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¡Quedé en la quiebra!: Carlos ‘El Capo’ Herrera

Aún con el pánico escénico que le produjo observar cómo las llamas consumían su hogar, Carlos ‘El Capo’ Herrera regresó cinco días después para ver qué podía rescatar.

Escrito por Francisco Figueroa Turcios – figueroaturcios@yahoo.es

Caminaba a pasos lentos, no se sabía si era por el cansancio que le produjo el caminar desde Las colmenas, del sector  de BarranquillitOLYMPUS DIGITAL CAMERAa, hasta el lote de Peldar, ubicado en la Vía 40, donde llevaba 15 años viviendo.

Allí había construido un tugurio con pedazos de cartones y madera, que la semana anterior le fue incendiado en las horas de la noche, mientras que Carlos buscaba en las tiendas cartones para reciclar.

¿O tal vez era que estaba en estado de schok al observar que su rancho había quedado todo reducido a cenizas?

Con sus ojos todaOLYMPUS DIGITAL CAMERAvía rojos de tanto llorar – por la crueldad que le cometieron de dejarlo en la física calle-, ‘El Capo’ Herrera solo encontró en la pared del lote de Peldar el cuadro de La Última Cena, de Leonardo da Vinci, hecho en mármol, que hace ocho años le regaló uno de sus clientes a quien él le recoge la basura.

Lo bajó de la pared, se quedó reparándolo por  un momento y murmuró en voz alta: “y pensar que la tarde anterior al incendio yo comí también mi última cena, aquí en este mismo lugar. Ahora todo es ruina. Quedé en quiebra”.

Al ver esa escena patética no se puede menos que pensar en la ironía de cargar con el apodo de ‘El Capo’ y tener los bolsillos vacíos, sin una moneda ni para una arrancamuelas.

La noche del incendio

«Eran como las 7:30 de la noche. EstOLYMPUS DIGITAL CAMERAaba recogiendo, como de costumbre, unos cartones allá en la tienda -muestra con la mano izquierda-, la que queda a dos cuadras, cuando de repente un amigo me fue a avisar que mi casa se estaba incendiando.

Corrí como un loco, cuando llegué, ya el fuego había cogido fuerza. Yo cada 15 días a todo el rededor de la casa le echaba ACPM para evitar que  las culebras se acercaran, y, me imagino, que eso ayudó a que las llamas fueran más fuertes. No pude rescatar nada. Afortunadamente le metieron candela al rancho cuando yo estaba afuera, si no hoy fuera hombre muerto”, comenta Carlos Herrera.

Recuerda que cuando llegó el Cuerpo de Bomberos, no soportó ese momento. “El corazón se me quería salir del pecho, de la impotencia por no poder hacer nada para evitar que las llamas destruyeran mi casa, por lo que decidí irme caminando por toda la Vía 40 hasta llegar a Las Colmenas de Barranquillita a ver si encontraba  un amigo que me diera posada. Pero ya era muy tarde y me tocó dormir en la calle con los indigentes que están en el Paseo Bolívar, en la parte de atrás del edificio de la Caja Agraria».

¿Por qué decidió retornar?OLYMPUS DIGITAL CAMERA

El primero en darle la bienvenida a Carlos fue uno de sus 5 perros, al que le llama «El mocho», porque no tiene rabo. El resto de perros no se habían percatado del regreso de su amo. «Llevo 15 años trabajando por este sector. La gente me conoce y me ha apoyado. Me puse a echarle cabeza y reflexioné que no podía coger camino para otra parte sino era para los predios del lote Peldar. Aquí estoy y aquí me quedo. Debo arrancar de cero. Mientras que Dios me de salud lucharé por rehacer mi rancho».

¿Tenía amenazas?

Carlos es un hombre de Dios. Es analfabeta. No sabe leer, ni escribir. Tenía una Biblia grande, él todos los días buscaba a alguien para que se la leyera. «Soy un hombre de hacer amigos. No tengo enemigos. No había recibido amenazas. Lo que sí está claro es que había ya recibido dos cartas de la Alcaldía de Barranquilla, donde me decía que estaba ocupando un espacio público. Como yo no sé leer, buscaba a un amigo para que me leyera lo que me decían en esos escritos. Muchos amigos me comentaban: ‘En cualquier momento te van a desalojar, allí van a construir el Centro de Convenciones y Eventos del Caribe’. Las presiones se intensificaron cuando comenzaron la construcciones aquí en el lote de Peldar».

Carlos guardaba la espOLYMPUS DIGITAL CAMERAeranza de tener su propio negocio. Todos los días, religiosamente, ahorraba algo de lo poco que se ganaba reciclando.

«Lo que más me duele de todo es que la alcancía que tenía también se me quemó. Allí tenía mis ahorros de 15 años. Tenía las cuantas claras, allí en la lata tenia guardado $450 mil pesos. La meta era hacer una chaza y vender productos comestibles. Esa ilusión quedó en las llamas que acabaron con mi casa. Estoy en manos de la misericordia de Dios. La Biblia es muy clara cuando nos dice, a través es de Mateo 6:26, ‘mirad, las aves no hilan, ni trabajan y nuestro Dios las alimenta’. Confío en que la Alcaldía me ayude con esta calamidad, porque quedé en la quiebra!”.

Ahora ‘El Capo’ Herrera deberá comenzar a trabajar fuertemente el reciclaje. Ya tiene una carreta que le facilitaron, que le servirá para trabajar y allí dormirá mientras construye su nueva casa. ¿Dónde? No lo sabe todavía. Y en el fondo de su alma, él sabe que, con el incendio de su cambuche, le están pidiendo a gritos, a llama pura, que se vaya de por ahí, porque, en mala hora para él, llegó el progreso. Y ese no perdona nada. Ni casuchas, ni chonchitos de alcancía, ni siquiera vidas humanas.

About author

Comunicador y Periodista. Editor deportivo de Lachachara.co, tiene experiencia en radio, prensa y televisión. Se ha desempeñado en medios como Diario del Caribe, Satel TV (Telecaribe), RCN, Caracol radio, Emisora Atlántico, Revista Junior. Fue Director deportivo de la Escuela de fútbol Pibe Valderrama y dirigió la estrategia de mercadeo y deportes de Coolechera. Para contactarlo: Email: figueroaturcios@yahoo.es
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