan airados improperios en el estadio metropolitano contra el técnico del Junior de Barranquilla, desconocen que Miguel Ángel el «Zurdo» López no los puede escuchar. Es sordo.
Por Francisco Figueroa Turcios
El hecho más reciente fue el día martes 11 de marzo, cuando Millonarios derrotó al Junior uno por cero en el estadio metropolitano ‘Roberto Meléndez’, lo que se constituía en la segunda derrota consecutiva del onceno ‘Tiburón’ en el Torneo Liga Postobón. Antes había perdido contra Alianza petrolera.
Los aficionados no solo lo critican por las dos derrotas consecutivas, sino por el pobre espectáculo que ofrece el equipo. Los improperios no se hicieron esperar. Los más fuertes, de alto calibre, sin duda fue ante Millos: «Zurdo bruto». «Zurdo imbécil». «Zurdo burro». «Zurdo hijueputa». «Zurdo inepto». Todo acompañado de ensordecedora y prolongada rechifla una vez culminó el partido.
De lo que no se han percatado los aficionados es que Miguel Ángel López no se inmuta cuándo le gritan. ¿Será que practica yoga o algún espiritual que lo inmuniza contra los ataques? ¿Será arrogante e insensible? ¿Será que usa el teflón alrededor de su cuerpo para que todo le resbale como a cierto expresidente a quien no se le pega nada de lo malo y podrido que hicieron los que lo rodearon?
No. Lo que sucede al «Zurdo» López es que tiene problemas de audición. Es sordo.
El «Zurdo» usa un aparato auditivo
Conociendo su discapacidad, el técnico recurrió a un aparato auditivo para superarla, que se coloca en la oreja izquierda.
No lo utiliza permanentemente. Como buen argentino, para simular solo se lo pone en ocasiones especiales donde requiere escuchar a la perfección, por ejemplo, en las ruedas de prensa, en los entrenamientos, cuando dialoga con los directivos para negociar sus contratos en dolaretes, y durante los 90 minutos de los partidos (excepto en aquellos en los que ya se ve perdido y prefiere quitarse el aparatejo 5 minutos antes del pitazo final para no recibir los insultos). Lo hace con tanto disimulo y habilidad, que nadie lo nota, y como el adminiculo es tan pequeño, se hace casi invisible desde lejitos.
El auricular es tan pequeño que pasa desapercibido, hasta el punto de que muchos aficionados desconocen de esta discapacidad del técnico del Junior. Y es que el «Zurdo» se ingenió la forma de quitarse el aparato en esos minutos finales de los partidos «para el olvido», sin que nadie lo detecte. Hace el ademán de rascarse la oreja o se la soba como si fuera un manager de béisbol. La gente le grita y le grita, le manda ‘madrazos’ e ‘hijueputadas’ a la yugular, pero él, como no escucha nada, no se ofende.
Entonces, ¿para qué se desgasta la afición ‘mentándole la madre’ al Zurdo López, si él no los escucha? Como es propio del barranquillero, no faltará el mamagallista que ya no le dirá «Zurdo» López, sino «Sordo» López.
Dos pruebas de fuego
Miguel Ángel López vive momentos futbolísticos difíciles. Hasta ahora gozaba de los ahorros que obtuvo en el inicio del torneo en materia de resultados, pero se está acercando al saldo en rojo porque no logra convencer con el fútbol y ya ve las derrotas. El equipo juega apático, sin jerarquía, tanto de local como de visitante.
Junior tiene dos partidos que son sin duda termómetros para la permanencia del «Zurdo» López en la dirección técnica del Junior: Tolima y Uniatónoma FC.
El domingo 16 de marzo ante el Deportes Tolima, en Ibagué, debe ser un partido presupuestado para ganar los tres puntos ante el mal nivel del cuadro «Pijao» en el torneo, que se ve reflejado en la tabla de posiciones en donde ocupan los últimos lugares. Esa campaña del Tolima hacía rato no se veía, porque siempre era protagonista del fútbol colombiano.
El jueves 20 de marzo, el Junior tendrá que jugar el derby del fútbol barranquillero ante Uniatónoma FC. Como una paradoja, esta vez no tienen estadio ni uno ni el otro, porque el metropolitano, que ambos comparten, será cerrado por la instalación de la pista atlética (que según versiones recibidas, tendrá la misma tecnología de la de los Juegos Olímpicos. Con las demoras, así sea con las uñas, lo ideal es que se repare, de una vez por todas, tan importante escenario del deporte local).
Muchos críticos consideran que Miguel Ángel López tiene contados los días en el Junior. Lo que ocurre es que hay unos extraños amores entre este técnico de poca fortuna deportiva y algunos de los dueños del Junior. No se sabe si es Fuad o Antonio. No se sabe quién de los dos lo aman. Y por qué, si casi siempre fracasa en el equipo. ¿Cuál esa esa misteriosa química? Esa es la pregunta misteriosa. Ahora bien. Si fuera un estratega genial como el Maestro Zubeldía, vaya y venga. Porque ese sí podía darse el lujo de perder todos los partidos, pero en su escuela, tal como lo hizo en Estudiantes de la Plata, estaba formando consagrados jugadores. El Zurdo fue alumno de Zubeldía, pero malísimo discípulo como técnico. Para colmo, ya Julio Abelino Comesaña está en Barranquilla; y es probable que se camufle entre los hinchas para pasar desapercibido. Él también podría gritar sin miedo a ser escuchado desde la tribuna. Pero como se meta en el palco presidencial y le hable bajito a don Fuad Char o a Antonio, los dueños del equipo, de seguro el «Zurdo» sí se coloque de principio a fin su aparato en las orejas.