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Se montó a una torre eléctrica de 250 metros por una boleta del Junior

Por Villa Carolina, El Limoncito y Puerto Alegre se le conoce como ‘Víctor’. Este miércoles temprano recogía plata para ir al estadio. No consiguió más de $4 mil. 

Por El Búho

Este miércoles desde bien temprano ‘Víctor’ recorrió los almacenes de variedades, las panaderías, las pizzerías, las tiendas y farmacias “manito, para que me colabore con algo que no he podido comprar la boleta para ir a ver a Junior ¡Tú Papá!”.

2 Víctor a 200 metros

Ya ‘Victor’ se encontraba en lo más alto de la torre, cuando empezó a serenar y todos los presentes pensaron que se electrocutaría.

Llegó a “La Mano de Dios” y el cachaco dueño del negocio lo desparpajó porque él es hincha furibundo de Deportivo Independiente Medellín, “no jodás vos, venir a pedirme plata para ir a gritar por el rival de mi equipo, ¡vete para la quinta porra!”.

‘Víctor’ se fue con el rabo entre las piernas y llegó a la esquina de ‘Drogas La Rebaja´’ y se encontró con un enjambre de mensajeros que revisaban sus motos para salir a los repartos. “Hermanitos, estoy recogiendo pa´la boletica porque quiero ir al estadio, y apenas he recogido cuatro mil pesitos. Ayúdeme, hombre, que quiero ir a apoyar a nuestro Junior del alma”.

3 Los bomberos

Llegaron los bomberos, las patrullas de la policía, las ambulancias, personal de rescate de la empresa generadora de energía, dueña de la torre de alta transmisión.

‘Víctor’, así a secas, es como se conoce por todo este vasto sector residencial. Todos los días pide para una cosa distinta. Para la medicina “de mi mamacita que sufre de asma”. “Para el pasaje de mi vieja que tiene que irse a operar al hospital de Cartagena”.

“Este loco siempre se inventa un cuento distinto para pedir plata, y la gente le da porque se ríe de su astucia para cambiar de discurso, lo malo es que anda cada día más andrajoso y nadie lo quiere dejar entrar a los negocios porque asusta a la clientela. Además, como no se baña ni se cambia de ropa, hiede a piolita de mico”, dice Julio, empleado de la farmacia.

No consiguió más

4 el público expectante

El drama generado por el temerario ‘Víctor’ se volvió un espectáculo circense. La gente hasta ocupó balcones para ver mejor ‘la película’.

Dice José Gregorio, el mensajero de la caja de cambio de la esquina, que él lo regañó cuando llegó a pedir plata bien temprano. “Se fue refunfuñando y mentando madre a la lata”.

Después regresó por los lados de la farmacia en momentos en que iba entrando a su turno Margarita, una de las farmacéutas, y le dijo que le regalara los cuatro mil pesos que ya le faltaban “para la boletica, porque me han dado ya bastante, solo falta usted, doña Margarita”. Y con las mismas ella le ripostó que en vez de estar pensando en boleta para ir al estadio, se comprara un jabón de baño y un champú antipiojos para que se quitara ese mal olor. “Fo, quítese de mi camino”, le dijo Margarita.

Y Víctor se fue triste. Se perdió del sector. Hasta las cuatro de la tarde cuando pasó vociferando por todo el sector que siempre recorre. “Hoy me mato. Me voy a lanzar de lo más alto. Y todo por culpa de la ingratitud de la gente que no me quiso dar para ir a ver a mi Junior del alma”.

Poco después la gente se sorprendió cuando Víctor empezó a subirse en la torre número 043 de alta tensión eléctrica, en momentos en que empezaba a serenar.

La gente empezó a gritarle “mira loco del carajo, te vas a electrocutar”. Y él respondía. “No importa. Nadie impedirá que tome esta decisión de matarme. Estoy aburrido de la vida”. Y seguía trepando a lo más alto de la torre.

Sonaron las sirenas. Llegaron los bomberos, una ambulancia, dos patrullas de la policía, una camioneta de la empresa generadora de energía. Todo ese personal tratando de persuadirlo del peligro. ‘Víctor’ no escuchaba a nadie. Un oficial de la Policía le dio la orden perentoria de que bajara, o él subía a tumbarlo por los pelos. “No importa. Haga lo que quiera. Yo me mato”.

El drama se incrementaba. ‘Víctor’ había creado una película de suspenso en torno suyo.

5 Fabián Arenas

Fabián Arenas, veterano camarógrafo internacional que vive cercano al lugar de los hechos, de inmediato montó todo su más completo equipo.

Hasta cuando vino un pastor cristiano y le habló con voz profunda y serena. Le ofreció protección. Ropa. Comida. Medicina y un techo donde dormir. “Aquí, hijo, por lo pronto, tienes una pizza de peperoni, langostinos y pollo, una cocacola dos litros, una camisa y un pantalón”.

La oferta fue suficiente. ‘Víctor’ casi se tira de 250 metros de la emoción. El propio Pastor tuvo que bajarle la velocidad al viaje de retorno. “Hijo, baje despacio, no sea que, por hacer una obra de caridad, usted de verdad se nos mate”.

De esa manera ‘Víctor’, que durante más de dos horas mantuvo a numerosas personas en vilo, bajó despacio, tal como había subido. Ya en tierra firme, agarró su pizza, su cocacola, la ropa que le trajo el pastor y se fue canturreando “viva el Junior de Curramba/Junior campeón”. El dueño de la tienda, un joven paisa que ya tiene cuatro tiendas en todo estos sectores, dijo, «dizque loco, locos somos nosotros que le creemos todas sus pendejadas».

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