Por: Francisco Figueroa Turcios
Rodrigo ´Rocky´ Valdés Hernández, le dio a Colombia el segundo título mundial de boxeo el 25 de mayo de 1974, al noquear a Bennie Briscoe.
´Rocky´, se convertirá, en junio en 2025, en el segundo boxeador colombiano en entrar en el Salón de la Fama, tras Antonio Cervantes ‘Kid Pambelé’. Como dato curioso fue el segundo boxeador colombiano en ganar un título mundial y también será el segundo pugilista en acceder al salón de la fama. El dos, es el número mágico para Rocky Valdés.
Rodrigo Valdés, pasó de ser un humilde pescador en Cartagena a constituirse en uno de los más grandes deportistas en la historia de Colombia.
El boxeo fue el instrumento para noquear la pobreza, debido a que desde muy joven tuvo que ganarse la vida como pescador desafiando el mar Caribe. Quedó huérfano de padre cuando solo tenía cinco años de edad. Su padre, Reynaldo, un humilde pescador, murió en su ley: ahogado.
Rocky, jamás pudo borrar de su mente el momento que vivió cuando vio entrar a las vecinas de la plaza de la Trinidad o de la calle de las Chancletas, en Getsemaní, alborotando el barrio, por la muerte de su padre, Reynaldo, torturado por el mar posteriormente refugio de Rodrigo, quien no tuvo otro camino que él de ir a buscar, con los pescadores del muelle del Arsenal, «puerto tatuado por el sol», la comida y cuento ya faltaba en casa, por la ausencia de su padre.
Curioso caso, de inédito psicológico, el de un joven respondiendo a la agresión de las olas, con tacos de dinamita lanzadas desde el bote, para arrancarle al mar su riqueza. El padre muere ahogado en el mar y su hijo acomete la venganza, en escenas no imaginadas por Ernest Hemingway en su obra.
Perfecta Hernández de Valdés, su madre, quedó con cinco hijos: Reynaldo, Alfredo, Marcos, Rodrigo y Alfredo. Perfecta, una morena sobre cuya piel en la juventud se estallaba el sol de la miseria nunca había sabido nada de boxeo, ni podía soñar con forjar en sus entrañas a un campeón mundial, si en la familia entonces no habían ligazones con el boxeo. Más, sí con el deporte,´ porque las murallas de Cartagena, según frase del presidente, Alfonso López Michelsen» dan sombra a jugadores de béisbol y a campeones mundiales».
De manera que, solo por esto se puede encontrar en el embrión de Rocky Valdés, algún parentesco con el deporte, especialmente en el barrio Getsemaní ,donde en una gallera, entonces llamada ´La Mejor de América´, se hacia boxeo, también. Tal edificio lleva el nombre de coliseo, como tantos, en homenaje a la vieja Roma, misionera de esa cultura cristiana, cuyos escribas armaron en la Iglesia de la Trinidad, pórticos y altares remendando a San Pedro.
A Rocky lo crió Carmen, a ella la apodaban Coi, amiga de su madre, una humilde mujer que tenía un puesto de venta de pescado en el antiguo mercado del Arsenal en Cartagena. Rodrigo luego de la faena de pescar con dinamita apoyaba a la señora Coi en el puesto de venta de pescao.
“La pesca la principié a practicar en la orilla del agua sin que nadie me enseñara, con un cordel y anzuelo y más tarde en los botes ya dentro del mar. Con varios amigos salíamos a pescar por los lados de la Base Naval y del Hotel Caribe, tirando dinamita a los cardúmenes y así sacábamos grandes sábalos.
Yo recuerdo que muchas veces me estallaron los tacos en el aire, mientras que a otros compañeros se les volaban dedos, manos y hasta brazos. Diariamente me ganaba cincuenta o cien pesos, dependía, a veces me iba en blanco, y eso me servía para comprar la ropita. A mi me ponían en el colegio y yo no asistía, me iba escondido a pescar, hasta que mi madre lo supo y me dejó que hiciera eso que me gustaba”, confesó Rocky Valdés sobre su pasión por la pesca.
«Rocky fue un ejemplo de superación de ser un humilde pescador con dinamita pasó a ser campeón mudial de boxeo. Fue un grande entre los grandes. No hay una persona en la capital de Bolívar que no pueda contar una anécdota de Rocky Valdés. El doctor Armando Pomares fue su médico. Él fue quien le enseñó a leer para que dejara de ser analfabeta. Rodrigo fue un hombre apacible, nunca perdió su humildad», reseña Francisco Piña, Comisionado internacional de la Asociación Mundial de Boxeo.
El periodista Juan Gossaín fue testigo de las gestas de Rodrigo Valdés. «Fuimos buenos amigos porque hice varias crónicas sobre su vida y sus combates. Entre los grandes boxeadores colombiano, Rodrigo Valdés era el más juicioso con su dinero, ahorrador, emprendía negocios. Y era también el más simpático, el cariñoso, el que hacía amigos con más facilidad. Un hombre entrañable. Tan buen deportista como ser humano», reseña Gossaín sobre el perfil de Rodrigo Valdés.
Rodrigo Valdés, está en la historia del deporte colombiano, tras ganar el título del Consejo Mundial de Boxeo al derrotar por nocaut al estadounidense Bennie Briscoe, el 25 de mayo de 1974, en Montecarlo y en Junio en 2025 ingresará al salón de la fama.