

-Sharick Niño Álvarez
En el marco de proyecciones del Festival de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) en su versión número 64, se llevó a cabo la proyección del largometraje «La memoria de las mariposas» de la directora peruana Tatiana Fuentes Sadowsky. Una apuesta más por seguir mostrando el cine y su papel en la construcción de la memoria; recordándonos así, la urgencia de recuperar las historias que han sido relegadas al olvido.
“La memoria de las mariposas” es un viaje al pasado a través de la imagen y la memoria. Tatiana Fuentes Sadowsky reconstruye la historia de Omarino y Aredomi, dos niños indígenas que fueron llevados a Europa con el fin de denunciar las atrocidades perpetradas por la Casa Arana en las plantaciones de caucho. La película se articula en torno a las escasas fotografías que han sobrevivido de su viaje, permitiendo que estos fragmentos visuales sean el punto de partida de una reflexión más amplia sobre el genocidio indígena y la violencia colonial en la región amazónica. A través de un lenguaje cinematográfico poético y de una puesta en escena que entrelaza la investigación histórica con la evocación sensorial, la directora nos sumerge en una narrativa donde el pasado se hace presente, reclamando su lugar en la memoria colectiva. El uso de la voz en off, los silencios y la manipulación de las imágenes de archivo refuerzan el tono contemplativo del filme, convirtiéndolo en un testimonio sensible y comprometido con la memoria de los pueblos indígenas.
Uno de los mayores aciertos de la película es su capacidad para darle voz a quienes han sido silenciados por la historia. Fuentes Sadowsky no se limita a presentar los hechos, sino que construye una atmósfera emocional y reflexiva que nos interpela de manera profunda. La forma en que la directora trabaja la ausencia de registros, resignificando las pocas imágenes existentes, demuestra un gran nivel de sensibilidad y creatividad. El ritmo pausado y la apuesta por una narración fragmentaria pueden resultar desafiantes para algunos espectadores, sobre todo para aquellos acostumbrados a un cine más convencional. Sin embargo, este estilo es precisamente lo que otorga fuerza al mensaje de la película, pues nos obliga a detenernos y contemplar la memoria como un espacio en constante reconstrucción. También es destacable la forma en que el filme conecta el pasado con el presente, sugiriendo que las violencias sufridas por los pueblos indígenas en el siglo XX continúan de distintas maneras en la actualidad. De esta manera, “La memoria de las mariposas» no solo rescata una historia olvidada, sino que también nos invita a reflexionar sobre la persistencia de las injusticias y la necesidad de mantener viva la memoria histórica.
Definitivamente, este es un largometraje que merece ser visto. No solo por su valor histórico, sino también por su capacidad de emocionar y generar conciencia. Es una obra que interpela, que invita a cuestionarnos el papel del cine en la construcción de la memoria y que nos recuerda la urgencia de recuperar las historias que han sido relegadas al olvido. Recomendada especialmente para quienes disfrutan del cine documental, la historia de América Latina y las narrativas que desafían las formas tradicionales de contar el pasado. Sin duda alguna, es una obra que deja huella, que nos obliga a mirar hacia atrás para entender nuestro presente y que, como las mariposas del título, se convierte en un símbolo de resistencia y transformación.