Arte y Cultura

KILLART de la mano del pueblo

Por: William Castro A.

En la séptima edición de un festival de arte urbano que se realiza a tiempo record (una semana), sin correndillas de última hora ni comiendo de pandemias, vuelven las intervenciones de paredes al aire libre, las exposiciones itinerantes y el diálogo con las comunidades barranquilleras. 

Si “Killart” fuera un verbo del español, sería este un verbo de acción con un significado que conjuga algo relacionado con “situarse en el lugar indicado para trazar nuevas conexiones”, sea con nuestro entorno social o los sujetos que lo habiten. De esta forma es que yo killo cuando él o ella killa, y nosotros killamos si vosotros killáis. ¡Vaya cuento entre el arte y la ciudad!

Este año volvió el Killart a los barrios, a esas calles, bulevares y avenidas del anonimato,  transitadas por gente invisible para los ojos de muchos. La Alianza Francesa, en conjunto con la association Troi3, se encargó como siempre de organizar la debida convocatoria que selecciona los artistas locales e internacionales capaces de asumir el reto de crear un mural de alta envergadura, a partir de las historias, experiencias y enseñanzas de los habitantes de Barrio Abajo, Barranquillita, Olaya Herrera y Nueva Colombia.

Desde el primer día hasta el último (del 6 al 12 de diciembre) se realizó la intervención de diferentes paredes ubicadas en los sectores mencionados, no sin antes dar cabida a una exposición de apertura que dejó picados a más de uno.

In situ-6

Todo acabó en una rueda de cumbia aquella noche de viernes de patio tropical en la sede centro francesa. Parecía crónica de una fiesta anunciada. Bajo el toque de una deejay que acompañaba la puesta de murales en vivo dentro de la misma institución, se hallaba rimando la cantante de hip hop, Noesis, mientras en frente se paseaban con una copa de vino en las manos los asistentes a In situ: Vibración, color y alegría

Inauguración expo In-Situ-6. Créditos: Alianza Francesa de Barranquilla.

Era la primera vez en mi vida que observaba una galería de graffitis y murales, que combinados con fotografías, rompía de lleno los formalismos que se atribuyen normalmente a esta clase de espacios. Tras ingresar a la sala, lo primero que atrapa mi atención es una cita: «El arte debería confortar a los perturbados y perturbar a los confortables», ni más ni menos que de Banksy, uno de los enigmas y referentes actuales del arte callejero en el mundo. 

A mi alrededor, un sin fin de registros muralísticos, que evocan los lugares intervenidos en estos últimos siete años de festival, y en los que se resalta la magnitud de la obra al comparar las medidas de estas con el diminuto tamaño de los mirantes. Murales costumbristas, de relatos fantásticos y sonoros, elaborados a mano de estetas que ya mencionaré. 

Antes, por ahondar en logísticas, me acerco a Marisela Quiroz, que desde su apoyo de dos años al equipo gestor, encuentra prometer un futuro de intervenciones Killart en otros municipios del atlántico, “con paredes más grandes, que representen un reto mayor para los artistas”.

Por su parte, el director cultural y productor, Jorge Ferreira, manifiesta un total agradecimiento hacia todas las entidades vinculadas en esta oportunidad: Institut Français, Cámara de Comercio, Festival Internacional de Arte Urbano de Barranquilla, Colectivo Lienzo Urbanos, entre otros nexos como el Ministerio de Cultura, a través de su estímulo Comparte Lo que Somos. 

Se trata, en fin, de un gran equipo organizador, repartido entre asistentes curatoriales de la Alianza Francesa de Barranquilla, y un adicional de practicantes en comunicaciones, diseño gráfico y redes sociales, de quienes, no obstante, vale resaltar una labor polifacética, que dos días después, en el recorrido de entrega de los murales, sería más explícita.

Le tour

Íbamos en un bus de “servicio especial” parte del equipo organizador, artistas convocados, y Karine Christophe, actual directora y madame de la Alianza. Era una triste mañana para el mundo de la música, pues se anunciaba desde bien temprano el fallecimiento de Vicente Fernández, el “Charro de Huentitán», o simplemente el “Chente”. Por lo que todo el día no sonaron otras cosas que rancheras en la radio.

Fuan Nexio. Créditos: Alianza Francesa de Barranquilla.

Como guía de este breve tour por un museo a cielo abierto estaba el coordinador cultural, Jorge Ferreira, quien indicaba que la carrera 50 (el famoso par vial del Barrio Abajo) entre calles 44 y 43, sería la primera estación en la que pararíamos. Allí nos esperaba el mural de Rubén Terán, joven barranquillero, ganador en esta séptima edición con su serie “Anatomía de un océano,”, que representa la degradación bioecológica del planeta a través de un bestiario marino, compuesto por peces, tortugas y otros cetáceos. 

Bajo el inclemente sol de la Arenosa, es el mismo Rubén quien nos explica la técnica que da forma y vida a cada animal, siendo el acrílico su materia prima con la que pinta bacilos, deshechos inorgánicos, y lápices de colores que le remontan a su infancia “en una escuela preparatoria que acá en Colombia llamamos ‘guardería’, donde descubro mi pasión por el elemento agua”. Fotos por doquier, hasta subir de vuelta al transporte, mientras él se queda en el mural dando las estocadas finales. 

El siguiente destino era la emblemática Barranquillita. Por la famosa Calle del Pescado, se erigía uno de los murales más grandes que hoy existen en la ciudad, con unas medidas aproximadas de 8 metros de alto x 18 de largo. Fue necesario para el equipo alquilar una grúa.

Su artífice, Fuan Nexio, había extraído un universo fantástico de la cotidianidad mercantil que se vive dentro de la comunidad, conformada en su mayoría por mujeres de edad avanzada, que se ganan la vida vendiendo frutas y verduras hasta altas horas de la noche. Destaca también el valor patrimonial de las viviendas situadas en el sector, donde el realismo mágico garciamarquiano es despedido por estrellas con el rostro de la juventud; una bandada de peces voladores, acompañados por la abeja de Dalí, y una vasija de barro que, a su criterio, “representa la fragilidad del hombre”. 

De Lyon a Barranquilla

Justo al lado encontraríamos el mural de George Le Loup, uno de los invitados internacionales, que vendría directamente de Lyon a enseñarnos un poco de su trabajo instaurado en cada marco de otro festival urbano, celebrado anualmente en su tierra natal: Le peinture Fraiche Festival

Le Loup adapta los elementos con los que trabaja regularmente, para lanzar un mensaje de amor y fraternidad al barrio, dispuesto a romper con esas cadenas que aprietan las vidas de cada habitante representado a través de rosas y corazones. Es también un homenaje a la canción de Antonio María Peñaloza, “Te olvidé”, himno del Carnaval de Barranquilla, interpretado popularmente por la Sonora Curro, el Joe Arroyo, entre otras voces insignes, cuya letra imprime sobre las cadenas: “Y si yo te preguntaba / que porqué no me querías…”.

Cart1 + Omar Alonso.

En menos de una semana ya había empatizado este francés con la comunidad de Barranquillita, la misma que tomó la iniciativa de escoger la canción en necesidad de expresar esos sentimientos de délaissement, que poco a poco devienen en esperanza y resiliencia. “Tenemos barrios así en Lyon, con gente similar en el ser, que tienen mala fama, que preocupan a las autoridades”. Una problemática mundial a fin de cuentas, que aun así no le resta fascinación y, por el contrario, encuentra en Barranquilla una “ciudad enérgica”. 

La tercera parada de este tour se haría en el Parque Olaya Herrera, hermoso barrio adornado en fechas decembrinas, que prestó las paredes de su colegio para que el artista Cart1 (también del Lyon) realizara su “romanza”, junto al docente y artista barranquillero, Omar Alonso. 

Ambos unieron sus saberes e intereses sobre el arte y la astronomía, la poesía y el mito, para crear una continuidad de mural que, por un lado, personifica al Día en una especie de superhombre que vuela amarrado de las nubes, y por otro, a la Noche desvaría, rehuyendo de los cortejos de girasoles que el primero trata de entregarle con ahínco. 

De aquí subyacen para Cart1 dos elementos igual de importantes para la comunidad de Olaya, que son la alegría y el deseo de cambio. “Siendo este último un movimiento universal bastante simbólico, que puede ir desde lo más terrenal hasta el movimiento celeste”. Por su parte, para Alonso es con este mural que se cumple la filosofía del evento festivo, consistente en generar un choque entre culturas distintas, que a medida de que se mezclan unas con otras producen nuevos significados de sociedad: He allí el ejemplo.

Lumbalú

Hacia el término de este recorrido guiado, dimos con la ubicación de un ‘ñapa’ de mural en el barrio Nueva Colombia al suroccidente. Sobre la carrera 10 con 70, nos recibiría un juego de dominó, dentro el cual se camuflaba Adailton Osorio (Toni127) con una obra referente del rito lumbalú, practicado en la comunidad por migrantes de Palenque y otros territorios afro. 

Toni127. Créditos: Alianza Francesa de Barranquilla.

La idea surgió principalmente a partir de las conversaciones que sostuvo el artista con unos de los habitantes, el profesor José Cassiani (Cassini), portador de un apellido común para muchos descendientes de cimarrones en América. Habiéndose instruido de este en todo el proceso de la práctica sagrada, fue que llegó a apuntar su foco de creación a un acto emotivo dentro del mismo: La aceptación de la partida de un familiar. 

Sobre el mural se observa un cúmulo de almas que van cayendo de unos árboles en dirección a una máscara, sostenida en manos de un cuerpo de cuencas vacías que hace del “orisha” o mortal encargado de revelar el camino a seguir. Tal como los llamados “shakeros”, estos se comunican por medio de sueños, y su objetivo es conducir a las almas al más allá durante el rito, evitando en lo posible que estas puedan correr el riesgo de quedar atrapadas en la tierra.

A Toni le agrada el hecho de que hubiera desde un principio una buena conexión (Killart) con la gente de la zona, que permitió desarrollar estas costumbres y conocimientos ancestrales, a menudo silenciadas por el tabú o las creencias erróneas de otras religiones. Ha sido, en términos generales del festival, un embellecimiento del espacio público, que cada vez más pone en escena a la ciudad como un ente vivo, dispuesto a sembrar sus propias semillas para el nacimiento de otras urbes futuras.

Related posts
Arte y CulturaEstilo de Vida

Duvis una mujer que le apuesta al arte

Arte y CulturaCrónicasLocales

LOS BRAZOS DE LA CUMBIA

ActualidadAnálisisArte y CulturaSin categoría

Medusa y la butifarra

Arte y CulturaEntretenimientoLocalesNacionales

Carnaval Internacional de las Artes 2025 : Más de 2000 asistentes disfrutaron de la programación gratuita

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *