La sencillez de un carnaval que emerge entre palcos y palos de mango emula el inicio del Carnaval de Barranquilla.
Por: Melissa Ochoa
La tradicional Batalla de Flores que desde hace 41 años engalana las calles del municipio de Santo Tomás, volvió a encender este sábado 3 de febrero la chispa que mantiene viva el carnaval.
El desfile que contó con 64 grupos artísticos entre comparsas, danzas locales e invitadas, inició su recorrido con el sol en lo más alto del día, con cerca de 500.000 espectadores que se sumaron esta vez a las carnestolendas del llamado municipio verde, muchos de ellos vecinos de municipios aledaños y de la capital del Departamento.
La festividad tiene lugar durante el preámbulo de la fiesta central del Carnaval de Barranquilla, hace parte de la agenda de eventos municipales que con el apoyo de la Gobernación del Atlántico y el Ministerio de cultura busca unificar el carnaval de todos de la mano de las fiestas municipales.
En la celebración que este año contó con un apoyo económico de 90 millones pesos por parte de la Gobernación del Atlántico estuvo presente el Gobernador Eduardo Verano de la Rosa y el alcalde Municipal Luis Escorcia.

El Compadre Lencho, humorista costeño saluda los espectadores disfrazado de Pedro Picapiedra, otro personaje que nunca se queda por fuera de los carnavales.
Año tras año atrae esta oferta de eventos atrae más seguidores, la alegría de todos los atlanticenses se desborda en un elaborado espectáculo que busca cumplir con las exigencias de un gran carnaval y escenarios adecuados a la altura de la ya conocida fiesta colombiana, catalogada como la más grande del país.
El sello del Carnaval de Santo Tomás
El carnaval de Santo Tomás logra un sello particular: Conserva la sencilla esencia de un sitio en donde aún se puede disfrutar del carnaval del pueblo desde la comodidad del balcón de la casa, el bordillo o la paredilla del callejón, a la sombra de frondosos palos de mango.

Hasta la paredilla del callejón se vueve palco bajo un palo e mango en la calles de Santo Tomás para apreciar mejor la Batalla de Flores del Pueblo.
El auge del Carnaval de Santo Tomás convoca desde tempranas horas a decenas de vehículos de diverso tipo, llenos de turistas nacionales y extranjeros, así como de locales que vuelven a su tierra porque tampoco quieren quedarse por fuera. La llegada hasta ‘San Toto’ es digna de apreciación, ya sea en carros particulares, en chivas, moto o carri coche, algunos otros optan en su gran mayoría por arribar en autobuses especiales con aire acondicionado y camisetas personalizadas para cada grupo, con un costo que oscila entre los 25.000 y hasta los 185.000 pesos por persona.
Salen desde la zona norte de la ciudad como el boulevard de Buenavista, el parque de Villa Santos, o de algunas discotecas que incluyen un combo con palco, oferta de licores, comida y hasta after party una vez retornen a la ciudad.
Otra alternativa para aventurarse en un plan que acomode más bien al bolsillo es la que ofrecen las rutas intermunicipales del servicio público por un valor de 4.500 la ida y 2.500 el regreso en horas de la tarde, su único lujo es gozar del jolgorio de los demás pasajeros y el autoservicio para alcanzar la bolsa de ‘diabolines’, con un costo de 1.000 pesos por fuera del pasaje.
Esta versión de la travesía intermunicipal al mejor estilo del costeño del común, sale desde la Carrera 38 con Calle 38 detrás de la Biblioteca Departamental Meira del Mar en el Centro historico de Barranquilla y es una de las opciones más pintorescas para apreciar la fiesta desde una mirada más auténtica y cercana a la cotidianidad del Atlántico, recomendable sobre todo para mochileros.
Sea cual sea el plan que decidas para no dejar de visitar cualquier municipio del Departamento o disfrutar cualquier evento del carnaval la protección solar (Un buen bloqueador, camisetas informales y mochilas, son algunas de las recomendaciones a tener en cuenta respecto de la vestimenta adecuada).
Una vez se cumple con llegar hasta el destino deseado al que se debe salir con horas de anticipación al evento para evitar trancones, una ola de calor que se funde entre el ambiente festivo y el aroma del chicharrón frito, el sancocho de mondongo, y los chuzos asados golpean la piel del asombrado espectador que se dispone a una caminata de al menos un kilómetro de distancia, si no se decide por ninguno de los carricoches que aguardan por su llegada formando un camino real con sus vehículos por el que traspasa un mar de gente que desciende hasta el epicentro de la Batalla de Flores.
El regreso será similar, aunque quizá con un poco más de desorden, la afluencia de personas que vienen y van se extenderá hasta la noche cuando se de lugar al reinado municipal en donde las candidatas de los diferentes municipios disputan por la corona en un concurso de baile y talentos, y al igual el próximo año los que faltan por ir estarán haciendo frente en la Batalla de Flores que nos recuerda cómo fue que todo empezó.