El más joven y con más perfil de estadista no es un favorito con gran ventaja. Como tampoco está sobrado el candidato-presidente. Una campaña atípica.
Por Rafael Sarmiento Coley, Director
Pocas veces se había jugado tan sucio y por debajo de la mesa en un debate presidencial en Colombia como el del 2014. Las dañinas asesorías externas han envenenado, tal vez de por vida, lo que antes era una competencia en franca lid entre políticos.
Ahora tiene mayores posibilidades de ganar aquella campaña que haya contratado al peor rufián de la denominada propaganda negra. Y eso se ve reflejado en una campaña atípica en donde han privilegiado en los medios de comunicación los escándalos más sórdidos, en vez de los programas de gobierno y los planes para temas como el fortalecimiento de las regiones, los cambios en la educación, la justicia y otros temas de no menos interés.
Para citar solo un ejemplo del pasado. En las elecciones de 1981 se enfrentaron López Michelsen (que había sido Presidente en el periodo 1974-1978) por el Partido Liberal y Belisario Betancurt Cuartas por el Partido Conservador. Hicieron una campaña dura e intensa, pero limpia. Cuando todo indicaba que ganaría López “El Pollo”, ya en los días finales de campaña, Belisario profundizó sobre su programa de vivienda de interés social sin cuota social.
López, gran estadista y economista, vio que aquello era un imposible. El Estado no tendría cómo financiar una locura de ese tamaño. Se le fueron las luces. Declaró en público en forma que eso era imposible. Que esa era una propuesta demencial y populista. “Eso no se puede”.
Belisario, como buen paisa, dijo, “ya este marrano cayó en mis manos”, y con la breve frase del “Sí se puede”, le ganó a López contra todos los pronósticos. Eran otros tiempos. Había inteligencia creativa y emocional en las campañas. No había ramplonería, tácticas despreciables.
Los candidatos se dijeron hasta rabo de zorra
En este debate del 2014, en cambio, reinó el ambiente polarizado. Así se desarrolló toda la campaña que culmina este domingo a las cuatro de la tarde, cuando se cierren las urnas y empiece el conteo, para determinar si uno de los cinco aspirantes alcanzó el 51% del total de votos. Si ninguno de ellos pasó esa cifra, habrá una segunda vuelta entre las dos primeras votaciones el 15 de junio.
Ojalá que después de la jornada de este domingo, los candidatos y los incendiarios que están tras bambalinas no se sigan diciendo hasta rabo de zorra. Uribe ha dejado de trinar. Alguien como que logró convencerlo de que le hace mucho daño a su imagen su mal genio. Todavía los colombianos recuerdan con asombro aquel insulto de grueso calibre contra un pobre fotógrafo de la Casa de Nariño que cometió «un pequeño error». Su furia fue tal, que le dio la vuelta al mundo: el regaño no bajó de «marica», «pendejo», «si estuviera frente a mí le diera dos cachetadas». Fue una manera fea de botar el chupo. Y era el Uribe Presidente.
El abanico es amplio y atractivo. El más joven de los aspirantes es Óscar Iván Zuluaga, 55 años, con el mejor perfil de estadista. Pero no tiene la experiencia del candidato-presidente, Juan Manuel Santos (62 años), quien ha repartido su periplo vital entre las más prestigiosas aulas universitarias internacionales, la diplomacia cafetera, el periodismo (fue subdirector de El Tiempo por casi 2 décadas) y la política (designado presidencial, cuando no había la figura del vicepresidente), ministro de Hacienda, Ministro de Defensa y Presidente de la República.
Zuluaga, también fue Ministro de Hacienda, Senador de la República y dos veces alcalde de su pueblo natal, Pensilania, Caldas. Municipio que transformó de manera sorprendente, lo que podría calificar para señalarlo con un talante de estadista. Su compañero de fórmula a la vicepresidencia es un veterano de mil guerras y numerosas derrotas, Carlos Holmes Trujillo García, valluno. Están respaldados por el movimiento uribista Centro Democrático, cuyo lema de campaña es “Mano firme corazón grande”.
De todo como en feria persa
Santos lleva como compañero de fórmula a un político que nació para eso: ser político. Es genéticamente político, como lo han sido los Lleras toda la vida. Se trata de Germán Vargas Lleras. La llave Santos- Vargas Lleras es respaldada por el Partido de la U, Cambio Radical y el Partido Liberal, más un grueso sector del Partido Conservador, que lo hará “en secreto” para no exponerse a sanciones de las directivas de su colectividad, que lleva candidata propia, Martha Lucía Ramírez.De todo
Es también Martha Lucía (59 años, nació en Zipaquirá, Cundinamarca), una mujer de experiencia en la política, gracias a su paso por ministerios y otros altos cargos oficiales. Su compañero de fórmula a la vicepresidencia es Camilo Alberto Gómez, el hombre que acompañó al expresidente Andrés Pastrana en su fracasado proceso de paz con las Farc en el Caguán. Circunstancia que le permitió a Álvaro Uribe llevar a la Presidencia por primera vez.
Una fórmula curiosa y atractiva es la que conforman la aspirante a la Presidencia Clara López Obregón (64 años, bogotana), y su compañera de fórmula a la vicepresidencia Aida Avella. Clara viene de cuna genuinamente política. Es sobrina del expresidente Alfonso López Michelsen, de quien fue su secretaria privada durante el gobierno lopista. Tiene los más altos estudios internacionales. Siempre ha sido una aguerrida mujer de izquierda. En los últimos años ancló en el Polo Democrático. Aida militó en el Partido Comunista y luego fue miembro de la Unión Patriótica, partido que representaba el ala política de las Farc. En medio de la intolerancia más brutal, dicho movimiento sufrió el más doloroso exterminio a sangre y fuego por parte de los sempiternos “enemigos de la paz”, que nadie sabe quiénes son, pero que se tienen serias sospechas sobre quiénes son.
Clara y Aida son avaladas por los partidos Polo Democrático y Unión Patriótica (UP), gozan de mucha credibilidad en los sectores independientes, en la izquierda tradicional y en los inconformes.
Y el abanico del mismo modo está un político de amplia experiencia en la administración pública, Enrique Peñalosa (59 años, nacido en Washington, Distrito Capital de Estados Unidos), uno de los mejores alcaldes que ha tenido Bogotá en el último cuarto de siglo. Fue el hombre del Transmilenio, de las ciclo rutas y, en general, de la modernización de la capital de la República. Tal vez le ha faltado un poco untarse de barro en las regiones. Y ese es su talón de Aquiles. Su compañera de fórmula es Isabel Segovia Ospina, de origen barranquillero, pero bastante bogotanizada (hasta en el caminao). Ellos van por la Alianza Verde.