Hace 15 años se fue, fulminado por una falla cardiovascular, Fabio Poveda Márquez, una lumbrera del periodismo deportivo en Colombia.
Estaba todavía en la mitad de su vida. Aún tenía tiempo suficiente para escribir mil crónicas y varios libros más. Y también hubiera tenido el tiempito que siempre soñó para ir a Sevilla, Magdalena, y recordar los días en que volaba cometas colgado de esa época de la niñez feliz en una tierra de prosperidad con la riqueza de las bananeras. Hoy, su hijo, Fabio Poveda Ruiz, brilla con luz propia siguiendo su estela.
Los análisis, crónicas y entrevistas de Fabio Poveda Márquez hacían la comidilla de las gradas en los años dorados del estadio Romelio Martínez de Barranquilla. Tenía un olfato envidiable para acorralar la respuesta que el deportista del momento no quería dar. Se hacía querer por todos y nunca faltaba a la cita del Junior. A su lado, infaltable también, su primogénito ‘Fabito’ aprendía los secretos del periodismo deportivo y cultivaba la pasión por el oficio.
‘Fabito’ es el mayor de tres hermanos (Jorge y Alex le siguen) que Fabio tuvo con Luz Marina Ruiz, una joven barranquillera del barrio San Roque, que el consagrado cronista deportivo conoció cuando ella era casi una niña, por cierto muy esbelta y linda.
Siendo aún muy joven, ‘Fabito’ viajó a los Estados Unidos a cursar una especialización. Pero el 18 de mayo de 1998 tuvo que regresar al país para asumir la dirección del programa radial «Deporte Espectacular», en reemplazo de su padre, a quien acababa de fallarle el corazón después de un frenético pasar por la vida. Fabio, a los 18 años, alternaba sus estudios en la Universidad, con la actividad de docente de español en el exigente Colegio La Esperanza de Cartagena, en donde fue profesor de gramática y castellano de Juan Gossaín.
Tras la muerte de Fabio, la vida a ‘Fabito’ le cambió de golpe. Apenas había hecho algunos pininos en la radio. Desde los Estados Unidos le enviaba informes a su padre, especialmente del béisbol profesional o de las peleas por título mundial, que siempre han tenido mucho interés para la gente del Caribe.
A ‘Fabito’, como lo popularizó Rafael Orozco cuando lo saludaba en las canciones de ‘El Binomio de Oro’ (lo mismo que a Jorge y a Alex), le tocó emplearse a fondo para asumir ese reto de ser el sucesor de su padre.
La huella de Fabio Poveda Márquez Fabio Poveda Márquez trabajó en los periódicos El Espectador, Diario Del Caribe y El Heraldo. En estos dos últimos diarios se convirtió en exigente maestro de toda una generación de cronistas deportivos, muchos de ellos hoy brillan con luz propia, gracias a las enseñanzas del ‘Gordo Poveda’, como le decían cariñosamente. Ganó siete premios de periodismo Simón Bolívar: 1978 (el mundo del boxeo), 1981 (Durán: reencuentro con la gloria), 1982 (los cracks del Brasil), 1989 (El drama de Esteban de Jesús), 1990 (Dioses de carne y hueso), 1992 (De la gloria al infierno) y 1996 (sonrisas y lágrimas). En radio laboró en Todelar, Caracol, Emisora Atlántico, Mar Caribe y A.B.C. Hoy Fabio Poveda Ruíz, su hijo, hace parte del staff del canal Win Sport en las transmisiones de boxeo y béisbol, y colabora de manera ejemplar en El Heraldo.
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