Cortas crónicas del paisaje variopinto de una ciudad que ha sido reconocida en el mundo por buscar soluciones a sus problemas con la «berraquera» de su gente.
Lionel Messi y el papá orgulloso
En la sala de espera del aeropuerto Ernesto Cortissoz, de Barranquilla, minutos antes de emprender un viaje de fin de semana a Medellín con su esposa e hijo, un señor se ufana: «Como le fue bien en el colegio, el niño me dijo que le regalara una cuatrimoto o que lo llevara a Medellín a ver a Messi. Las motos me parecen un peligro, prefiero pagar tiquetes, hospedaje y las boletas, así nos divertimos los tres porque llevamos al niño al estadio y también nosotros paseamos por la ciudad. Que conste que vale más el viaje, pero lo pago mil veces para que le quede la experiencia al pelao».
El taxista palabrero
Más tarde, en el trayecto que va del aeropuerto de Rionegro a Medellín, un taxista hace alardes de la ciudad: «¿cierto que el clima está bueno, como de aire acondicionado? Pues siempre es así. Es que este es el paraíso. ¿Vienen cuántos días? Ya van a ver lo lindo. Nada más miren esta vegetación. ¡Verdolaga, papá! Vea, es que Bogotá es la Atenas de Suramerica y Cali es la sucursal del cielo, pero Medellín es el paraíso».
El cartel
En la cartelera de volantes y afiches de un pequeño hostal para mochileros en el exclusivo sector El Poblado, un aviso resalta por cuatro estampas del extinto capo Pablo Escobar, que atemorizó a Medellín y al mundo en la década de 1990, y una cita textual de pie de fotos: «Tour por la historia de Pablo Escobar, ven y conoce la historia del hombre más buscado del mundo, visita los lugares simbólicos de su vida. El tour incluye entrevista con la familia del capo». No dice el precio, pero para los interesados es de 30 dólares.
La plaza Botero
Alrededor del grupo de esculturas del maestro Fernando Botero, valorada en millones de dólares, turistas y rebuscadores se entrecruzan en una realidad que supera las expresiones artísticas que los convocan. Por un lado, extranjeros que pagan a fotógrafos para posar con las nalgas gigantes de la ‘Mujer con espejo’, de Botero, por otro, un ‘culebrero’ que promete por cinco mil pesos revelar los amores y odios en el destino de los incautos. Más adelante, el Museo de Antioquia guarda obras excepcionales de las historia del arte del Departamento, siendo mayor la de Fernando Botero, pero con un lugar especial y preponderante para Francisco Cano, el hombre que a principio de siglo reveló la difícil vida del campesino paisa que empezaba a perder su tierra para vivir en manos de los poderosos. La entrada al museo es gratis para quienes presenten recibos de servicios públicos y es con propina voluntaria para quienes presenten carnet estudiantil.
Los niños de Santo Domingo
La estación Santodomingo es la tercera del Metrocable. Allí, como una corona real sobre la ciudad, se levanta la Biblioteca España. Un joven que se transportaba con dos amigos en uno de los vagones colgantes se expresa contrariado porque «la gente cree que esa biblioteca la donó el Rey de España y la verdad es que fuimos nosotros, con los impuestos de la ciudad y el Departamento, los que pagamos cada ladrillo. Otra cosa es que haya una gran parte de literatura donada por España. Es que hay que valorar lo nuestro».
Al descender de los vagones y doblar a la izquierda para tomar el corto pasaje barrial que lleva a la Biblioteca, un grupo de niños saltan como avispas a rodear a los turistas, soltando este discurso: «yo podría ser una de las víctimas de la violencia, pero todo ha cambiado y puedo contarle cómo el barrio se ha transformado. Voy a llevarlo a la Biblioteca mientras le cuento la historia de la guerra que vivió esta ciudad, llena de bandas, narcotraficantes, guerrilla y paramilitares». Al llegar al destino, el chico cobra su servicio.
Las escaleras eléctricas y el baño gratis en el parque Planetario de la Fundación EPM
Aunque las bandas criminales cobren a quienes quieran usar las escaleras, lo cierto es que esta obra fue realizada para que suban y bajen sin esfuerzo, completamente gratis, los habitantes de las zonas más deprimidas de Medellín. Se trata de un beneficio sin parangón para una población tradicionalmente excluida que desde las colinas ve el valle urbano de la ciudad como un sueño ajeno e intocable.
Al mismo tiempo, en otra zona de la ciudad, niños de todas las clases sociales juegan alocados alrededor de fuentes públicas dotadas por la Fundación EPM, frente al Planetario, para que se diviertan como en los parques de atracciones, pero sin costo. Junto a ellos, la mole del Planetario anuncia: si muestras un servicio público, entras con cinco personas a admirar el nuevo show de astronomía en 3D.
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Medellín sigue siendo la urbe colombiana que más da por hablar del país en el mundo. Con un coeficiente de Gini de 0.54, que revela su incuestionable primer lugar en desigualdad, incluso por encima de Cartagena; y un índice de pobreza que supera el 20%, al mismo tiempo esta ciudad es sede de festivales y eventos de amplia trayectoria y reconocimiento. El pasado fin de semana, por ejemplo, la banda Bajo Fondo, la más importante de tango progresivo de la actualidad, se presentó en un concierto en el que en pleno show se abrieron las puertas VIP para que los de atrás gozarán de los mismos derechos que los de adelante.
Mientras se cuelan todavía las brisas atemorizantes de la violencia que hizo a Medellín una de las ciudades más peligrosas del planeta a finales del siglo pasado, este año fue catalogada por la reconocida cadena inglesa, BBC, como la capital latinoamericana de la innovación. Y en el concurso por internet organizado por Citigroup y The Wall Street Journal, la ciudad obtuvo la mayor votación del público como la más innovadora del mundo en reconocimiento a las soluciones que le ha dado a sus diversos problemas, obteniendo un puntaje por encima de ciudades como Nueva York, Sao Paulo o Tel Aviv.
Todo esto es un reconocimiento a la transformación, al deseo de superar los problemas que se ve reflejado no sólo en sus gobernantes y líderes, sino en todos su habitantes. «Más allá de la infraestructura, las obras, las empresas y la fortaleza económica, lo que tenemos los paisas es berraquera», dice el taxista luego de llevar a unos turistas al Poblado, donde los espera el hostal que anuncia el tour de Pablo Escobar.
Texto: Jorge Mario Sarmiento @jorgemariosf
Fotos: Paula Romero González @lun_vodevil