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Frustración de un voto frustrado

EL COMENTARIO DE ELIAS.

Por, Jorge Guebely 

Nunca había visto un voto frustrado, pero lo encontré. Vociferaba ante una multitud en un mercado de pueblo. Se quejaba por ser un voto de oposición, un voto inane, sin perspectivas.

Protestaba contra los candidatos de oposición: retóricamente progresistas, políticamente tradicionales. Como los tradicionales, abrazaban el caudillismo y el electorerismo, se dividían y subdividían, practicaban la exclusión y el sectarismo. Nada en ellos presagiaba una nueva cultura política, una nueva cultura social, una nueva cultura humana.

Los veía atrapados en las denuncias, en debates apasionados que provocaban desazón si fracasaban y catástrofes si triunfaban. Cada renunciado promovía otro peor. Guillermo Botero, anterior ministro de defensa, dio paso a Carlos Holmes Trujillo, uno peor. Néstor Humberto Martínez, anterior fiscal, dio paso a Francisco Barbosa que pinta peor. Sus debates contra paramilitares no controlaron la proliferación de parapolíticos quienes cambiaron de estrategia, se multiplicaron y hoy, desde el gobierno, intentan refundar el Estado. Nunca la proliferación de debates agotará la inmensa reserva de funcionarios pro-elite que sostiene el godismo colombiano.

En su arenga, destacaba al voto de auténtica derecha por ser un voto eficaz. No el comprado, ni el constreñido, ni el chantajeado, que son votos podridos. El voto de José Félix Lafaurie que votaba por un Estado elitista y para las elites, para mega-terratenientes y mega-agroindustriales, para grandes empresarios y banqueros de alta alcurnia. Estado plutocrático que fingía democracia.

Por el contrario, la oposición no proponía ningún modelo: ni comunista, ni socialista, ni social demócrata, ni liberal, ni neoliberal que es neoconservador. Se conformaba con ser oposición intrascendente para legitimar nuestra mascarada democrática. Lamentablemente la extrema derecha le definía su modelo estatal: el castro-chavista, el venezolano o cubano.

Fraccionada, electorera, sin modelo, la oposición se había convertido en permanente fiasco político. Fiasco cuando la oposición liberal fue gobierno, gobernaron como tímidos liberales o como temibles conservadores. Fiasco la izquierda que nunca ha sido gobierno nacional, la descreditan los países vecinos. Los que, sin modelos para los tiempos actuales, terminan gobernando como en los tiempos pre-históricos, como los nuevos sargones.

Consideraba que bastaba un modelo auténticamente democrático para disminuir la infamia de los privilegiados y los excluidos. Uno modelo para ondear en todos los rincones del país, para educar pueblos y superar conciencias atávicas. Uno para avanzar en la construcción de un ser humano más humano, de estómago satisfecho y de espíritu volando por las alturas sagradas del universo.

Así vociferaba un voto frustrado en mercado de pueblo, pero nadie lo escuchaba, sólo yo…sólo yo.

jguebelyo@gmail.com

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