Por Chachareros – @lachacharaco
El periplo vital de ambas parece sacado de una de esas novelas de miseria, fortuna y desdicha. Aunque nacieron a miles de kilómetros de distinta, parecen almas gemelas. Silvia Gette Ponce comenzó a ganarse la vida desde niña como bailarina de cabaret en los extramuros de su Buenos Aires natal.
Era una mujer, no bonita, pero sí agraciada, y supo que el mejor negocio del mundo para ella, a tan corta edad, era mostrar buena parte de su despampanante cuerpo de piernas largas, torneadas y unos ojos de asombro que, cuando se impresionan, parecen dos platos níveos.
Ni más faltaba. Por aquí vino de la mano de la compañía de variedades de Pepe Bronce, que se ganaba la vida a lo bien con sus muchachas entre risas y lentejuelas, mostrando un poco más allá de donde el ojo quisiera ver. Entró por Cartagena y Barranquilla. Aquí el sitio de su espectáculo era el casino del hotel Cadebia (hoy ‘Puerta del Sol’).
Y de aquí, tras una o dos semanas dependiendo del entusiasmo que despertara Silvia y sus muchachas se iban a Cartagena, en donde el relacionista público era el popular periodista Edgar García Ochoa, mejor conocido como ‘Flash’.
En esos ires y venires, un señor muy poderoso e influyente se enamoró perdidamente de ella. Le propuso que en vez de tanta viajadera y de exponerse a que le faltaran al respeto en un cabaret, él le entregaba en sus manos un programa de televisión en Telecaribe, horario estelar. Así comenzó Silvia Gette su vida en la Universidad Autónoma del Caribe (UAC) con el programa de variedades ‘Risas y Lentejuelas’.
No tenía la química para la Tv
El magistrado Mario Ceballos Araujo, fundador y máxima autoridad en la junta directiva de la UAC le dio todas las facultades para que el programa fuera de lo mejor de la televisión regional. Y casi lo logra, si no es porque ella no tenía el feeling para ser una estrella atrayente en la pantalla chica.
En cambio sí tenía audacia de sobra para los negocios. Y ella vio a su alrededor la mayor mina de oro del mundo. Sin duda para eso sí había química y entendimiento en su cerebro. Y más tarde empezó a traerse a toda su parentela para explotar bien la mina.
“Fui uno de los primeros periodistas que la entrevistó – recuerda Gilberto Marenco Better -, y no una, sino varias veces, por petición del propio doctor Mario Ceballos. Él decía que en los últimos tiempos no había llegado a Barranquilla una vedette de las calidades de Silvia. Recuerdo que con el colega Raúl Correa de Andreís éramos asiduos asistentes a su espectáculo en el Cadebia. Nosotros la vimos siempre como una bailarina de cabaret, pero la respetamos por nuestros vínculos con la UAC. Éramos egresados de esa universidad y ambos trabajábamos en el desaparecido Diario del Caribe”.
Poco a poco aquella bailarina de cabaret, como muchos la llamaban en forma despectiva, se fue convirtiendo, primero, en el poder detrás del poder. Don Mario Ceballos seguía mandando. Pero ella le hablaba al oído y se hacía lo que ella dijera.
De repente al doctor Ceballos le sobrevino una enfermedad que siempre se mantuvo en silencio. No era cáncer. No era el páncreas, ni el hígado. Tampoco el corazón, el Alzheimer o el Parkinson. Ella, entre tanto, se apresuró a adoptar tres hijos que el Bienestar les entregó legalmente. Como padre, Mario Ceballos Araujo y como madre, Silvia Gette Ponce. Los nuevos críos fueron declarados herederos únicos y universales de las posesiones de sus padres. De repente murió don Mario. Y cosa extraña, murió hinchado. Nadie pudo ver de cerca su cuerpo.
Así murió Augusto Cesar
Era como una escena de la vida del emperador romano Augusto César, quien murió envenenado por su esposa Agripina, quien de manera ingeniosa descubrió que a su marido le gustaba salir todas las tardes por el huerto casero a comerse dos o tres higos maduros que él descolgaba del árbol. La mujer, astuta, descubrió la ruta que seguía diariamente el emperador, y a los higos ya maduros les inoculaba un poquito de veneno para que el efecto no fuera inmediato sino de acción retardada. Y así ocurrió, sin que jamás sabio alguno descubriera la causa de la muerte del emperador romano. Desde luego que es una historia distinta. Ni más faltaba. Y esa historia de Augusto Cesar nada tiene que ver con el triste final del doctor Ceballos.
El sepelio fue todo un acontecimiento social de profundo dolor y sentido humano. Su mausoleo es el más imponente y lujoso de Jardines de la Eternidad. Por todos los espacios amplios de la UAC hay bustos, estatuas, murales y se hizo especialmente un teatro y casa de eventos que lleva el nombre de Mario Ceballos Araujo.
Se instituyó anualmente el Premio de Periodismo Mario Ceballos Araujo y el Premio Honoris Causa que hasta Presidentes de la República, Ministros, Congresistas y connotados periodistas recibieron en medio de la pompa, el lujo y los discursos de ocasión.
La fama de Silvia creció como la espuma y en una ocasión un grupo de lagartos la alentaron para que se lanzara como candidata a la Gobernación del Atlántico. Ella se lo tomó a pecho. Después ese globo se desinfló, no se sabe por qué.
Entre tanto, dentro y fuera de la UAC se tejían muchas historias. Que vivía con un novio a quien le decían ‘El Patrón’, y que era el que realmente la dominaba a la todopoderosa Rectora.
La programadora cambió de rumbo. Y todos los amigos de medio siglo de bohemia del difunto Ceballos Araujo fueron echados de sus programas en Radio Autónoma F.M.
Salieron: Chelo De Castro, Marco T. Barros Ariza, La difunta Estercita Forero, Helí Alba Alba (quien a raíz de ese golpe se contagió de agorafobia, el miedo a salir a salir a la calle y reunirse con la gente) y Alfredo De la Espriella. Todos ellos respetables figuras de la radio barranquillera. Leyendas viva de la historia de la radio local, anulada de un plumazo, como anulado fue también Luis Rafael Ceballos, el sobrino de don Mario Ceballos, quien murió mendigando por las calles.
“Nunca me habían dado un golpe tan fuerte como ese. Lo sentí en el alma y el corazón, porque Mario Ceballos era mi amigo de muchísimos años”, relata Marco T. Barros.
El poder, la gula desmedida y el desprecio por la gente que la rodeaba, le crearon enemistades incontables. Todo lo que había creado su imperio, desarrollando en forma positiva la UAC, convirtiéndola en uno de los principales centros universitarios de la región, se le fue de las manos en un abrir y cerrar de ojos. Silvia Gette se salió del corazón de buena parte de la sociedad barranquillera que la admiraba y respetaba. Y el pueblo raso, que la idolatraba por el equipo de fútbol, por las becas y auxilios que repartía, todo ello se fue a los propios infiernos por una torpeza enorme que la mantiene en la cárcel no se sabe hasta cuándo.
Ella adivina el futuro de la gente
Enilse López nació en un pequeño pueblo sucreño denominado ‘El Naranjal’. Con el primer marido que tuvo se trasladaron a Magangué. Allí ella aprendió, como asistente de una pitonisa, las habilidades de leer las cartas y las manos de los incautos a quienes cobraba ‘de acuerdo al marrano’ por echarles la suerte.
Hizo de todo y vendió de todo, hasta cuando por esa zona apareció Gonzálo Rodríguez Gacha, alias ‘El Mejicano’, de quien se dice mantuvo una relación muy cercana, hasta convertirse en amigos y socios. Compró haciendas, ganado, inmuebles, hoteles y empezó a adueñarse del negocio del ‘chance’ en Magangué y luego se regó por toda la Costa Caribe.
Han sido 40 años de escándalos. De líos. De acusaciones de homicidios. De condenas y beneficios de casa por cárcel.
Hasta cuando este martes la poderosa empresaria del chance, condenada a 37 años de cárcel por un homicidio, fue capturada. Y a lo mejor, por esas cosas inexplicables del destino, termina en la misma celda del Buen Pastor al lado de Silvia Gette.
La vida es así. Dos poderosas hasta hace pocos años intocables, invencibles, derrotadas por su propia suerte y, como se comenta en los juzgados, traicionadas por sus propios amigos. Algunos de ellos, aburridos de recibir migajas que les hacían llegar a las cárceles. Ahora esos amigos, dicen, en una jugada maestra, manejan los hilos del poder desde una celda.
Y nadie los conoce. No ven sus rostros. El capítulo reciente de esta novela es que “el CTI capturó este martes a Enilce López, conocida como la ‘Gata’, en la clínica Reina Catalina para llevarla a un centro de reclusión al parecer en la capital del Atlántico. Esto ocurre semanas después de que la Corte Suprema ratificara la condena de 37 años por homicidio. El pasado 29 de agosto, un dictamen de Medicina Legal determinó que la ‘Gata’ no sufría ninguna “grave enfermedad” y podía empezar a pagar prisión”, según informan.
EL Tiempo y la revista Semana, agregan que “el pasado 14 de agosto, la Corte Suprema no aceptó la solicitud de revisión de la condena presentada por la defensa de la ‘Gata’ y cerró toda posibilidad de una absolución o alguna rebaja en la pena por el crimen del vigilante Amaury Fabián Ochoa perpetrado por ‘paras’ en junio de 2000 en un peaje entre Sincelejo y Cartagena. La justicia concluyó que López fue quien ordenó ese homicidio.
“Tras ser condenada, López dijo en una entrevista: “No resisto ni tres años en la cárcel ni dos. Yo estoy muy enferma, vengo enferma desde la cárcel de Bogotá. Eso está certificado por Medicina Legal. No importa que me manden a la cárcel siendo inocente, allá no les voy a durar mucho» Hace una semana el Inpec había solicitado que López fuera puesta a disposición del Instituto en razón a que no se encontraba en detención domiciliaria y el personal de custodia y vigilancia no tenía competencia para su captura y posterior conducción a un establecimiento de Reclusión. “A la ‘Gata’ le habían suspendido la medida de aseguramiento debido a su estado de salud en febrero de 2008, sin embargo, el mes pasado Medicina Legal informó: “La examinada no presenta una condición de grave enfermedad que justifique su situación actual extramural; es decir, por fuera de las instalaciones de centro carcelario”.
¿Quién es Enilce López?
Enilce López, la mujer más poderosa de la Costa Atlántica durante casi dos décadas y dueña del multimillonario negocio del chance en cuatro departamentos de la región, fue condenada por la muerte de un antiguo empleado, Amaury Ochoa, quien fue asesinado por los ‘paras’ en un peaje de Sucre en el año 2000. La justicia comprobó que el crimen se cometió por orden de ‘la Gata’.
No es ese el único caso que la relaciona con los grupos armados de la Costa. Así, una de las peores masacres cometidas por las Auc, la de El Salado, que dejó al menos 60 campesinos asesinados a palo y machete por los ‘paras’ de alias ‘Cadena’, tiene como antecedente directo el robo de un lote de ganado de López.
Así mismo, varias investigaciones en curso, incluso algunas adelantadas con autoridades de Estados Unidos, intentan establecer los nexos entre allegados a los negocios de López con la banda de ‘los Urabeños’.
‘La Gata’ aún hoy es reconocida por su poder detrás de las campañas de controvertidos políticos de Sucre y de Bolívar. De hecho, en las últimas elecciones en Cartagena estuvo pujando por la candidatura de Socorro Bustamante, que finalmente fue derrotada.
Su hijo Jorge Luis Alfonso López, exalcalde de Magangué, está llamado a juicio por otro asesinato, también cometido por las autodefensas.
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