
EL COMENTARIO DE ELÍAS Jorge Guebely
Si Colombia no tuviese tantos políticos electoreros, tendríamos un Estado sano. No veríamos al presidente de la república peleando por una consulta popular, convocando movilizaciones sociales, denunciando delitos electorales, acusando a senadores con lenguaje pugnaz por no votar sus proyectos, relevando sus ministros por cálculos electorales, haciendo propuestas insólitas para crear impactos sociales, levantando su bandera de supremo ególatra.
Tampoco sufriríamos una oposición limitada, urdiendo estrategias electoreras para ganar próximas elecciones, generando terror informativo sobre el inminente colapso económico , el desborde de la inseguridad, la venezualización colombiana. No bloquearían sistemáticamente reformas propuestas por el gobierno con argumentos inanes, sin contrapropuestas serias, sin voluntad de negociación. No escucharíamos discursos moralistas por quienes practican la inmoralidad. Tampoco oiríamos eslóganes de odio como “¡Fuera Petro!”, muera Petro con ataúd, ni presenciaríamos “La marcha de la mayoría”realizada el 6 de marzo 2024 coordinada por el Centro Democrático y Cambio Radical. Estrategias electorales sin visión de Estado.
Libre de políticos electoreros, tendríamos una Colombia sana, con verdaderos políticos. Gobiernos gobernando para el bienestar de todos, un sistema de seguridad protegiendo a todos los ciudadanos, empleo de todos para todos, educación de calidad para todos, justicia para todos, armonía en todo. Disminuirían la desigualdad social, la miseria nacional, los habitantes de calles durmiendo en andenes, los odios políticos, el racismo, el machismo, las bandas delincuenciales en campos y ciudades.
Tendríamos un Estado sano como lo concebía Platón. Un cuerpo organizado socialmente a imagen y semejanza de los organismos naturales. Similar a un cuerpo humano saludable donde cada órgano cumple su fusión natural: el cerebro piensa, el corazón bombea sangre, los riñones la depuran, el hígado produce bilis… Según esquema del Estado platónico, los gobernantes gobiernan para todos, los trabajadores trabajan para todos, el sistema de protección protege a todos. Estado gobernado por políticos filósofos con conocimiento esencial de la política, percepción integral del ser humano inmerso en el Planeta y el Universo.
Pero padecemos un Estado enfermo, gobernado desde siempre por políticos electoreros. Gobiernan para favorecer la codicia elitista, interesados más en el tener y menos en el ser, provocando desigualdades, corrupciones, miseria urbana y agraria. Origen de grupos delincuenciales, actores de la perpetua violencia nacional, de asesinato y masacres, incluyendo la de líderes sociales y políticos en campañas electorales.
Con propuestas novedosas y seductoras, los políticos electoreros ganan elecciones para perpetuar lo mismo. Razón para José Mujica cuando afirmaba: “Muchos políticos no buscan el poder para transformar, sino para conservarlo a toda costa.” Nada mejor para un político electorero que un Estado siempre enfermo, su hábitat.