Arranca la montaña en la etapa 10 y el escarabajo colombiano del Movistar Team demuestra por qué es el verdadero gallo a vencer.
Por Jorge Sarmiento Figueroa – Editor general
Nairo Quintana tiene solo 25 años, una edad joven en el ciclismo. Sus máximos rivales en la versión 2015 del Tour de Francia, Chris Froome, Alberto Contador y Vincenzo Nibali, superan los 30 años. Por eso el mundo del deporte sobre ruedas sigue al colombiano como una estrella naciente que asombra por su brillo propio.
En el Tour de Francia y en todas las competiciones en las que participa, Nairo Quintana inicia pedaleando para mantenerse en buen puesto, para no quedar demasiado rezagado frente a los velocistas que aprovechan el terreno plano para sacar su ventaja.

Chris Froome, líder de la general, pedalea a más no poder, Quintana lo sigue como si fueran de paseo.
Sin embargo, cuando llega la montaña, el que sale a relucir con toda su fuerza descomunal es el líder del Movistar Team, ese boyacense que aprendió a montar bicicleta desde cuando mamaba teta y tenía que ir al colegio escalando empinadas del altiplano en una bicicleta más pesada que un burro de hierro. Por eso las montañas de Francia le parecen juego de niños, mientras que a sus rivales se les ve sacando la lengua en todo momento.
Etapa 10
Este año, el primer encuentro de la montaña del Tour de Francia, que se disputó en La Pierre Saint Martin, lo ganó el líder Chris Froome, del Sky. Quintana llegó tercero, con lo cual asciende también en la clasificación general a esa posición. De esta manera no solo sube a ese podio, sino que pasa a vestir la camiseta blanca para distinguirse como el mejor entre los jóvenes del Tour.
En declaraciones dadas al finalizar la etapa corrida este martes 14 de julio, Quintana se mostró mesurado y respetuoso del reto: “Ha sido una etapa durísima, con un calor infernal, todo el día a ritmo bastante fuerte, sobre todo desde que hemos cogido el mando. Queríamos probar un poco a los rivales, ver cómo estaban, y nos hemos encontrado la superioridad de Chris Froome. Estaba muy fuerte y hay que aceptarlo. Intentaremos buscar alguna estrategia o alianza para tratar de recuperar tiempo o, al menos, mantenernos en el lugar que estamos. Hay que esperar día a día. Hemos visto otros años que en alguna de las etapas finales le costaba con el paso de los días; veremos si algún día falla o si hay jornadas en las cuales esté yo más inspirado. ¿Mis opciones de triunfo? Se han agotado un poco, pero sigo soñando con el amarillo y voy a luchar hasta el final por conseguirlo”.