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La neo-esclavitud

Por Jorge Guebely

Bastan unos pesos al indigente, material o mental, para destruirlo. Para convertirlo en sumiso, vasallo, esclavo, o en delincuente de fina corbata. Poderoso señor, don dinero: esclaviza más al esclavo y corrompe más al corrompido.

Cualquier asistencia gubernamental, por miserable que sea, esclaviza al pobre. Le destruye la débil dignidad humana que aún le queda. Al corrompido, lo corrompe más; lo obnubila con una suculenta ‘mordida’. Como la kriptonita para Superman, el dinero debilita la moral del corrupto y la dignidad del pobre.

Lo utilizan los políticos para encadenar votos. Le bastan algunos empleos chatarras, algunos subsidios miserables, algunas limosnas económicas, algunas promesas inverosímiles, para avasallar voluntades de desharrapados votantes. También lo utiliza el empresario para negociar parlamentarios. Para poner un caporal en el Congreso, un congresista privado, una máquina humana para privilegiar sus bienes.

Estrategia exitosa de los imperios liberales: exportar capitales a países de pobres y corrompidas dirigencias para someterlos y esquilmarles sus riquezas naturales. Lo develó Lenin en su bello texto: “Imperialismo, fase superior del capitalismo”. Exportan dinero, unas veces con gigantes préstamos a través de bancos privados y, otras, con envenenadas limosnas.

Lo confirma la actual deuda externa de Colombia. Más de 175 mil millones de dólares -más de 787 billones de pesos colombianos-, casi el 50% del BIP. Así, solo somos un saqueado socavón nacional con apariencia de país libre; gobernado por una élite sumisa, derrochona y pícara.

Como país pobre, nos rebajan la dignidad con más limosnas del presupuesto nacional de Estados Unidos: 221 millones de dólares para desarrollo económico, 40 para las fuerzas armadas, 21 para el desminado y 189 para combatir el narcotráfico. Venenosa generosidad lisonjeada por cualquier indigente moral: “Con la asignación del presupuesto más alto de la década para Colombia por parte del presidente Biden, se ratifican las excelentes relaciones de cooperación entre nuestros dos países y se confirma que somos el aliado más importante de EE.UU. en el Hemisferio”. Palabras del expresidente Duque, voz del conservadurismo nacional, de nuestra inepta y rufiana dirigencia.

Como verdaderos súbditos, obedecemos al imperio y padecemos su mezquina ferocidad: pobreza, miseria, desempleo, narcotráfico, asesinatos, guerras, paramilitares, guerrillas… Nos trazan, incluso, nuestro destino. Simplemente actuamos como apéndice del imperio, le malvendemos sumisamente la existencia nacional. Allá crean nuestras tragedias, acá las sufrimos.

“El dinero es la nueva forma de esclavitud, sólo se distingue de la antigua por el hecho de ser impersonal, no existe una relación humana entre amo y esclavo”, afirmaba Tolstoi. Únicamente sentimos sus invisibles fuetazos y vemos nuestras sangrantes heridas, digo yo.

jguebelyo@gmail.com

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