
Por Rafael Sarmiento Coley
Shakira sigue la trocha abierta que dejaron varios barranquilleros












Es, guardando las proporciones, como si Gabriel García Márquez, luego de ganar el Premio Nobel de Literatura, se hubiera venido a disfrazarse de Monocuco Guayabero y recorrer la Batalla de Flores sin el capuchón de marimonda.
Claro que si Gabo estuviera vivo, sin la menor duda Shakira, su gran amiga, lo hubiera llamado para decirle: «Gabo, quiero que me acompañes a desfilar en La Guacherna que fundó Esthercita Forero».
Y Gabo sin duda habría aceptado la invitación, porque, además, adoraba a Shakira. Y ella admiró y quiso siempre a Gabo.
La adoración de Shakira por las carnestolendas no es un embeleco nuevo. Es algo que lleva en sus genes. Porque aquí nació (en el barrio La Floresta), y aquí aprendió a mover las caderas y moverse con el arrebato del más puro «ñero».
Su padre, William Mebarak Chadid, nacido en Sincelejo en el seno de una familia de orígen libanés, se vino a Barranquilla en busca de cristalizar sus sueños de comerciante exitoso. Aquí estudió y luego empezó a moverse en la venta de joyas puerta a puerta. Luego conoció a una bella jovencita nacida en uno de los pueblos cerca de Barranquilla: Nidia Ripoll. Fué amor eterno a primera vista.
Tuvieron tres hijos. Y William, además de eficiente vendedor de relojes, cadenas y pulseras, se volvió un «comelibros». Por las noches leía todo lo que se le atravesaba.
Por lo tanto estaba muy bien informado, lo cual lo entusiasmó para arriesgarse como columnista del diario barranquillero El Heraldo, líder en la Costa Caribe Colombiana.
«Si yo fuera Presidente» era el título de su escrito y se publicaba en las páginas editoriales de dicho periódico.
Cada vez que visitaba la sala de redacción de dicho periódico iba con hija Shakira, una niña vivaz, despierta, conversadora, cabellera negra y abundante y unos ojazos negros.
William intuyó desde un principio que su hija estaba destinada a ser una cantante, y a lo mejor soñoba con verla en alguno de los escenarios que existían en la cuudad en aquellos años.
Al comienzo tuvo dificultades para que publicaran alguna nota sobre ella. Algunas (no todas, es preciso aclararlo), se negaban a atenderla.
Lo mismo ocurría con los locutores de las emisoras de música juvenil. Uno de ellos, cuando desde la recepción de la emisora le avisaban que «aquí está la niñita que baila como árabe…vino con su papá».
El locutor de marras ordenaba que le dijeran a padre e hija que estaba entrevistando al aíre, en vivo y en directo, a Paloma San Basilio y que después tendría al aire a Rocío Dúrcal.
No fué sino cuando Shakira pegó el salto largo con «Piés descalzos» y «Dónde están los ladrones», cuando los locutores míopes se dieron cuenta del talento de la niña de cintura electrizada.
En adelante Shakira brilla con luz propia a nivel mundial y aquellos que no tuvieron el olfato para oler el talento de Shakira se dejaron tragar de la manigua como locutores «relojeros»: dando la hora después del disco de Shakira.
LA TROCHA
En buena hora y con sobrados méritos Shakira es hoy orgullo no solo de Barranquilla, la Costa Caribe y Colombia, sino de todo un Continente, porque en varios países europeos es acogida con furor.
Ha ganado múltiples premios. Ha actuado en los escenarios más respetables y respetados. Cuenta con millones de seguidores en el Mundo. Es la mejor Embajadora de Colombia a nivel internacional. Y sus presentaciones generan un inusual movimiento económico en transporte aéreo y terrestre, en la hotelería, en los restaurantes y en la venta callejera de todo tipo de artesanías y prendas de vestir con su figura.
Shakira recogió las banderas que mucho antes portaron rutilantes artistas como: José María Peñaranda («Se va el caimán», «Me voy pa’Cataca», «La ópera del mondongo».- José Benito Barros Palomino («La Piragua», «Las pilanderas», «La llorona loca»).
Mario Gareña («Yo me llamo cumbia»).
Esthercita Forero («Mí vieja Barranquilla», «La Guacherna», «Tambores de Carnaval).
El plateño Francisco «Pacho» Rada («La lira plateña», «El tigre de la montaña».
Adolfo Pacheco («La Hamaca grande).- Andrés Landero («Alicia la campesina», «La muerte de Eduardo Lora», «Flamenco «, «Las miradas de Magaly»).
Adolfo Echeverría: «Las cuatro fiestas».
El guitarrista y compositor barranquillero Rafael Mejía Romano, también dejó su aporte imperecedero con «Era Martha la reina» y «Muñequita linda» figura entre los 100 mejores boleros del Mundo.
Y no se puede dejar por fuera al «rebolero» Nelson Pinedo quien fué estrella de la época de oro de la Sonora Matancera considerada la mejor agrupación cubana de todos los tiempos. Se hizo muy popular con la guaracha «Me voy pa’la Habana, que originalmente la compuso y grabó otro barranquillero José María Peñaranda con el título de «Me voy pa’Cataca’ (abreviatura de Aracataca, la tierra de Gabo).
Y por último, pero no menos importante, está Rafael Campo Miranda con su inolvidable»Lamento náufrago » y «Pájaro amarillo «, entre muchos otros temas. Temas que le dieron renombre a nivel internacional, especialmente en México, donde su tema»Pájaro amarillo fué utilizado como banda sonora de una película azteca, por lo cual le pagaron una fortuna que le alcanzó para comprar una casa, que pintó de amarillo y una camioneta del mismo color, más una finca a la que le puso el nombre de «Pájaro amarillo».