Sin categoría

La esposa de Gabo: la mujer que no queremos ser

Este artículo no es sobre Mercedes Barcha, a quien no conocimos y quien de seguro fue una gran mujer, valorada y amada por muchos.

Nos referimos aquí al estereotipo que se ha construido alrededor suyo, a la idea que tienen ciertas personas de ella y que se ve afianzada por algunos personajes femeninos creados por Gabriel García Márquez.

Por, VolvióJuanita.

Sentimos la necesidad de analizar ciertos temas que se articulan en torno a su nombre y que siguen reproduciéndose en el despliegue mediático que ha sucedido a su muerte, entre ellos el que siempre haya sido vista como el estereotipo de la buena mujer, la compañera ideal, añoranza de tanto intelectual viejo y de los nuevos viejos. Ahora que no está —que es cuando, paradójicamente, se torna más visible—, hemos visto crecer la apología a este modelo de feminidad. Cuando leemos lo que se está escribiendo sobre “La Gaba”, las nuevas mujeres, feministas declaradas o no, no podemos sino leerlo como una suerte de “jalón de orejas”: “Aprendan de una mujer que sí supo llevar su lugar. Sean así y serán dignas de admiración”.

Ofrecemos aquí algunos puntos de reflexión, que deberían ser obvios en este siglo XXI del #MeToo y del #NiUnaMenos, pero que parece necesario seguir apuntando una y otra vez, hasta que calen hondo en el pozo profundo del patriarcado.

  1. La esposa de…

Que a una mujer se la reconozca principalmente por ser la esposa o compañera de alguien es lo más patriarcal y desindividualizante que existe. No hay nada que se sepa o diga de ella que no tenga que ver con el esposo.

  1. Hija de su padre

El complemento del “esposa de…”. Se menciona quién es el padre. La madre no importa.

  1. El pacto cómplice

Se enfatiza en que ella concertó esa relación y la forma en que fue llevada, es decir, que ella gustosa asumió ese rol (como la menor de edad Remedios Moscote cuando se casa con el pederasta Aureliano). Ni el marido ni las normas de la sociedad las obligaron, ni pensarlo. Libremente, sin ninguna presión, aceptaron porque ahí estaba su realización. ¿En qué mundo viven quienes creen que somos libres? En el mundo de los privilegios, seguramente.

  1. Tú, la misma de ayer, la incondicional

Ya lo dice Rousseau en Emilio o de la educación: “[…] toda la educación de las mujeres debe ser relativa a los hombres. Complacerles, serles útiles, hacerse amar y honrar de ellos, educarlos de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarles, consolarles, hacerles la vida agradable y dulce: he aquí los deberes de las mujeres en todos los tiempos y lo que se debe enseñar desde la infancia”. Simone de Beauvoir explica en El segundo sexo que la educación de la mujer la ha llevado a representar el ser-para-otro por excelencia.

Así que debemos ser el apoyo incondicional. Apoyar no está mal, de hecho el feminismo exhorta a ello; pero ser vista solo como eso significa que no tener un rol principal sino secundario. Por su lado, ser incondicional remite a que sin importar lo que el otro haga o te haga, estarás ahí, que aguantarás todo. La buena esposa no puede irse, debe quedarse pese a todo (lo que ese “todo” implica es inconmensurable). No puede ser este un modelo para las nuevas generaciones.

  1. El ángel del hogar

Sobre esta figura, el feminismo ha escrito mucho. La mujer como ángel de la guarda que vela a la cabecera de la cama de alguien para protegerlo del mal. Su lugar es el espacio doméstico.

En lo que sí estamos de acuerdo es que el trabajo doméstico debe ser igual de valorado que el trabajo intelectual o el trabajo fuera de casa. Es la rueda que hace mover al mundo. Además, a la economía doméstica hay que agregar la afectiva y la de cuidados: las mujeres se encargan normalmente de regular los lazos afectivos familiares y de amistad, y cuidar física y emocionalmente a toda persona que lo necesite. Ambos son trabajos desgastantes y desdeñados.

  1. La mamá grande

Vigilantes perpetuas de las normas de género, ven a las otras mujeres como enemigas, “salteadoras”. Nunca se habla de su posible apoyo a otras, eso no cuenta.

  1. Discreción ante todo

Bien conocemos el rumor que pesa sobre la mujer pública, la que busca el reconocimiento. Es una mala mujer: una puta. Las mujeres, mejor calladitas y atrás, con bajo perfil, recatadas, sin protagonismo.

  1. La falacia del poder tras el poder

Sin ella, él no hubiera podido… Es verdad. Pero si no hubiera sido ella, seguro que él se hubiera conseguido otra, distinta o parecida, pero con el mismo rol. Y sin él, ¿qué habría llegado a ser ella?

  1. La sacrificada

Ella se sacrificó para que él pudiera escribir. Nosotras no queremos sacrificarnos por nadie. No queremos que ninguna persona se sacrifique por nadie.

  1. Guardiana de los secretos que se lleva a la tumba

Una buena mujer nunca revela los secretos de su marido, nunca hablará mal de él.

Pues debería. Debería haberlo dicho todo, debería haber revelado al mundo los pergaminos de tantas Úrsulas y Fernandas del Carpio que contienen las mezquindades que la vida conyugal tradicional depara a las mujeres, para que el huracán de su voz borrara al patriarcado de la faz de la tierra y que ninguna mujer tuviera que repetir lo que han vivido las estirpes condenadas a cien años (nos quedamos cortas) de dominación masculina.

Epígrafe

Es necesario aclarar que muchas de las mujeres que más amamos representan este papel, o lo representan en parte. No por ello las amamos menos. No queremos causarles dolor por lo que decimos ni por lo que las nuevas mujeres elegimos ser. Reconocemos su fuerza y valentía. Entendemos las decisiones que tuvieron que tomar en los contextos en que les tocó vivir.

Pero no queremos repetir ese rol, ni quisiéramos que continuara perpetuándose. Hay que entenderlo, analizarlo, criticarlo y rechazarlo. Que muera y sea bien enterrado. Paz en su tumba.

Related posts
Sin categoría

La carroza 66 y medio

Sin categoría

Entre risas y maicena

Sin categoría

Una cuyana enmaicenada

Sin categoría

Historia en la máscara

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *