Ya está vestido de rosado, la maglia que lo identifica como el nuevo patrón del Giro de Italia. Cuando menos lo ven compitiendo, él se las arregla para recordar que «la clase no se pierde».
Por Jorge Sarmiento Figueroa – Editor general
Rigoberto Urán
Los colombianos se han tomado el Giro de Italia como propio. El primero en sacar pecho fue Rigoberto Urán, en representación del equipo belga Omega. Este consagrado corredor colombiano venía de dar un Giro anterior que mostraba sus cualidades, ahora lo está ratificando y parece que solo tiene un fuerte oponente, su compatriota el gran Nairo Quintana.
Nairo Quintana
Solo hasta ayer, Quintana venía de quinto, lo aquejaban algunos quebrantos de salud y los especialistas lo veían débil. No conocían a fondo el secreto, que ya es vox populi en el ciclismo mundial, que la mejor medicina, reconstituyente y vitamínico de los colombianos es el agüita de panela que se toman todas las mañanas bien calientita y luego llenan varios bidones (botellas plásticas especiales) para emprender la carrera. Por eso la montaña y el descenso del Stelvio se dejaron vencer por un «escarabajo» de marca mayor, que no fue una sorpresa en el Tour de Francia (segundo en la general, campeón de montaña y campeón de los jóvenes), que volteó su arremetida de egos cuando el equipo español Movistar, para el que corre, lo quiso enviar en contra de su voluntad al Giro, y entonces él se dedicó a aprender. ¡Y vaya que lo está haciendo, con una camisa rosada que le queda a talla!.
Quintana es líder sólido con 1 minuto 41 segundos de diferencia a su más cercano perseguidor, el colombiano Rigoberto Urán; 3m 21s al tercero, Evans, y luego, muy pegaditos, muy igualados, Rolland, Majka, Aru, Kelderman, y el veterano Domenico Pozzovivo (por cierto que ayer uno de los narradores se confundió y lo llamó como «Pozzolleno»).
El Giro de Italia va cogiendo color entre picos de nieve y verdes profundos, cae la primavera y se enciende la competencia de una de las más históricas del ciclismo mundial. Colombia está en lo más alto y Quintana y Urán lo están viviendo con sonrisas de final y gotas de sudor en cada pedalazo de cada día.
