La Universidad de la Costa realizó un conversatorio con líderes digitales y periodistas de Barranquilla.
Por Jorge Sarmiento Figueroa
«Más que ser virales, nos interesa ser vitales», dijo Luis Andres Gonzalez Brunal, un joven veinteañero creador de #Quilla_Plan que es una de las cuentas de Instagram más reconocidas de Barranquilla y que tiene en la actualidad cerca de 30 mil seguidores. El escenario en el que habló es un auditorio recién construido por la Universidad de la Costa, tan reciente como la creación del programa de Comunicación y Medios Digitales por parte de esta institución universitaria, que se integra a la oferta educativa de formación de comunicadores en Barranquilla pero con un perfil que apunta al eje del mundo digital como protagonista de la sociedad.
Debido a ese perfil, el nuevo director del programa, Andrés Vargas Rubio, y la coordinadora de medios, Isabel Llerena, decidieron convocar a tres comunicadores líderes del mundo digital en Barranquilla y a dos periodistas destacados dentro de la generación ‘millennials’ para que compartieran con los estudiantes sus experiencias y visiones. Ese balance, o contraste -según se viva y vea-, entre comunicación digital y periodismo, le dio a los estudiantes un panorama enriquecedor para trazar su propio camino en la profesión u oficio que decidieron estudiar.
Los ministros de las redes sociales
Hace más de un año, que es un montón de tiempo para la dinámica de la tecnología digital, el periodista Andrés Artuz publicó en el diario El Tiempo un reportaje sobre un grupo hasta ese momento disperso de jóvenes barranquilleros que ya eran líderes de redes sociales digitales, a los que denominó ‘Los ministros de las redes sociales’. «Ese reportaje fue una catapulta y al mismo tiempo una confirmación de que estábamos acertando en nuestra forma de comunicar en el mundo digital», dijo en el conversatorio de la Universidad de la Costa el joven Osvaldo Amaris.
Amaris es el creador del exitoso grupo #SoyBarranquillero, que en Facebook es la referencia obligada de quienes quieren compartir y disfrutar publicaciones del sentir de la comunidad barranquillera que habita aquí o en cualquier lugar del mundo. Al mismo Amaris sorprende la tasa de crecimiento diario de #SoyBarranquillero que ya llega a 268 mil usuarios (cifra del 16 de febrero de 2017) y que le ha permitido crear un equipo de trabajo para convertirse no solo en un amistoso grupo de redes sociales sino también en todo un proyecto estratégico de creación de valor de marca y de sentido social al servicio de Barranquilla. Grandes empresas y entidades locales, nacionales e incluso multinacionales han visto y aprovechado el potencial de #SoyBarranquillero para comunicar sus actividades de marca de una manera asertiva en la comunidad local.

Las cifras y el impacto social de cada publicación en SoyBarranquillero evidencian el manejo estratégico de comunicación y marca detrás de este proyecto.
Pero no son las cifras lo que sorprende en la vida de Osvaldo Amaris como líder de redes sociales digitales, sino que él hasta hace pocos años trabajaba como cajero en un banco y por una anécdota que allí le sucedió con alguien que le dijo que tenía cara de cachaco, terminó creando el proyecto que hoy le permite generar más ingresos en comparación con su antiguo trabajo. El colega Andrés Artuz ya contó en El Tiempo esta anécdota y el camino de #SoyBarranquillero.

El periodista Andrés Artuz (camiseta roja) junto a los Ministros de las redes sociales. Osvaldo Amaris es el cara e’ cachaco a la izquierda, de camisa y carnet.
Entre las redes sociales y el periodismo
En el auditorio de la Universidad de la Costa, Jairo Cabrera no es solo una cara conocida como el periodista en Barranquilla de RCN Noticias. Él es un testimonio cercano de lo que es trabajar como periodista en un momento de revolución digital. Que su bella hija lo bese cuando lo ve en la pantalla del televisor le hace valorar más todo lo que sucede detrás de cámara en su vida profesional, «de ir al otro lado del río a pasar toda una tarde entre la mosquitera para esperar a un secretario de gobierno que no llegará, o de ensuciarme el traje de gala con el que iba a un evento porque me tocó cubrir de improviso un incendio en un barrio subnormal», relata entre muchas, muchísimas anécdotas de trabajo de un hombre que suda y palpita el periodismo como un oficio de respeto.
Por su talante, a Jairo Cabrera lo tiene sin cuidado que mucha gente crea que el llamado ‘periodismo ciudadano’ vaya a acabar con su oficio. Él dice que «mi formación y práctica diaria para contar las noticias de la manera más completa y veraz posible no se puede comparar con la suerte de un día que podemos tener todos los que portemos un celular a la mano. Todos podemos comunicar una noticia viral alguna vez, pero pocos pueden ser los periodistas de cada día».
Sus palabras se hicieron realidad de inmediato, Cabrera no pudo estar presente hasta el final del conversatorio porque una llamada lo hizo salir a cubrir un amotinamiento en la cárcel. Nadie más, ni los ministros de la red, ni los profesores, ni lo estudiantes lo acompañamos; solo él entre los presentes tiene esa piedra de Sísifo que es su designio.
La posverdad
Una vez él salió, el conversatorio reflexionó entonces sobre esa realidad de a puño que tiene hoy a la gente preguntándose qué pasa con las redes sociales digitales en las que se están ventilando informaciones falsas como si fueran noticias reales, o en las que se construyen opiniones colectivas basadas en datos ficticios.
Como #SoyBarranquillero y #Quilla_Plan no son noticiosas, sus líderes se enfocaron en describir lo que hacen para mantener y acrecentar su valor de marca en el mundo digital. «Sabemos que las redes sociales suelen ser lights, nosotros no somos ajenos a eso, pero lo que nos ha destacado es que nos dedicamos a hacer visible la agenda de eventos y actividades que en Barranquilla no tienen los reflectores mediáticos», destacó Luis Andrés González.
La Cháchara
«Con las redes sociales digitales a veces llegamos a sentir como si ahí estuviera el mundo real, de la misma manera como hemos olvidado que la comida no nace en los supermercados; pero es que tampoco las noticias son propiedad de los medios de comunicación, sean tradicionales o digitales, sino de la gente», dijo LaCháchara en su participación en el conversatorio.
También nos preguntaron si el mundo digital y la tendencia de la posverdad y el periodismo ciudadano son una amenaza para el periodismo tradicional, a lo cual respondimos que «el periodismo, sino es ciudadano, sino es de la gente, no es periodismo. Y las tecnologías, como el oficio del periodista, están al servicio de la gente, no al revés. Lo que pasa es que la información que suele ser definida como ‘verdad’ pasa siempre como la luz por el prisma, por eso cada quién ve los colores con la mirada que tiene. Como los periodistas ni nadie es dueño de la verdad absoluta, sino de una mirada, en LaCháchara nos recordamos cada día que en la vida uno decide si creer en una sola verdad o sale a descubrir sus múltiples miradas».