Opinión

En cuerpo ajeno

Esta fue una telenovela que se emitió a principio de los años 90 con alto índice de sintonía, y cuyo argumento era que el espíritu de un muerto reencarnaba en otra persona, eran los años del apagón de Gaviria.

Por: José SerranoPeriodismo con Altura

Los continuos desaciertos del Instituto Municipal de Cultura de Malambo, en donde son varias las disonantes equivocaciones que lo han llevado a un lamentable estado de postración, deberían prender las alarmas entre los gestores culturales, artistas y defensores del patrimonio.

No hay derecho a que el poder y las decisiones detrás de la apreciada y bien intencionada directora Dilia Barrios, en vez de ayudarla a sacar al Instituto adelante, después del penoso episodio de las ayudas a los gestores culturales que terminó con una irrecuperable perdida de credibilidad, ese poder oculto termine embarrándola con C mayúscula.

En esta ocasión, el turno fue para el Museo de Malambo – MUMA – que vive en este momento la peor de sus épocas, y que le propuso al Instituto llevar a cabo de manera virtual como lo recomienda el gobierno el segundo festival del casabe, la yuca y sus derivados dentro del marco de las fiestas patronales. Es de anotar, que el museo ha logrado presupuestar e incluir este punto en el Plan de Desarrollo, aparte de que es reconocido por la Gobernación del Atlántico, mediante decreto 000597 del 2019 en su artículo 2° numeral 4°.

La directora del Instituto y la Casa de la Cultura que es una colega preparada, sencilla y buena gente, no pudo ocultar su alegría cuando le presenté el proyecto, pero días después su posición cambió; me imagino cuando conversó al respecto con el director de cultura en tinieblas. Lo que más llama la atención es que ese poder en la sombra en algún momento rigió los destinos de la cultura en Malambo y hoy se opone a proyectos como el que le presenta el museo, que vuelvo y repito están presupuestados y consignados en el Plan de Desarrollo.

Este misterioso personaje cuyo paso por la dirección del Instituto, propuso cosas interesante como las tertulias costumbristas, hoy pretenda ponerle palos en la rueda a las buenas intenciones de la directora, quien contraria a su voluntad está trabajando en cuerpo ajeno y todo lo que hace o dice viene direccionado desde el arroyo.

En estos difíciles momentos que atraviesa Malambo en todos sus ordenes, se necesita gente que sume, tenga buen juicio y posiciones maduras. Dejémonos de maricadas, que porque no voté por ti tú eres mi enemigo; personas que piensan así hay de sobra en la fauna política de Malambo, pero no es el momento.

De todas maneras, el Museo de Malambo se ha ganado a pulso un reconocimiento y seguirá tocando puertas, porque me parece desatinado que lo inviten a uno a hacer propuestas para que después salgan con pasteles de masa, simplemente por egoísmo. Definitivamente, en Malambo existen personajes que el cuarto de hora de poder los hace cambiar de forma grosera y pedante.

Esperemos que la vida le deje enseñanza que en ese momento de gloria lo que hay que hacer son amigos, así está consignado en ese libro que sustenta su creencia cristiana.

Apreciada directora permítame directora darle un consejo no se le olvide que usted es la que firma.

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