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“El salario mínimo se quedó corto”

Trabajadores de la calle son los más pesimistas. El presidente Duque dice que es un acuerdo histórico. Aída Avella cuestiona propuestas sobre salud. 

Por Chachareros

En Barranquilla y la Costa Caribe el aumento en la noche de este jueves entre los gremios de la producción, las centrales obreras y el Gobierno, se recibió con poco entusiasmo, “porque con toda seguridad por algún hueco el patrón esquivará el golpe”.

Así lo afirma la empleada de una clínica que prefirió abstenerse de dar su nombre, lo mismo que una ama de casa, quien señaló que “siempre que el Gobierno aumenta el mínimo en diciembre, en enero empieza el alza en el costo de la vida. Por eso los pobres siempre viviremos alcanzados”.

Néstor Landeros (tío del desaparecido acordeonista y compositor sanjacintiero Andrés Landeros), es un vendedor de frutas por los barrios del norte de la ciudad, no tiene muchas esperanzas de que el salario mínimo acordado lo ayude a él en algo. “Yo aquí en mi carreta, moviendo la chancleta como lengua de unan vecina chismosa, hay días buenos, en que me gano $25 mil, y hay días gloriosos en que llegó hasta los $35 mil. Pero, mire, compa, cada año, con el aumento del salario mínimo, el mayorista del mercado que me vende las frutas me dice que me aumentará todos los precios de mi mercancía, porque él ahora tendrá que pagarles más a sus trabajadores”.

Diego trabaja 12 horas al día en una tienda de barrio. «Aquí hay que meterla dura para uno ganarse la papita».

Diego, trabajador de una tienda de barrio asegura que “a nosotros no nos va ni bien ni mal. Porque de todas maneras es una tienda familiar que no está sujeta a los salarios oficiales”.

Juan Pablo, el propietario de la tienda, señala que “aquí el salario se lo ajusta el propio vendedor y el mensajero que lleva los domicilios, porque nadie los deja sin la propinita. Y eso suma al ingreso diario que recibe de la tienda”.

Jonathan Polo, empleado de una ferretería, piensa que “lo importante es que el Gobierno controle los precios de las matrículas y textos, de la leche, el pan, el queso, porque, amparados en el aumento del salario mínimo, si fue del 6%, ellos nos clavan con un 10 y hasta un 15%. Por eso siempre estaremos colgados”.

Víctor Utria vende tinto por las calles de Barranquilla y municipios cercanos, oficio en el cual se gana un poco más del salario mínimo, pero no tiene prestaciones sociales, ni está afiliado a un fondo de pensiones.

Víctor Utria, vendedor de tintos por las calles y municipios cercanos a Barranquilla asegura que “a mí los dueños de la cafetería me llenan los 10 termos que saco diariamente, si los vendo todos, al final del día me quedan $25 mil y a veces $30 mil, lo que da un promedio bueno. Pero si ellos deciden aumentarme el precio del termo con el cuento del incremento del salario mínimo, quien sale jodido soy yo”.

Orlando Escorcia, plomero, albañil y electricista prefiere esperar cómo “nos tratan con las matrículas de los pelaos, el precio de la comida y, de acuerdo a eso, nosotros aumentamos la tarifa por nuestros servicios”.

Leonor Mosquera no le presta mucha atención al incremento del salario mínimo. Ella está pensando es en ganarse algún día el baloto,.Así abandonaría el puesto fijo en donde vende minutos de celular, baloto, la bolita y recauda el pago de servicios telefónicos. 

Leonor Mosquera atiende un puesto fijo de apuestas de azar y venta de minutos por celulares. El negocio no es de ella. Trabaja para la empresa concesionaria, que le paga el salario mínimo y el transporte. “Este año, sumando el salario mínimo más el auxilio de transporte, nos queda un ingreso de $925,148. No es tan malo, siempre y cuando el Gobierno controle la escalada alcista de enero”.

Las dificultades

El presiddente de la República Iván Duque, acompañado por la ministra del Trabajo Cecilia Arango, dirigentes gremiales y centrales obreras, al dar el parte de victoria sobre el acuerdo pactado.

El presidente de la República Iván Duque opinó en su charla, luego del acuerdo, que se llegó a un significativo incremento “pocas veces logrado en años anteriores, cuando durante varias administraciones no se ponían de acuerdo las partes, entonces se recurría a un decreto oficial para fijar el salario mínimo, lo cual no es muy democrático”.

Orlando Escorcia es un albañil, plomero y electricista, que se pone el sueldo que él quiera «porque el precio de mi trabajo lo pongo yo».

Destacó la voluntad de las partes para llegar a una feliz negociación casi a la media noche de este jueves.

En definitiva, luego de una reunión que se prolongó por más de cinco horas en la Casa Nariño, se logró este jueves una concertación para el incremento del salario mínimo para el 2019. Será del 6 por ciento, lo que equivale a 46.874 pesos. Esto significa que la remuneración queda en 828.116 pesos. El actual era de 781.242 pesos.

«Hoy, después de varias horas de reunión, quiero anunciarles a todos ustedes que el sector privado, que el Gobierno nacional y que centrales de trabajadores como la Confederación General de Trabajadores (CGT), la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC) y la Confederación Democrática de Pensionados (CDP), en representación de los pensionados, hemos llegado a un importante acuerdo sobre el salario mínimo y el auxilio de transporte», dijo Duque.

La Central Unitaria de Trabajadores, (CUT), no firmó el acuerdo porque consideró que el incremento no era suficiente. Tampoco lo firmó la Confederación de Pensionados de Colombia (CPC).

Poco salario y mala salud

La senadora Aida Avella, no solo se declaró insatisfecha con el aumento del salario mínimo, sino que aprovechó para hacer una dura crítica al servicio de salud en Colombia. Según ello, por culpa de parlamentarios poco honestos, se dejan atraer por el dinero fácil que les ofrecen los  mercaderes de la salud, que más bien parecen mercaderes de la muerte “por el casi nulo servicio  médico que reciben los pacientes afiliados a cualquiera de los dos sistemas, el contributivo o subsidiado.

Durante una candente intervención “puso el grito en el cielo” por un proyecto de ley que hace trámite en el Congreso, que agravaría la situación de la población colombiana más vulnerable, que no tienen con qué pagar el servicio privado para atender sus quebrantos de salud, peor aún cuando se trata de pacientes con enfermedades degenerativas o terminales.

 

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