
El portero barranquillero siempre fue la sombra de los cancerberos foráneos. (Serie:Porteros de Junior eternos suplentes (1))
Por: Francisco Figueroa Turcios

Javier Chimá, eterno suplente en Junior
Javier Chimá, encarna la historia del pasaje bíblico de Job , por su paciencia de soportar ser siempre un portero suplente, pero con alma de titular. La paciencia de Chima, es un ejercicio de amor, fe, y humildad por permanecer en su equipo amado: Junior. Afrontaba cada entrenamiento con la misma motivación como si fuera a jugar el partido más importante de su vida.
Javier Chimá, siempre estuvo bajo la sombra de los porteros foraneos: Juan Carlos Delménico, Lorenzo Carabs. Carlos Mario Goyén, Esteban Pogany, Daniel Carnevalli y Óscar Rogelio Quiroga.
«Javier Chimá tuvo la mala fortuna de tener grandes porteros extranjeros como Juan Carlos Delménico, Carlos Mario Goyen, Daniel Carnavalli y yo, por lo que pudo jugar muy pococon el Junior, pese a que tenía grandes condiciones como portero. Lo más importante de Chima, además de sus condiciones futbolísticas, sobre salen la virtud de gran ser humano. Somos grandes amigos y nos mantenemos en contacto pese al tiempo y la distancia» señala Lorenzo Carabs, portero uruguayo que jugó en Junior en cinco temporadas: 1978,1979,1987,1988 y 1989.
Javier Chimá, Jugó con el Junior 32 partidos en las ocho temporadas en que estuvo en el Junior: 1979, 1980, 1981, 1982, 1983, 1984, 1985 y 1986. En diciembre de 1987 la paciencia de Javier Chimá se agotó y decidió retirarse del fútbol. Con 30 años de edad, donde según los críticos los arqueros están como los mejores vinos, se fue del fútbol para nunca volver.
«Yo tenía 30 años de edad. El técnico del Junior Miguel Ángel ‘El zurdo’ López. intentó persuadirme para que no me retirara del fútbol, pero me cansé de estar relegado, ya no tenía la misma motivación de otros tiempos en donde a uno lo único que le importaba era estar, más allá de si era titular o no. Yo viví el hecho de ser suplente con mucha tranquilidad y nunca me desesperé y tampoco exigí que me pusieran a jugar. La oportunidad nunca llegó y por eso me fui sin hacer escándalo», señala Javier Chimá.
Soñaba con ser piloto de aviación

Javier Chimá y Carlos Peña dialogo de amigos
Javier Chimá desde que tuvo uso de razón se inclinó por la aviación y soñaba con ser piloto, pero sus padres (Emigdio y Celina) se opusieron a que estudiara esa profesión.
«Yo soy un piloto frustrado. Yo quería estudiar aviación y mis padres se opusieron. Mi padre, Emigdio, me llevó a las oficinas de Aerocóndor y allí me convencieron que había muchos pilotos y solo dos aereolíneas: Avianca y Aerocóndor.
Regresé a mi casa, tomé el Diario El Heraldo para buscar las carreras que ofrecían las universidades. Escogí odontología por estudiar alguna carrera. Solamente estudié un solo semestre en la Universidad Metropolitana. Luego pasé a estudiar economía en la Universidad del Atlántico. Allí logré estudiar seis semestres, pero me sirvió porque fui el portero de la universidad en el torneo de la liga de fútbol del Atlántico», dice Javier Chimá.

Junior 1984: Dulio Miranda, Edgardo Bauza, Pedro Blanco, Omar Galván, Javier Chimá y Caerlos Ischia. Abajo: Tony Salja, Mario Coll, Amín Bolívar, Carlos López y William Knigtht
El fútbol poco a poco le fue absorbiendo el tiempo y Javier dejó de estudiar. Fue convocado para la selección Atlántico, y allí recibió oferta primero del Deportivo Cali y luego del Quindío.
«Los directivos del Deportivo Cali me contactaron para que jugara con el cuadro valluno. Me enviaron los tiquetes a mi casa, y quien los recibió fue mi mamá, Celina, pero ella los rompió, porque no quería que yo saliera de Barranquilla.
Más tarde, fue el Quindío, pero esta vez le di la dirección de un amigo para que enviara los tiquetes y fue así como en 1978 me fui para Armenia. No tuve mucha oportunidad, porque el portero titular era Alcides Saavedra. Estando en el aeropuerto El Dorado me encontré con Juan Ramón Verón, quien sería técnico del Junior para la temporada 1979, y me pidió que lo acompañara para hacer parte del proyecto del Junior. No lo pensé dos veces, debido a que estaría jugando en el equipo de mi tierra», recuerda Javier Chimá, quien tuvo la paciencia de Job y en su misión como futbolista siempre fue un portero suplente pero con alma de titular. Próxima entrega: Jaime Deluque, siempre fue portero suplente con alma de títular.