Comenzaba el siglo XX, y la sociedad estaba ávida de un ambiente más festivo después de interminables años de guerra, cuando un general y el apoyo popular dieron inicio unos de los símbolos del Carnaval de ‘La Arenosa’.
Lexander Loaiza Figueroa @Lexloaiza
Con el devenir de los días, la Batalla de Flores, que se lleva a cabo durante la jornada del sábado de Carnaval en Barranquilla, sirve para dar inicio a los cuatro días de festividades oficiales, y se ha convertido en uno de los eventos centrales de esta celebración, declarada por la Unesco como ‘Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad’, en el año 2003, por su variedad y riqueza cultural.
Aunque para el año 1903 los clubes habían cancelado toda festividad del Carnaval y la celebración en Barranquilla se había reducido a expresiones populares sin ningún cronograma de eventos oficiales organizado por las autoridades, la inquietud por la más representativa de las costumbres de la capital del Atlántico seguía latente en la población.
Terminaba por esos días la llamada ‘Guerra de los 1000 días’ que había desolado a Colombia desde su inicio en 1899. Los armisticios de Neerlandia y Wisconsin habían oficializado el final de las balas.
Había en ese entonces en el ambiente barranquillero un interés por rescatar elementos de la tradición que sirvieran para unir a la población y el Carnaval era una de ellas. Procurando promover todo tipo de iniciativas que sirvieran para enriquecer la fiesta, se habían creado para esa época las figuras de ‘junta organizadora’ y ‘presidente del Carnaval’.
Es en ese ambiente favorable, que un general conservador de la recién finalizada ‘Guerra de los 1000 días’, llamado Heriberto Vengoechea, para entonces jefe de la plaza de Barranquilla, propone la ‘Batalla de las Flores’, un desfile de carrozas a la usanza de las costumbres europeas, adornados con flores. Como una analogía a la recién terminada guerra, las carrozas partirían de dos puntos opuestos y se encontrarían en pleno Camellón Abello (conocido hoy como Paseo Bolívar). La batalla se efectuaba en coches tirados por caballos, unos figurando lindas alegorías, otros adornados con multitud de flores naturales y artificiales.
El primer desfile se vivió con un bando, el de los presidentes y dignatarios del Carnaval saliendo del Club Barranquilla que quedaba en la esquina del callejón de don ‘Esteban Marquez’ en pleno Camellón Abello hasta el Cuartel, dándole la vuelta al Bulevar, el itinerario de la famosa Batalla; mientras que el otro haría lo propio desde el extremo opuesto del Camellón.

Durante más de 110 años, el desfile ha preservado el colorido y diversidad que lo caracterizó a su comienzo.
Ivette González, para el portal barranquillaonline.com describe esa primera festividad de la siguiente manera: Tres cañonazos anunciaban a las 4:00 de la tarde la partida de los coches y disfrazados, danzas y demás cofradías inscritas ante la autoridad. Presidía el desfile el rataplán de la tropa acantonada. La Batalla de Flores emplazaba a los mas ‘belicosos’ contendores; y al encuentro de los dos bandos en la esquina del callejón de ‘California’ se iniciaba la fragorosa lid evocadora de las más gallardas gestas románticas de la «belle epoque», la misma que por esos días se vivía en Europa.