Por: Francisco Figueroa Turcios
En mi mente todavía retumban el murmullo de las veinte o treinta mujeres que todas las madrugadas se apostaban frente a la casa de mis padres Olimpo Figueroa y Narcisa Turcios para esperar que aparecieran los primeros rayos del sol para comenzar su faena de repartir de tienda en tienda los bollos limpios sin sal, en los barrios de Corozal.
Mi padre, Olimpo Figueroa Reyes, quien también madrugaba para ultimar detalles para abrir la tienda se volvió un cómplice de ese puñado de mujeres que cumplían una ardua tarea de viajar de San Juan de Betulia a Corozal en sus burros con sus cajones llenos de bollos limpios sin sal para venderlos porque él, al son de una décima les brindaba una taza de café para activarlas en su jornada laboral.
La casa de mis padres, que estaba ubicada frente a la antigua Escuela Normal de Corozal, era el punto de partida para comenzar la faena diaria… cada una de ellas tenia su propia ruta para distribuir en las tiendas los bollos limpios sin sal. Había una cofradía entre las bolleras, un gran lazo de hermandad, no sentían rivalidad, por lo contrario aplicaba el viejo refrán una mano lava la otra, las dos la cara.
Francisca ´Pacha´ Torres, Silveria Ortega, Epifanía Guarín, Felina Sierra, Eufrasia Acosta, Dorotea Torres , Isabel Montes, María Inés Avíléz, Josefa Meza, Calixta Herazo, Manuela Herazo, Romana Acosta, Gilma Tovar, Natividad Tovar, Dionisia Tovar, Isabelita Tovar, Estebana Mendoza , Delia Severiche, Adela Mendoza, Luisana Tovar, Lerna Meza, Margarita Acosta, María Lázaro, Ana Griselda, Delis María Tovar, Teodora Lázaro Tovar y Lina Lázaro Tovar conforman la galería de las bolleras que a diario viajaban en burro de San Juan de Betulia a Corozal. El listado de las bolleras lo referencia el portal web San Juan de Betulia Galería de Nostalgia.
Lina Lázaro Tovar , con 78 años a cuesta, es la única sobreviviente de esa generación de mujeres que escribieron una historia en el mundo del bollo limpio sin sal en San Juan de Betulia. Para ser más exactos, ella es una leyenda viva de la historia de las bolleras.
«Ser bollera durante 50 años es un orgullo, porque con esta humilde labor pude criar con el apoyo de mi esposo Ismael Figueroa mis cuatros hijos: Francisco, Ismael, Edith y Rosiris Figueroa Lázaro. Lo más importante es que todavía fabrico los bollos limpios sin sal y lo haré hasta el último día de mi existencia porque es una pasión que heredé de mi mamá, Antonieta Tovar.» revela Lina Lázaro Tovar, sobre el significado de ser bollera.
Las jornadas se movilizarse en burro no eran fácil porque la carretera entre San Juan de Betulia y Corozal en esa época no estaba pavimentada por lo que en época de invierno tenían que afrontar los fuertes aguaceros y la vía se ponía en mal estado por lo que duraban hasta dos horas para trasladarse de un lugar a otro.
«Las ironías de la vida ahora que esta la carretera pavimentada en carro de Betulia a Corozal demora 10 minutos y nosotras en burro durábamos hasta dos horas en época de invierno. En el invierno sufríamos mucho porque los paraguas no era suficientes para protegernos de los fuertes aguaceros. De todas maneras fue una experiencia de vida que vivimos y le damos gracias a Dios que lo hacíamos con mucho amor por nuestras familias. Recuerdo que hacíamos dos paradas la primera en la casa de Olimpo Figueroa para esperar que amaneciera y de regreso cuando repartíamos todos los bollos todas llegábamos a la piladora de Marcos Narváez para comprar el maíz blanco » relata Lina Lázaro sobre las vivencias de trasladarse de San Juan de Betulia a Corozal en burro.
Las cosas han cambiado, ahora Lina fabrica los bollos con el apoyo de su sobrina Mabel Mercado y su nieto Jair Figueroa los reparte en las tiendas en una moto..es decir que la comercialización de los bollos paso de la época del burro a la moto.
Lina Lázaro Tovar, siente nostalgia porque ella es el último eslabón en la fabricación del bollo limpio sin sal porque sus dos hijas Mabel y Rosiris no se interesaron en aprender el proceso de la fabricación de los bollos y menos los nietos. «Le confieso que el día en que yo me muera, hasta ese día se acabó la fabricación de los bollos limpios sin sal, ninguno de mis familia se interesó en aprender el proceso de la fabricación del bollo. Una lastima que se pierda esa tradición que es patrimonio de nosotros los betulianos» puntualiza Lina Lázaro Tovar sobre el final de la fabricación de los bollos limpios sin sal.
Sin duda, Lina Lázaro Tovar es una leyenda viva de la historia de las bolleras. San Juan de Betulia esta en mora de hacerle un homenaje a estas mujeres creadoras de un patrimonio de la gastronomía de las sabanas de Sucre. Hay que hacer una escultura en homenaje a las bolleras, para que Lina sea testigo ante de morir… .