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La filantropía es el mejor ingrediente de Carlos García

El chef venezolano Carlos García nos contó su paso por Río y su llegada a la ciudad en la pasada feria gastronómica Sabor Barranquilla.

Por: Gersón De Jesús Brugés Gonzálezchacharero

Paternal y cocinero, se define de forma clara y concisa Carlos García un experimentado y buen portado chef venezolano quien se acaba de bajar del avión proveniente de Rio de Janeiro para aterrizar en la calurosa Barranquilla donde su nivel de aprendizaje lo ha llevado a ser una persona más humana.

Palmeras plásticas, verduras como ajíes y pimentones iluminados rodeaban la presentación de Carlos en la tarima principal de la feria gastronómica más importante de la ciudad, Sabor Barranquilla, bañado de una silueta color naranja la cual cubría todo el auditorio del nuevo Centro de convenciones Puerta de Oro. Todo se compenetraba para crear un ambiente social donde la comida era la protagonista, ese mismo protagonismo le daba valor a cada ingrediente en el plato donde Carlos fijaba su tranquila mirada cubierta de una paciencia inexplicable la cual se percibía en medio de su preparación. Allí no estaba su pensamiento, aún estaba en Brasil y no era sorpresa que después de bajar del escenario en medio de la entrevista se notaba ido y cabizbajo tras contarme que en menos de 24 horas estuvo en uno de los sectores marginales de Río de Janeiro, habitado por vagabundos y mendigos.

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«Mirar hacia atrás y entender lo que realmente nos gusta es vital para generar un recuerdo a futuro»: Carlos García.

En ese lugar estuvo preparando platos de calidad con las sobras de comida en buen estado que dejaban los competidores en la villa olímpica en el oeste de la ciudad, y en unas cuantas horas después se encontraba en una lujosa feria de gastronomía en el Caribe Colombiano rodeado de la alta alcurnia de la sociedad barranquillera. Estos dos contrastes marcaron un momento especial mostrado en cada palabra y expresión  que salía en esa pequeña zona vip del recinto, bañado de una decoración tropical dentro de dos realidades vividas en lugares distintos produciendo en Carlos un choque cultural tan fuerte que en instantes su rostro y pensamiento viajaban dejando un semblante distraído.

La carrera profesional de culinaria que Carlos ha podido experimentar nace gracias a esa emigración a Barcelona-España donde le debe gran parte de su vida y experiencia después de vivir más de 13 años en la comunidad autónoma de Cataluña, la cual es testigo de una de las experiencias más fuertes que Carlos ha podido vivir más adelante nos cuenta ese episodio que marcó su vida. Como chef la cocina la define como un accidente no heredado de su familia, desde la edad de 7 años este pequeño que ahora mide casi dos metros de altura, tuvo esa chispa por hacer platos y cocinar pero en sus razonamientos nunca lo vio como una carrera profesional de la cual se pueda vivir, 24 años después la pasión por hacer lo que le gusta lo ha llevado a recorrer parte del mundo mostrando su mejores platos a todos sus comensales.

“Ahora estoy viendo hacia mis antepasados, mis inicios, recordar lo que de verdad nos gustaría comer”, afirma con autoridad y gran convencimiento dándole valor a la comida tradicional que sus abuelas les preparaban todos los domingos bajo el fogón, desprendiendo un olor embriagante que despertaba lo sentidos de ese niño cocinero que hoy es destacado gracias a su negocio llamado Alto restaurante, un reconocido baluarte de la alta cocina quien lo llevó hacer parte de esta feria en la ciudad de Barranquilla como chef internacional. Carlos destaca que lo más valioso que puede tener su restaurante es aquel recuerdo que el visitante se pueda llevar al probar sus platos y que en otro tiempo pueda recordar de forma precisa el plato y el lugar donde probó esa exquisita comida, la cual despierta recuerdos intangibles que no son borrados por el tiempo y que garantizan que aquel comensal tenga la oportunidad de regresar.

Mis mayores influencias

Nuestra vida profesional la obtenemos gracias a las influencias de las personas que nos han rodeado durante muchos años. Carlos guarda silencio por algunos minutos al nombrar a las personas que han construido en su ser tanto en la parte humana como en la técnica la experiencia de ser un cocinero de talla internacional, al pronunciarlos de forma pausada casi que por silaba puso en primer lugar a Mariano Monsalve, un ser humano que insertó el respeto por la cocina y al mismo tiempo por las personas que lo rodean como una base sólida de crear un nombre dentro del mundo de la gastronomía nacional e internacional, entre otros destacó a su amigo personal Massimo Bottura uno de los mejores chefs italianos del mundo quien entre conversaciones recuerda aquella tarde cuando ambos se encontraban haciendo parte de un proyecto social para darle de comer a las personas en un comedor comunitario. “Él me decía que escuchara la carne como se fritaba, que la escuchara y en ese momento podía poner los tomates a sofreír”, afirma Carlos aprendiendo a usar los sentidos para construir un plato digno que se pudiera comer.

Entre risas recuerda su primera receta, una hermosa mañana se levantó antes que sus padres para hacerles un desayuno y como buen venezolano las arepas no pueden faltar en la mesa, tomó una taza de harina, sal y azúcar dando como resultado la arepa más salada del mundo enfatizó con una gran sonrisa de oreja a oreja que nunca lo va a olvidar en toda su vida.

Carlos García cursó estudios completos de cocina en la Escuela de Hostelería Hoffman, en Barcelona-España, en 1996. Realizó prácticas en restaurantes como El Bulli en 1998, el Celler de Can Roca en 2005, entre otros. En su país natal Venezuela, comenzó en 1991 abriéndose camino en varios locales, hasta hacerse chef de Malabar entre el periodo de 2003 y 2007 en donde alcanzó gran reconocimiento y respeto en Caracas, con una propuesta de cocina internacional creativa. A finales de 2007, abrió su propio restaurante, recibió la distinción Tenedor de Oro al Chef del Año, otorgada por la Academia Venezolana de Gastronomía.

Su restaurante sirve los sabores venezolanos sobre mantel largo, en una propuesta que hace de la mesa un punto de encuentro social y ciudadano. Interpreta su territorio incorporando ingredientes locales representativos, como el cacao, estableciendo una relación directa con productores locales. Convencido del valor y la calidad del grano criollo venezolano, dedica parte importante de su trabajo a promoverlo como ingrediente esencial y bandera dentro de su discurso.

La comida brinda experiencias inolvidables

Esta inmensa experiencia durante años que ha obtenido Carlos le ha servido para seguir adelante y conocer cada día más de su oficio, hace una semana nos contaba que tuvo una de sus mayores vivencias y episodios que le ha tocado su corazón. Hace parte del proyecto Reffetorio Gastromotiva en Río donde cocinó junto a colegas a más de 20 indigentes, tuvo un momento especial cuando se le acercó una de estas personas con lágrimas en sus ojos dándole las gracias por obsequiarle ese plato de comida que en su vida pensó que podría haber degustado de manos de un chef internacional. “Para mí el mejor plato no consta de los ingredientes que tenga. Se basa en lo que como cocinero pueda producir en aquella persona que degusta ese plato, lo viví en Río con estos “homeless”, donde los mejores chefs de todo el mundo van hacer una cena semanal para esta comunidad y sé que no tendrán los ingredientes que uno desearía porque el proyecto son con la comida no manipulada que sobra de la villa olímpica pero con eso hacemos algo especial y lo hemos reflejado en la alegría de esas personas, ese ha sido el mejor plato que hecho en mi vida”, comentó Carlos con una voz tenue y emocional reconociendo que lo que necesita un chef es ser más humano, transferir ese amor en la cocina es vital.

Carlos ha contado con la fortuna de crecer con un apoyo fundamental que es su familia, su esposa Alejandra del Villar y su hija Laia García de 7 años, quienes se han convertido en su motivación diaria, él se encarga de llevarle el sabor de su comida en la mesa de su casa cuando su esposa quien no maneja absolutamente nada en preparación de alimentos llega con su hija, una hermosa niña alegre y risueña que por el momento no despierta interés por la cocina donde su padre no tiene el mínimo problema, lo que ella decida la apoyará al cien por ciento.

El corazón de Carlos siempre ha sido embargado por aquel sentimiento de confianza por el prójimo, el mismo lo cataloga como su mayor defecto y su mayor virtud, grandes desafíos ha enfrentado en toda su vida para construir un nombre del cual vivir y regocijarse, una fractura en la rodilla en el restaurante el Bulli que le costó mucho tiempo en recuperarse, su retiro por algunos meses de la cocina por estar cansado de trabajar 18 horas diarias sin pago y la decepción en personas en la cual deposita su confianza para crecer y expandirse en su negocio de gastronomía son algunos de los episodios que aun escribe este gran ser humano quien hoy es ejemplo para cientos de jóvenes en todas partes del mundo quienes están en la misma carrera por algún día tener el título de chef internacional.

About author

Profesional en Comunicación Social – Periodismo, Especialista en Gerencia de la Comunicación Organizacional de la Universidad Autónoma del Caribe. Actualmente estudia un diplomado en Marketing y Emprendimiento Digital de la Universidad del Norte. Locutor y presentador de radio y televisión local, se ha desempeñado como directivo de Comunicaciones, community manager y jefe de prensa en distintas organizaciones de la ciudad. Barranquillero emprendedor, ganador del concurso digital tuiteros Carnaval Movistar 2015, ha participado del concurso del Centro de Emprendimiento de Startups, Idea Tu empresa 2017 y ha sido participante del Concurso Nacional de Cuento RCN – Ministerio de Educación 2018. Enamorado de Dios, la música y el arroz de coco. Email: gersonbruges94@gmail.com / Twitter- Instagram: @gersonbrugestv
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