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Francisco Zumaqué y la conquista a Nadia Boulanger

El maestro musical colombiano narró este viernes en Barranquilla cómo logró ser estudiante de la pedagoga de música más importante del siglo XX.

Por Jorge Mario Sarmiento Figueroa

«Como yo trabaja como productor de la CBS (hoy Sony Music), tenía el privilegio de usar los estudios y convocar a los mejores músicos para grabar mis propias obras. Llegué a Francia con una maleta de grabaciones, con las que quise impresionar a Nadia Boulanger», relata Francisco Zumaqué.

No parece estar en el séptimo piso de la vida. Luce una guayabera de impecable blancura, contraste de su piel de Cereté. Se mueve en el escenario como un niño resuelto, entre la silla y el piano del auditorio Mario Santo Domingo, en la antigua Aduana, Barranquilla.

A su lado está Miguel Iriarte, anfitrión del evento y de la conversación en clave musical. Iriarte elaboró un ambicioso repertorio de temas que hacen parte de la trayectoria del maestro Zumaqué, para que la charla atravesara el camino del músico desde sus primeros pasos en Cereté, Córdoba, hasta las cúspides en sus diversos ángulos, ya fuera con la salsa de Fania All Star o en los salones más excelsos de los castillos europeos. «Pero es muy difícil que esta noche lográramos recorrer palmo a palmo una vida y obra que empezó a los ocho años de edad y que llegó a ser considerado por el ministerio de Educación de Colombia como uno de los cien personajes del siglo XX en el país», dice Miguel un poco resignado a que la noche tenga un tiempo definitivo.

 

Francisco Zumaqué 1

Iriarte empezó a contar el momento en que Zumaqué tuvo la audición con Nadia Boulanger en el Conservatorio Americano de París, Francia. Zumaqué coge la historia al vuelo y la aterriza en su desespero, porque la maestra Boulanger escuchó todas las grabaciones que el colombiano llevó en su maleta y al final le dijo: «Sí, bien, esa música de academia la interpretas bien, pero… ¿no tienes algo tuyo?». Zumaqué había partido de Colombia llevando consigo una mezcla privilegiada de talento para la música popular y para la de academia. Pero ante una maestra como Boulanger, considerada una leyenda por haber sido profesora de varios de los más grandes compositores del siglo XX, la sola academia no le bastó. Ella estaba demasiado acostumbrada a escuchar cada día a virtuosos académicos. Entonces, Zumaqué le respondió: «Maestra, no tengo más grabaciones, pero si me permite interpreto algo mío en ese piano». Recibió la autorización y se sentó. Comenzó a ejecutar una pieza que había hecho para un programa de televisión en Colombia y en la que combinaba sonidos autóctonos del país, incluidos cantos del Chocó. En un momento la maestra lo interrumpió: «Espera…-se le acercó, y le dijo-: ¿Puedes por favor repetir eso que acabas de hacer?».

Ahora en el escenario del auditorio de la antigua Aduana, Zumaqué nos confesó entre risas: «Cuando ella me interrumpió y me pidió que repitiera la ejecución, el alma me volvió al cuerpo porque supe que la había conquistado». Tanto la conquistó que Boulanger se convirtió en la más grande impulsora de su formación e incluso era ella quien enviaba sus composiciones a los concursos, que varias veces ganó.

La música contra cualquier vaina

La velada del primero de septiembre pasado Miguel Iriarte nos ayudó a que Zumaqué compartiera muchas más historias de su vida, como la vieja anécdota en la que el gran Alci Acosta faltó a la presentación que tenía el grupo del padre de Zumaqué, quien no tuvo más remedio que sentar a su hijo en el piano, cuando éste era aún un niño. Acosta no volvió a ser necesario desde cuando el niño se sentó.

Resulta extraño que a pesar de los momentos inolvidables que padre e hijo vivieron desde temprano con la música, la familia de Francisco Zumaqué casi lo obligara a estudiar una carrera «seria», como la ingeniería, para que evitar que su niño se perdiera con el arte: «Esa vaina de marihuaneros». Pero la huella musical ya estaba en el corazón del joven de una manera tan fuerte que era inevitable que su camino siguiera «esa vaina», con una disciplina tan rigurosa que Zumaqué a sus 72 años sigue siendo un hombre impecable, entregado al arte como un servidor. «Yo hago la música para ustedes, porque son ustedes mi razón de ser. Quiero seguir trabajando y descubriendo sonoridades para brindárselas. Para eso quiero más vida», dijo, el público cerró su evento con un aplauso que sonó a descarga, a música, a gratitud.

La primera obra de Alfredo De la Fe y el disco blanco de Eddie Palmieri

Si sigo echando cháchara sobre Zumaqué, los voy a dejar sin lo esencial: la música. Así que de inmediato les comparto tres ejemplos que reflejan la inmensa versatilidad y variedad de las sonoridades que ha producido, compuesto, arreglado o dirigido uno de los músicos más importantes que ha parido Colombia.  Tuve la oportunidad de conocerlas y escucharlas por primera vez el viernes, una noche después de la cual me siento un grano de arena menos ignorante, y mucho más feliz, gracias a Francisco Zumaqué y a su anfitrión Miguel Iriarte.

Escuchen esta canción, obra inaugural del famosísimo violinista Alfredo De la Fe. El productor fue Francisco Zumaqué:

Ahora esta canción del disco blanco de Eddie Palmieri, considerada una de las obras más importantes de la historia de la salsa. Otra vez, el productor Francisco Zumaqué:

Y finalizamos con una de las obras propias más recientes de Zumaqué. Karibanias.

Como bonus track, este breve video de celular que capta un momento de la interpretación en piano de música para cine de suspenso, este viernes 1 de septiembre:

 

Sobre el autor

Practicante del periodismo desde niño, comunicador de profesión, artista por vocación. Email: jorgemariosarfi@gmail.com Móvil: 3185062634
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