Detrás de la idea principal del derecho a elegir, en muchos estaba la de ganarse unos pesitos alrededor de las sedes de votación.
Por Cristian Ibañez – Chacharero
Ulises Collantes de 33 años de edad se gana la vida vendiendo pudines, haber padecido meningitis (una enfermedad que puede llegar a ser letal y cuyos síntomas más frecuentes son dolor de cabeza, rigidez de la nuca, fiebre, intolerancia anormal a la luz o a los sonidos y trastornos de la consciencia) cuando tenía dos años no ha sido impedimento para que cada día despierte y se levante de su cama muy temprano a caminar las calles de la ciudad bajo la inclemencia del fuerte sol o con la lluvia inesperada que muchas veces sorprende en Barranquilla.
Lleno de mucho vigor y con el ánimo de llevar algo para la comida en su casa, salió como de costumbre dirigiéndose hacia la Institución Educativa José María Vélaz, punto de votación ubicado en el barrio Lipaya, disponible también para otros barrios como Evaristo Sourdis, El Bosque, Villate y la Esmeralda, de donde venía Ulises acompañado por su mamá, la señora Virginia Maria Morales, quien lo apoya en el negocio.
«No había terminado de llegar al colegio cuando la gente se me acabó lo que traía. Yo me dije, ¡carajo! la gente hoy como que amaneció con más hambre que nunca. Yo estaba feliz, imagínese, vender todos los pudines en un momentico”, narra Ulises entre dientes y la señora Virginia repitió al ver que se entendió poco lo que dijo.
Se fueron a una esquina, entre los dos contaron los billetes. Él iba entregando a ella billetico por billetico, sobándolo, estirándolo, desarrugándolo, acariciándolo y cada vez que pasaba la mano plana por el dorso del papel moneda sentía el placer que se siente al poner el rostro en una manta de seda, luego de haber terminado su objetivo principal (la de vender los pudines) decidieron entrar a votar, cosa que estaba como ultima opción pero que pudieron realizar con total facilidad y calma, Ulises por su condición y su mama por ya pertenecer a los adultos mayores o mas bien como dijo ella; «Yo soy una joven de la cosecha de ayer» afirmo la señora Virginia soltando una carcajada.
Terminaron muy contentos y muy agradecidos con la vida se marcharon con la conciencia tranquila de que por lo menos tienen la comida segura para esta semana, ellos pueden decir que la suya fue una jornada electoral muy provechosa.
Mientras que otros ni pudieron votar
A las salida del punto de votación del José María Velaz, un río de rostros felices inundaba el portón trasero de la institución uno de esos fue el de la señora Amada De Jesús Vuelvas Feria de 80 años quien nos contó como le fue a la hora de ejercer su derecho al voto:
¿Como ha sido la jornada electoral para los adultos mayores? Todo a funcionado bien, gracias a Dios para nosotros los viejitos el ingreso a los eventos públicos es muy fácil. contestó la señora Amada.
Mientras que otros no querían ni hablar a excepción del señor Benjamín Rojas quien quiso contarnos su caso:
¿Porque no pudo votar? Porque registré mi cédula en la Casa de Justicia del barrio La paz con el fin de votar acá y no aparece.
¿En que lugar le salió que tenía que votar? En otro colegio, pero imagínese en Riohacha; ni que me regalara un político de esos los pasajes iba a coger yo para allá, de aquí a que quiera llegar ya todo se a acabado.
Yamile Campo
Fueron las palabras del señor Rojas quien medio dibujó una sonrisa en su rostro y se marchó.
¿Y el sistema biométrico?
Yamile Campo una de las encargadas de la autenticación de las huellas nos contó: «Al prenderlos, los aparatos presentaron algunas fallas y algunos errores pero el resto del día el sistema a funcionado estuvo funcionando muy bien sin complicación alguna. Confirmó Yamile.
