Opinión

Hombres de Carnavales

Un pueblo sin carnaval, es como un porro sin clarinete.

Por: José BarrigaEl cuaderno del profe 

Trayendo a la memoria, evocando aquellos carnavales que hacían los malamberos, antes que nuestro pueblo creciera, como creció sin control de nadie, cuando solo vivian aqui, quienes aquí nacimos. Con reina escogida por el pueblo, no por un forastero, cuando las brisas llegaban a mediados de noviembre y los niños elevaban sus cometas en los meses frescos hasta fines de marzo.

En la actualidad nosotros no aprovechamos las brisas, sino que elevamos cometas en el mes de agosto, porque alguien trajo esa costumbre, quien sabe de donde, ¿por qué así?, somos así. Recuerdo que Toño Valera Olivares, cuando había buena brisa, dejaba su cometa amarrada en la cerca del patio de mi tío Pacho toda la noche y no se caía, porque la brisa era constante durante esas horas, costumbre nuestra que se perdió… como ya los niños no juegan con las cometas, se acabaron los cometeros, ese arte de hacer cometas desapareció entre los malamberos.

Hace muchos años se divertía la vista con esas figuras y colores bien combinados, con los que se armaban las cometas, complementadas con bastantes perendengues, un run run de papel de burro y un rabo de atarraya que la estabiliza, de acuerdo al tamaño de la cometa y al calibre de la pita. Era muy divertido ver una cometa con la cuchilla en el rabo y manejada por un experto en estos asuntos, tratando de cortar la pita de otra , matizando este trabajo con el sonido del run run, que variaba según la fuerza con que se cobraba la cometa. Hablamos de las cometas por cuestión de las brisas…

Retomando el tema de aquellos carnavales, encontramos que en esos años hubo personajes, que se encargaron de hacerlo con su voluntad, entusiasmo y amor por esta fiesta y su pueblo. Entre ellos tenemos a Don Marcial Valera Zapateiro, quien se vestía con una falda de mi tía Elvira, se colocaba un cintillo y una flor de cayena sobre una de sus orejas, su calilla en la boca y en sus hombros cargada, una cama de tijera sin la lona. Su pregón era que el marido la había dejado. Así recorría el pueblo, con una botella de ron en uno de sus bolsillos, visitando a sus amigos. Otro personaje fue don Luciano Tafur, este señor se vestía de mujer nalgona, también con una cayena en la cabeza, un platón lleno de cagajón de burro y salía a vender sus buñuelos o chorizos, sus amigos le brindaban los tragos y le daban algunas monedas.

Encontramos también a Don Alberto Camargo, este era otro quien se vestía de mujer, con los trajes de la señora manuelita y con la cabeza adornada con flores y un platón lleno de alegrías, salía a venderlas y hacia su negocio con esa gracia que él se gastaba como hombre de carnaval que era. El señor Alberto tocaba también tambor y guacharaca y un buen cantador de versos era el hombre que inventaba una guacherna en un momento y muchas veces sin tomarse un trago, salió disfrazado cualquier sábado antes del carnaval.

Hablemos ahora de Don Fernando (mi padrino de bautizo), un hombre muy inteligente, quien presentaba unos disfraces clásicos, bien preparados, porque el si le invertía a sus vestidos. Sus amigos y amigas le brindaban la sala de sus casas, para que él hiciera sus presentaciones, porque les repito eran disfraces dignos de admirar, en esta ruta encontramos a Gollo Oyola, el eterno general del ejército de la reina del carnaval. Todos los días cambiaba de uniforme; blanco, con polainas, su gorra, el sable y el tabaco en la boca. También está Roman Camargo, otro oficial de la custodia de la reina, se vestía igual que el general Oyola. Encontramos también al general Teofilo Camargo. Debemos mencionar aquí también al general Cacharo y al general Pata de cama de quienes no se sus nombres.

Entre los que se pintaban de negros Tiznados, encontramos a Vicente de la Hoz quien por muchos años, fue capitán de dicha Danza. Para rematar con Israel Araujo, quien se distinguió por su ‘corpulencia y experiencia’ en hacer sonar la chuba, que era el mejor medio de comunicación entre los negros. Otro que no se olvida, fue Fermín Tomás por muchos años, lastima que se nos fue muy temprano, de estos negros quedan Champon y sus hermanos, como también Juvenal. La danza ya no se organiza, un sitio en el cuadro de honor de los personajes importantes de Malambo merecen todos ellos, se hicieron valer los carnavales de antaño.

Sobre el autor

Colectivo de comunicaciones con catorce (14) años de experiencia y 1730 jóvenes impactados. Somos un puente para la participación juvenil y funcionamos como una incubadora de talentos que promueve la colaboración, creatividad, co-creación, inclusión y compromiso social. Usamos la comunicación como una herramienta transversal para conectar a los jóvenes con oportunidades de educación y empleo y empoderarlos como agentes de cambio en sus comunidades. Nuestra misión es transformar ideas en acciones que generen impacto social, construyendo una red de jóvenes líderes comprometidos con un futuro más inclusivo y sostenible.
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