Los que somos un poco mayores recordamos aún aquel estribillo del inolvidable presentador de la Tv Criolla Fernando González, “Pacheco”, cuando le pedía a los loritos que llevaban los concursantes de turno a su programa “Animalandia” que dijeran: “…A mí, Gelahda o Nada…” – refiriéndose a una marca de una gelatina de moda – como prerrequisito para obtener un premio.
Por: Victor Herrera Michel
Parodiando esa frase famosa de entonces, hoy parece que la mayoría de los congresistas le estén diciendo al gobierno “..A mí, Mermelada o nada…”.
Y es que no ha podido ser más propicia la oportunidad para que un gran número de parlamentarios de diferentes partidos pudieran obtener su cometido. El Uribismo – por obra y gracia de un mal gobierno suyo – está en su peor momento político. Las recientes elecciones locales fueron un fracaso para el Centro Democrático, hasta el punto que el mismo ex presidente Álvaro Uribe lo reconoció.
Ahora, si esos comicios se toman como antesala de lo que serán los del Congreso y los presidenciales el panorama se torna bien oscuro. A eso se suma la inminente moción de censura que venía sobre el ministro de defensa – de la total confianza de Uribe – por parte de la mayoría de los Senadores, que provocó la renuncia del funcionario. Ese es un nuevo síntoma de que las relaciones entre el Congreso y el gobierno están pasando por un momento de extrema gravedad.
Y es que este gobierno no ha podido acertar en casi nada. Los resultados de la reciente encuesta de Gallup lo ratifican. La gestión del presidente en apenas un poco más de su primer año es desaprobada por más de las dos terceras partes de la población (y eso que la encuesta se hizo antes del episodio que terminó con la renuncia del Min-Defensa) y en temas como el desempleo, la corrupción, la seguridad o el costo de vida los resultados son catastróficos.Pero no para allí. Los parlamentarios están promoviendo ahora 2 nuevas mociones de censura: una contra del Canciller por la abstención de su voto en la ONU sobre el embargo a Cuba y contra el Ministro de Agricultura por la famosa reglamentación sobre los “topes legales” de las aletas de tiburón.
A ello hay que sumarle varias cosas: la endeble y muchas veces desacertada actuación del presidente Iván Duque en aspectos vitales de la vida nacional, la decisión pendiente de la Corte Suprema de Justicia sobre el proceso que adelanta contra el máximo jefe del Centro Democrático por cuenta de la manipulación de testigos y la carrera contra el tiempo para salvar la llamada Ley de Financiamiento tumbada por la Corte Constitucional
Precisamente en este último punto – que es la columna vertebral económica del actual gobierno (que beneficia a los Ricos y carga a la clase media) y de la cual depende hasta nuestro servicio de energía en la costa – es donde deberá demostrar el presidente si está dispuesto a darle la “Mermelada” (desde ministerios hasta contratos regionales) a los congresistas que la pidan, que no son pocos.
Como una espada de Damocles, además, pende lo que puede ser el paro nacional más numeroso que haya visto Colombia en todos los tiempos, programado para el próximo 21 de noviembre. Los ejemplos de Chile y Ecuador son elocuentes. Las políticas neoliberales que generan desigualdad, inequidad y falta de oportunidades ha sobrepasado los límites de la paciencia de los ciudadanos y su descontento se viene extendiendo por toda Latinoamérica como una ola que aquí puede llegar a su máxima cresta.
@vherreram