«Si las mentes no sanan, los corazones tampoco, pero si hay reconciliación y un perdón, la paz llega a todos».
Por: Estela Monterrosa
Desde que tengo uso de razón solo he oído hablar en mi país de violencia, de grupos armados, de secuestros, masacres, pueblos arrasados, grupos guerrilleros, paramilitares, torturas y violaciones, no existe un día que la violencia no sea un denominador común.
La mayoría de las veces el corazón se me encoge de tristeza, de impotencia ante tanto sufrimiento. Y por eso hoy cuando estamos a punto de iniciar una nueva Colombia, siento gran alegría en todo mi ser, porque estoy haciendo parte de la construcción de paz en mi país.
La paz no es la popularidad de Juan Manuel Santos, no es si me gusta el presidente o no, no es la ‘mermelada’, no son las discusiones políticas inservibles, no, la paz es el derecho que tenemos los colombianos a vivir con tranquilidad, con dignidad, sin miedo, libres y felices, en el campo, en la ciudad, en la vereda lejana.
Más de seis millones de personas en Colombia tienen una herida en su pasado por cuenta del conflicto armado, que necesita sanar y hoy, firmados los acuerdos en la Habana, Colombia podrá regalarle al mundo la primera generación de niños y niñas nacidos en tiempos de paz. Después de 8 millones de víctimas, mañana la guerra podría ser historia.
Estas semanas hemos visto cómo están tratando de boicotear el proceso de paz sembrando el miedo. Nadie ha dicho que será fácil reconstruir el país, es un trabajo que requiere del esfuerzo de todos. Caminemos juntos para darle a nuestros abuelos la paz con la que han soñado toda su vida, y a nuestros niños un futuro sin violencia.
No dejemos que el miedo nos quite la oportunidad de evitar que más niños se vean obligados a convertirse en guerrilleros o paramilitares. Combatamos el miedo con esperanza, con miles de voces. ¡Dí que sí! Porque cuando a una persona le quitan su tierra, su familia, su dignidad, le quitan el sentido a su vida. Y eso es lo que ocurría en Colombia una y otra vez, y es lo que no puede volver a suceder. No podemos seguir como los gemelos Egyik y Masik escribiendo en sus cuadernos los crudos relatos de sus vidas que transcurren en medio de la brutalidad de la segunda guerra mundial (película húngara, El Gran cuaderno) y nosotros no podemos seguir escribiendo «creciendo con la violencia», ya eso debe pasar a la historia, hoy debemos decir:
«Del conflicto a la paz
La paz con las Farc
La paz es de todos
Se siente el olor a Paz
Siente la paz
Adiós a la guerra».
La emoción es muy grande, se ha llegado a un acuerdo final, la paz está aquí, lo acordado en la justicia no debe permitir que nada se vuelva a repetir, no más sufrimiento. El sueño de tres generaciones se está haciendo realidad. En adelante los niños y niñas crecerán en democracia.
Yo digo construyamos paz, y hagamos de Colombia un país donde los mitos se derrumban y podamos ser ricos en felicidad y tranquilidad.
Día Histórico: 24 de agosto de 2016.