Con la sanción a Kiko Gómez Cerchar, La Guajira y el Cesar reciben un golpe duro. Al Gato Volador le queman carro. Lluvia de llamadas para ‘enfríar’ candidatura de Verdeza.
Por Rafael Sarmiento Coley – Director
Como ha sido tradicional desde los tiempos de la infancia de la República de Colombia (fue entre Riohacha y Barranquilla que unos dirigentes modificaron los famosos ‘registros de Padilla’ para que ganara la presidencia el candidato conservador Rafael Reyes, que había perdido, de lejos, en las urnas frente al liberalismo).
Después, hay cosas más recientes que todavía el colectivo costeño – que no es tan desmemoriado como muchos pendejos pregonan precisamente con la intención de desmemoriarlo—recuerda con mucha precisión.
Para este debate que concluirá el 9 de marzo con la elección del nuevo Congreso de la República, ya empiezan a darse los casos exóticos y macondianos en la región. Las locuras del Ñoño Elías en Córdoba y Sucre. La desfachatez y la ostentación con que el candidato Yair Acuña gasta plata en su campaña comprando días de toros en 5 corralejas distintas para la exclusividad de su campaña y la de sus aliados políticos. Cálculos moderados se atreven a afirmar que en esa solo inversión van más de cuatro mil millones de pesos ‘fuera de cachucha y perendengues’.
La decisión divulgada ayer por la Procuraduría General confirma la destitución e inhabilitación por 17 años para elegir y ser elegido u ocupar algún cargo público al exgobernador Kiko Gómez Cerchar. Lo cual deja en muy malas condiciones su movimiento político, que aspiraba a salir fortalecido en los comicios de marzo. Se fregó. Pero, además, Gómez Cerchar también perjudica a un pariente cercano que aspira al Congreso por el Cesar. Golpe por punta y punta. Para colmo de males, las sospechas de que algo tuvo que ver su sector con el repudiable homicidio de un hombre bueno como el neurólogo, ha incrementado el rechazo, rayando en el desprecio, del grupo político de marras.
Guerra telefónica
Laureano Verdeza Garavito, candidato a la Cámara atlanticense por el Partido Liberal, ha venido adelantando una de las campañas más visibles y modernas, con considerable exposición vial y en las redes sociales.
No es un candidato de agravios. No pelea con nadie. Es una campaña decente. Tal vez por eso, en cierto sector político apareció el fantasma del arma del mediocre y derrotista, con una campaña sucia que acude a llamadas por teléfonos en donde se anuncia que la candidatura de Verdeza deberá bajar el perfil para no poner en peligro al Partido Liberal, de que no gane curul alguna en el Atlántico.
En forma decorosa y firme, Verdeza respondió que “la candidatura mía es la más fuerte del Partido Liberal, no dependo ni política, ni económicamente de ninguno de los grupos políticos, ni económicos que se han enquistado en el departamento del Atlántico, que imponen candidatos para continuar haciendo de las suyas, y poder tener marionetas a las que puedan manejar cuando los intereses sociales se antepongan a los económicos que afecten sus estructuras.
Jamás acataré una decisión de estos grupos que afecte a las personas que han visto en esta candidatura una opción que genera esperanza”.
Asustaron al Gato Volador
En el Atlántico, el mensaje atemorizante fue para el representante a la Cámara y aspirante al Senado por el conservatismo Laureano Acuña. Una acción repudiable, porque las campañas políticas no deben llegar a esos extremos de matoneo. Dos colaboradores de esta campaña que se dirigían el domingo a Repelón (sur atlanticense) como avanzada para organizar una reunión de Laureano Acuña, fueron interceptados por dos sujetos en moto armados hasta los dientes. El caso ocurrió entre Aguado de Pablo y Las Compuertas. Los hicieron bajar de un Renault Clio de placas GIC 250 modelo 2002, le rociaron gasolina y le prendieron fuego. Le enviaron un mensaje amenazante a Laureano: ‘no venga a fregar la pita por Repelón o es hombre muerto’. Mala cosa.
Al pobre Gato Volador le están dando hasta con el balde. Como en los mejores tiempos de la Revolución Francesa, han utilizado ‘infiltrados’ para dividir el grupo político gatuno. Lo lograron. Máximo Acuña, su hermano mayor y Concejal de Barranquilla, se peleó con el Gato. Se asegura que él tiene su propia votación, pues su trabajo político es de más vieja data que la de Laureano. Se asegura también que Máximo negoció con el aspirante al Senado por la U Eduardo Pulgar Daza para ponerle 15 mil votos a cambio de $200 millones para “la logística” de llevar a esa votación a las urnas.
El Gato Volador no se ha quedado quieto. Hizo un acercamiento con el aspirante Modesto Aguilera y le ofreció una ayudita en plata y la promesa de unos votos en provincia, a cambio de unos voticos en el sur del Departamento. La gente de Inés Cecilia López Florez, la cuñada de Alejo Munárriz, el popular ‘Boca Sucia’, puso el grito en el cielo, pero Laureano los calmó y les garantizó sus votos. Dice que tiene tanto para Inés de Zabaraín como para Modesto. ¿Será? Aunque, dicho sea de paso, el Gato no es modesto en esos cálculos.