Sea cual fuere la razón que motivó a los terroristas, los atentados contra la Policía en Barranquilla tienen su principal origen en el tráfico de drogas.
Por: Victor Herrera
Victor Herrera Michel
La ciudad aún está sobresaltada, tratando de recobrar la tranquilidad, luego del criminal atentado terrorista que no tiene precedentes y que cobró la vida de varios agentes de policía y causó heridas de consideración a muchos más en un doble ataque en Barranquilla y Soledad.
Las autoridades a cargo de la investigación declaran la autoría del ELN. ¿Será entonces casualidad que el atentado terrorista se haya perpetrado en la ciudad del jefe negociador del gobierno, Gustavo Bell Lemus?
Por otra parte, el alcalde Alex Char lo relacionó inicialmente con una retaliación de los grupos que trafican con estupefacientes en Barranquilla como respuesta a los golpes que le ha venido propinando la Policía en los últimos meses. Al respecto recordemos que en Noviembre de 2016, por órdenes de la Fiscalía, fueron capturados 3 agentes de la Policía – uno de ellos comandante del CAI de Rebolo – todos adscritos, precisamente, a la Estación San José, vinculados a una investigación por nexos con una red de micro tráfico de drogas.
Ambas versiones tienen su origen en un Daño Colateral de dos vías. Una, de un proceso en donde el gobierno nacional, en cabeza del Presidente Juan Manuel Santos, se ha embarcado casi de manera obsesiva y soberbia – en medio de conversaciones que se adelantan con las guerrillas “en Caliente”, es decir en medio del conflicto armado – sin percatarse de las verdaderas consecuencias que esto ha traído para el país.
Y otra que recordó recientemente el diario norteamericano Washington Post cuando reveló una tensa conversación telefónica entre el presidente de los EEUU, Donald Trump, y el colombiano Santos en la que el primero aprovechó el diálogo, realizado en agosto del año anterior, para recriminarle: “..Tenemos un desastre en nuestras manos y usted se preocupa más por la guerrilla que por los estadounidenses..”.
Un mes después Colombia estuvo a punto de ser descertificada por “..el extraordinario crecimiento de los cultivos y producción de coca en estos últimos tres años, incluyendo un récord en los cultivos en estos últimos 12 meses..” dice el texto del informe sobre Mayores Países Productores. Incluso el secretario adjunto de Estado de los EE.UU. para Seguridad y Lucha Antinarcóticos, el ex embajador en Colombia William Brownfield, advirtió que el Gobierno del presidente Santos descuidó la lucha contra el narcotráfico en los últimos seis años para lograr un acuerdo de paz con las Farc, lo que, a su juicio, provocó un alarmante aumento en la producción de cocaína.
En efecto, Colombia pasó de 60 mil hectáreas de cultivos ilícitos a casi 188 mil hectáreas en esos 6 años. Es decir, se triplicó la cifra de cultivos y por supuesto también su consumo. Esto provocó la literal inundación de droga en las calles de las principales ciudades de nuestro país transportadas por las bandas criminales hasta colegios, universidades y barrios captando cada vez un mayor número de consumidores – muchos de ellos niños y jóvenes – y acompañado por todo el poder intimidador de corrupción y, por supuesto, de violencia generalizada que entraña este tipo de actividades.
No debemos olvidar tampoco que es por nuestro Caribe colombiano por donde transita la droga que, a través de las islas y de Centroamérica, llega a México, los EEUU y Europa.
Sí, es por nuestras carreteras y vías por donde circulan los estupefacientes que se consumen en el mercado doméstico de la región y los que se “exportan” para ser consumidos en los principales mercados del exterior. He allí el protagonismo y la importancia de nuestra región para los “varones” de la droga.
@vherreram
