
En la baraja hay algunos nombres respetables, otros rescatables, pero, por Dios, hay unos malandrines que han perdido hasta la vergüenza.
Por Rafael Sarmiento Coley

Si se mira el mapa de Latinoamérica en materia de líderes políticos de catadura moral, es mejor darle la vuelta a la hoja. Y si se da un vistazo a Colombia no se ve más que la biga en el ojo. Como dicen los boyacos: “sumercé, aquí estamos piorrr”.
El uribismo o Centro Democrático (que es la misma vaina), sale con el chorro de babas de volver a lanzar al tan cuestionado Óscar Iván Zuluaga, quien aún no ha sabido explicar por qué recibió el ‘patrocinio’ multimillonario de Odebrecht para financiar su fracasada candidatura que perdió ante Juan Manuel Santos. Eso es pasarse de cinismo.
Y Dilia Francisco Toro, que todavía no sabe ni cómo se le pone la banda presidencial a un mandatario nacional durante el acto de posesión, con el lastre, además, que lleva casi medio siglo como jefe política de Valle del Cauca, uno de los departamentos más atrasados del país, golpeado por todos los males de este mundo.
Gustavo Petro y Jorge Robledo se disputan el trofeo del negativismo frente al futuro del país. Si Colombia está tan mal como ambos aspirantes dicen, ¿acaso es que tienen la varita mágica para componer las cosas como soplar y hacer botellas?
Juan Carlos Echerry tiene el lastre de que nunca ningún exminhacienda llega a la presidencia de la República. Por la simple lógica de que todos los colombianos lo señalan como el títere que determina los mezquinos aumentos del salario mínimo y el incremento del costo de la vida.
Sergio Fajardo es un ‘Yoli’ del uribismo, por si no le suena la flauta a Zuluaga. Que es lo más seguro y justo.
La Costa Caribe tiene una buena carta con Eduardo Verano De la Rosa, con un brillante recorrido en la vida pública, pero con pocos votos en la ‘otra Colombia’ distinta a la Costa.
Hay otras precandidaturas como las de Enrique Peñaloza, Federico Gutiérrez, Mauricio Cárdenas y Roy Barreras que aparecen como de relleno. Sin ninguna esperanza.
El Nuevo Liberalismo redivivo

Ahora que el Consejo de Estado le ha ordenado al Consejo Nacional Electoral restituirle la personería al Nuevo Liberalism, la viuda (Gloria Pacho de Galán) y los tres hijos del inmolado caudillo Luis Carlos Galán Sarmiento, finalmente han descartado que alguno de los delfines sea el aspirante, y, en cambio, han pensado en el rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria.
Martha Villalba saca pecho

A raíz del descontento que ha suscitado el alza en el servicio de energía en los departamentos de Atlántico, Magdalena y la Guajira; así como el déficit en los subsidios de energía y gas, la representante a la Cámara por el Atlántico, Martha Villalba, realizará este miércoles un debate de Control Político en la Comisión Sexta de Cámara para abordar la situación.
“Esta es una oportunidad clave para que nos expliquen detalladamente la fórmula que diseñó la Comisión Reguladora de Energía y Gas (Creg) para que las empresas del sector eléctrico puedan definir sus tarifas. Y también analizar lo que está ocurriendo en cuanto al déficit en el Fondo de Subsidios de Servicios Públicos Domiciliarios. Vamos a hacer el llamado al Gobierno Nacional porque este fondo no viene siendo capitalizado a través del Presupuesto General de la Nación y es algo que ya viene desde hace rato”, explicó la Congresista.
Y lo peor de todo, doña Martha, es que Air-e , que tiene estos tres departamentos, hace lo que le viene en gana en materia de tarifas. No conforme con eso, de manera abusiva suspende el servicio con la factura del mes vencido. Ni siquiera le ponen la tijera roja.
Martha ha decidido hacerse a un lado para darle paso a su cuñado Dolcey Torres Romero, quien aspirará a la Cámara por el Partido Liberal en llave con el candidato al Senado Carlos Rojano Llinás.
¡Qué tal esa perlita!
