
Hasta el Papa Francisco ya fijó su posición en la materia: «si hizo una ‘macana’ en el pasado ya pagó su pecado, nadie puede difamarlo e impedirle que se vincule a la sociedad».
Por Rafael Sarmiento Coley

Jorge Rodrigo Tovar Vélez, hijo de Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, está en el ojo del huracán al ser nombrado como brazo derecho de la Mininterior. Acto calificado como una inaudita torpeza política.
Jorge Rodrigo Tovar Vélez, hijo de Rodrigo Tovar Pupo (alias ‘Jorge 40’), uno de los principales jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia—AUC–, tiene todo el derecho a ser nombrado en cualquier cargo público o realizarse como profesional exitoso en la más exigente disciplina del sector privado. Porque, como bien lo dicen el Papa Francisco, los abogados penalistas y el sentido común, los pecados de los padres no tienen por qué pagarlos sus hijos, ni mucho menos sus nietos.
Además, es un imperativo moral y político del actual Gobierno y del Partido Centro Democrático de tenderles la mano, porque, sin lugar a duda nunca ocultaron su simpatía hacia el movimiento de las autodefensas y sus antipatías a las guerrillas izquierdistas de las Farc, ELN y lo que sobrevive del desmovilizado M-19, ya en pleno ejercicio político democrático y vinculados a la sociedad civil.
Como reafirmación de un proceso de paz y de la conquista de una tolerancia, ojalá prolongada, y una actividad política civilizada y madura, todo ello sería maravilloso si el Gobierno y el Centro Democrático no cometieran sus torpezas de los últimos años de jugarle sucio a la paz a toda costa, porque el acto arrogante que hizo la insípida Ministra del Interior es un desafío a la inteligencia de los colombianos del nuevo milenio que no sufrieron en carne propia la guerra brutal y estúpida que ha soportado Colombia desde el propio nacimiento de la República, recrudecida en los años 30 del siglo pasado, cuando, por no atender los reclamos de unos campesinos que querían que les respetaran “unas tierritas, unas gallinitas y los puerquitos”, nació la más antigua de las guerrillas izquierdistas de Latinoamericana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Esos colombianos de edades entre los 40, 30, y 20 años, por no conocer a fondo la historia, todavía no entienden, por ejemplo, cómo en este país no existe una política de Estado. Existen los mismos partidos con nombres distintos, a los de los de comienzo del siglo pasado, cuando hacían las mismas maturrangas para quedarse con el poder, con todos los puestos y todos los contratos estatales.
Y no existe una política de Estado porque desde cuando Bolívar y Santander, en los albores de la República, se enemistaron por un lío de faldas por la menor de las famosas hermanas Ibáñez, de Ocaña, cada gobierno que asume deshace todo cuanto dejó su antecesor, de pura mala leche. Y desde poco después, los desencuentros entre los bandos políticos se elevaron al miserable nivel sanguinario. El Partido Conservador tenía sus famosos ‘Pájaros’ o ‘Condores’ (hoy las ‘Águilas Negras’, las Autodefensas Unidas de Colombia), y el liberalismo con sus “Chusmeros”, ‘Mochorocos’ y luego asociados con las Farc, en un ‘matrimonio’ que duró muy poco.
Una lucha estéril por la paz
Se han llevado a cabo numerosas amnistías, armisticios y reintegración a la vida civil y política, con las más autorizadas voces de la democracia y la paz mundial, como testigos y garantes. De nada ha servido todo ese enorme esfuerzo. Porque hay una costra en el corazón de ciertos autoritarios dirigentes políticos que se reproducen como una maldición del país, que los induce a ejercer como ‘generales’ de ejércitos de matarifes. Sin moral y sin la menor sensibilidad humana. No les importa llevar a cabo los más repugnantes genocidios, como ocurrió con el partido Unión Patriótica, en momentos en que la dirigencia urbana del Partido Comunista intentó convencer a sus aliados o brazo armado, las Farc, para que intentaran llegar al poder a través de las urnas. Fue todo un movimiento político popular de avanzada y democrático, con un candidato de mucho arraigo popular, Jaime Pardo Leal, asesinado en 1990, “por las fuerzas oscuras que se oponen a la paz en Colombia”. El mismo cuento chimbo de siempre para nombrar con eufemismos a los verdaderos responsables a quienes todo el mundo conoce. El magnicidio del aspirante presidencial por la UP fue apenas el comienzo. Luego mataron al sustituto de Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, y miles de miembros de dicha colectividad. Un verdadero exterminio sin que el Estado hubiera sido capaz de detener esa vergonzante historia negra de la patria. En esas mismas condiciones fueron acribillados otros talentosos líderes colombianos que bien hubieran podido enderezar el camino tortuoso del país, como ocurrió con Luis Carlos Galán Sarmiento, del Partido Liberal, Carlos Pizarro Leongómez, del desmovilizado M-19.
Un maridaje maldito
Y en medio de toda esa triste historia de torturas, sangre, desapariciones y desplazamientos masivos, aparece el luciferino narcotráfico que, de inmediato, quiso también alzarse con el poder político nacional. Y para ello le sobraron ‘acólitos’ que abrieron el camino a numerosos narcos para que llegaran al Congreso y lo más alto a que pueda llegar un jefe narco, sentarse en la misma mesa del Rey de España y del Jefe del Gobierno español, como ‘delegado’ colombiano en calidad de miembro del Congreso de este país.
Si el actual Gobierno y el Centro Democrático entendiera que los colombianos de las nuevas generaciones conocen la historia y no quieren repetirla, no cometerían tantas torpezas como esta que acaban de cristalizar en el hijo de Jorge 40. No porque el joven Jorge Rodrigo Tovar Vélez tengan que responder por los delitos de su padre, o porque no reúna las condiciones para el cargo. No. El repudio es porque, si de verdad en este Gobierno hubiese voluntad para lograr una paz sólida y duradera, no solo estuviera abriendo campo para darles oportunidades en cargos públicos a los hijos y nietos de los exjefes de las Autodefensas Unidas de Colombia, sino también, con el mismo rasero e intención, tendiéndole la mano a los hijos y nietos de Tirofijo, Alfonso Cano, Raúl Reyes, Simón Trinidad.
Los registros de la prensa internacional
La agencia española EFE en su informe dice: La ministra del Interior, Alicia Arango, aseguró en un debate en el Congreso que el hijo del exjefe paramilitar «no se va a ir porque él no tiene ningún problema con la justicia».
Jorge Rodrigo Tovar Vélez, hijo del exjefe paramilitar conocido como ‘Jorge 40’, fue nombrado director de víctimas del Ministerio del Interior, una decisión que fue criticada este martes por diversos sectores que consideran que es una afrenta contra quienes sufrieron los crímenes de su padre.
“¿Este es el trato y respeto que le merecen al Gobierno nacional las víctimas? ¿Esta es la ‘paz con legalidad’? ¿Legalidad a quién? ¿A qué?”, escribió en su cuenta de Twitter la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, una de las más férreas opositoras del Gobierno del presidente Iván Duque.
Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40 —uno de los más sanguinarios jefes paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)—, fue extraditado en 2008 a Estados Unidos donde paga una condena de 16 años y medio de cárcel por delitos asociados al narcotráfico.
El exjefe paramilitar fue procesado bajo la Ley de Justicia y Paz por los delitos de desplazamiento forzado, homicidio, tortura, desaparición forzada, reclutamiento ilícito y destrucción y apropiación de bienes protegidos, pero luego fue expulsado de ese mecanismo y extraditado a Estados Unidos.
Debate sobre idoneidad de Tovar
La decisión encendió un debate porque el Gobierno defiende que Tovar asuma el cargo porque “no ha cometido delitos”, mientras que los críticos, incluidos miembros del Centro Democrático, consideran que el Ministerio del Interior está entregando un mensaje equivocado con su nombramiento.
“Es increíble que no seamos capaces de darle oportunidades a quien no ha cometido delitos. El día que él no cumpla o cometa algún delito se tiene que ir, pero mientras tanto no se va a ir porque él no tiene ningún problema con la justicia”, manifestó la ministra del Interior, Alicia Arango, en un debate en el Congreso.
Agregó: “Si fuera alguien de un grupo guerrillero o exguerrillero que se hubiera nombrado ahí, también lo defendería porque no tiene la culpa de que su papá se hubiera equivocado”.
En ese sentido, Rafael Nieto, miembro del Centro Democrático y exviceministro de Justicia, consideró que “no hay delitos de sangre y nadie tiene la culpa de los delitos cometidos por sus familiares, pero no es coherente, no es presentable y es provocador nombrar al hijo de ‘Jorge 40’ como cabeza de la unidad de víctimas. Tan insensato como esposa de (Iván) Cepeda en la JEP”.
Con él coincidió el representante a la Cámara Inti Asprilla, del partido Alianza Verde, que se preguntó si “se les puede imponer a las víctimas de su padre y socios paramilitares que sea precisamente él quien deba garantizar sus derechos”.
Por su parte, el exministro Juan Fernando Cristo manifestó que la decisión le generó un debate interno: “No dejo de pensar en cómo se sienten las víctimas de su padre y al tiempo en que este joven no tiene la culpa de los crímenes del jefe para”.
Así mismo, salió en contra del Gobierno: “Se les fue la mano. Es cruel e inhumano con las víctimas. No podían encontrarle otro cargo, de los tanto que tiene el Estado, ya que es tan cercano al Centro Democrático y a sus jefes políticos del Cesar. Un abrazo enorme y solidario ante esta ofensa a las víctimas del Bloque Caribe de las AUC”.
Otra de las razones por las que han cuestionado a Tovar es por un tuit que publicó en 2016 en el que decía que su padre, el comandante del Bloque Norte de las AUC que operaba en los departamentos de La Guajira, Atlántico, Cesar y Magdalena, era un preso político.
No obstante, otros sectores tienen otra mirada sobre este nombramiento. Es el caso del jefe del Partido FARC, Rodrigo Londoño, quien en diálogo con la ‘W radio’ expresó: “Me ha quedado la impresión que es una persona comprometida con la paz. Yo en principio no tengo problema con ese nombramiento, pero hubiera sido bueno que se concertara con todas las víctimas».
En este mismo sentido, una fuente de la Comisión de la Verdad le dijo a EL HERALDO que Tovar “apoyó el Acuerdo de Paz con las FARC, pidió perdón por la violencia ejercida por su padre y desde el 2017 al 2019 ha participado en diálogos junto a Jaime Palmeras, hermano de Simón Trinidad”.
Tovar Vélez es profesional en jurisprudencia con especialización en ciencias penales y criminológicas y también cuenta con una maestría en Alta Dirección Pública.
“No me juzguen por lo que hizo mi padre”
Tovar Vélez dijo que es víctima del conflicto armado, reconocido por la Unidad de Víctimas.
El coordinador de víctimas del Ministerio del Interior, Jorge Tovar, aseguró este miércoles que nunca ha dicho que su padre, ‘Jorge 40’, no tenga responsabilidades de las acciones que cometió en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y aclaró que cuando dijo que su padre era un preso político se refería a que Estados Unidos nunca le mostró una prueba por delitos de narcotráfico.
«En Colombia no existen delitos de sangre»
Frente a la situación judicial de su padre, aclaró que no es su portavoz y que no conoce detalles del proceso, pero que espera que algún día pueda regresar al país para “dar la cara, pero especialmente a todas las víctimas del conflicto armado”.
Agregó en entrevistas con medios que cuando él tenía siete años, la violencia le quitó a su padre “la persona que más quería en mi vida, figura que la vi representada por muchos años en mi tío, Sergio Tovar Pupo, quien fue asesinado años después en Valledupar. Me tocó exiliarme del país, yo sé lo que es la guerra y sé las consecuencias que trae la guerra”, y dijo que anhela cambiar las cosas para que hay un verdadero cambio.
“Un mensaje muy claro para todas las víctimas del conflicto armado, no solo para las del Bloque Norte de las Autodefensas, no solo para las víctimas de ‘Jorge 40’: quiero que me den la oportunidad de demostrarles, por medio de mi trabajo, que el anhelo más profundo de mi corazón es trabajar por todas las víctimas del conflicto armado sin excepción alguna”, aseguró Tovar en W Radio, agregó que para él la vida armada no es una opción, que no justifica a su padre ni a nadie que haya pensado en la vida armada como una opción.
Tovar Vélez defendió su hoja de vida. Aseguró que es abogado con énfasis en derechos humanos, especialista en derecho penal y magíster en alta dirección pública; así como su trayectoria en el trabajo por las víctimas del conflicto en la Gobernación del Cesar. Recalcó que llegó al Ministerio del Interior por el exviceministro Juan Manuel Daza, actual representante a la Cámara.
“Así como comparto con personas del Centro Democrático, donde tengo muy buenos amigos, comparto con personas del partido Farc, donde también tengo buenos amigos. Las diferencias políticas no son barreras para una amistad porque creo que esas barreras han sido lo que no nos ha permitido construir una paz sólida”, enfatizó en la emisora.
Además, el abogado pidió que lo dejen demostrar que está trabajando por las víctimas y que él también es una víctima del conflicto armado: “En mi primera clase de Derecho en la Universidad del Rosario aprendí que en Colombia no existen delitos de sangre. Dejemos de mirar al hijo de, al hermano de, al papá de. Miremos a las personas, juzguemos a las personas por lo que son individualmente, no por lo que haga su familia”, dijo Tovar en Blu Radio.