El mensaje que está siendo recurrente en las series americanas, recordando lo que fue la aparición de la revolución industrial.
Por Gabriel Moncada Figueroa
Hace unos cuatros años la verdad es que no veía casi ninguna serie, a duras penas veía algunas telenovelas por las noches que mi mamá ponía, y así tal vez le ha sucedido a millones de latinoamericanos, puesto con la llegada de los nuevos servicios de streaming multimedia nuestros gustos han cambiado radicalmente.
Los contenidos que veo actualmente se podrían categorizar de esta manera, desde aventuras, acción (Vikingos, Game of Thrones, The Punisher, Daredevil.), como las que hablan del mundo de los negocios y juego de poderes (Suits, Mad Men, House Of Cards, Billions) y otras como (Breaking Bad, Fargo, Black Mirror, Stranger Things, Master of None).
Me imagino que los seriéfilos se identificaron con las que nombré y es que éstas en su mayoría tienen algo en particular: muchas de sus escenas invitan a ser adictos al trabajo, en inglés se les llama Workaholic o lo que es lo mismo un trabajólico.
¿Y cómo lo hacen?
Mostrando cómo ese exceso de trabajo casi obsesivo se traduce en mucho dinero, prestigio, poder. Un ejemplo claro de esto nos los muestra la serie House Of Cards, en donde las campañas políticas no tienen momento para el descanso, viaje tras viaje, despertares a medianoche, amenazas por doquier por solucionar y en el que irónicamente tener puntos débiles como ser adicto al alcohol no está permitido. Aunque en uno de los capítulos en los que el asesor del presidente habla con una de sus colegas, ella le dice que uno de sus problemas es que estaba tan centrado en su trabajo que eso lo cegaba.
Otra de las series en la que mencionan repetidamente, algunas veces con orgullo y otras veces con desprecio, es la serie de Suits, en las que se pasan semanas enteras día y noche en resolver un caso. Recuerdo cómo en la primera temporada Mike Ross que está empezando su vida de abogado ilegitimo se va a ir a las 6 pm de la oficina y su compañera lo para, diciéndole que los recién llegados por lo menos deben trabajar hasta las 9 pm si quieren quedarse y sobresalir, en el caso de Mike Ross como es un genio que tiene una memoria perfecta, para él trabajar hasta las 6 pm es como si nosotros hubiésemos trabajado hasta las 2 am.
Otro de los capítulos memorables, pero esta vez de la serie de Billions, es en la que el recién pero también genio Taylor Manson les hace una auditoría a sus empleados y los sienta frente a frente confrontando sus actitudes y aptitudes, midiendo cada uno de los aspectos de su productividad. Es gracioso este capítulo porque todos salen horrorizados y casi llorando de la entrevista, porque lo más probable es que van a salir despedidos, todo claramente dirigido por detrás de bambalinas de su CEO Bobby Axelrod que lo hizo en modo de prueba motivacional, para que sigan valorando el puesto que tienen.
En las que sí muestran con rudeza este escenario son los superhéroes de Marvel, quienes al tener una doble vida no pueden parar, porque lógicamente el mal nunca para, tanto que uno termina preguntándose si está gente duerme.
¿Por qué lo hacen?
Sería bueno decir que lo hacen para que la gente en todo el mundo sea más productiva y deje de esa manera los malos vicios o mediocridad que en Colombia estamos tan familiarizados, pero lo cierto es que en Estados Unidos es una realidad, la moneda para ellos es solo una: el tiempo, entre más produzcas, más ganas y al ganar más, subes a otro nivel, nivel que en realidad no existe, porque en la ascensión de esa anhelada meta o cumbre llegarás tan agotado, que posiblemente ya no sirva de nada, porque dejaste de compartir con tu familia y amigos.
Lógicamente en Colombia también podemos adoptar una posición similar, pero a qué precio, porque recordemos que en países desarrollados ese exceso de trabajo a largo plazo es posible que valga la pena, porque acá en Colombia quieren todo regalado y es por eso que en este país vemos cada día cómo la informalidad sigue reinando.