Desde los quince años de edad toca acordeón.
Por: Francisco Figueroa Turcios
Freddy Sierra Díaz nació en Sahagún (Córdoba) el 8 de octubre de 1960. Heredó la vena musical por la influencia de su padre Fernando Sierra, quien tocaba violina. A su abuelo paterno, Adán, y al tío Luis Sierra, les gustaba tocar la guitarra y tomarse los tragos. Antonio Sierra, un primo, tocaba el acordeón.
El departamento de Córdoba se caracterizó por ser un productor de grandes lanzadores de béisbol que brillaron con luz propia a nivel nacional e internacional: René Morelos, Luis Santos Berrocal, José Wilfrido Petro, Félix Oquendo, Orlando Ascención Díaz, Antonio Lobo, Miguel Coneo, Remberto Madera, Vicente ‘Bola de humo’ Benítez y José ‘el niño’ Correa, por lo que varios instructores de picheo intentaron persuadir a Freddy Sierra para que practicara el béisbol para aprovechar su excelente biotipo; pero su fuerte no era el deporte, su pasión era la música.
«Mi pasión fue el acordeón, el arte y la música. Toda mi vida se la dediqué cien por ciento a tocar acordeón, y lo haré hasta el último día de mi vida», señala Freddy Sierra, quien en forma magistral tocó el acordeón en la fiesta de grado de los primos Ricardo y Carlos Andrés Mejía, quienes terminaron sus estudios profesionales en la Universidad del Norte.
A propósito de estudios, tampoco fue el fuerte de Freddy Sierra, quien sólo alcanzó a terminar la primaria en la Escuela Urbana ‘Simón Bolívar’ en su natal Sahagún. A los empujones validó el bachillerato. A raíz que Freddy Sierra fue coronado como el XXVIII Rey del Festival de la Leyenda Vallenata en 1995, la institución Andrés Rodríguez le otorgó el título de honoris causa.
Freddy Sierra reconoce que en sus inicios tomó como referentes para tocar el acordeón a los maestros Alejandro Durán y Nicolas Elías ‘Colacho’ Mendoza. Sin duda que Emilianito Zuleta es su gran ídolo.
«Mi acordeón le da forma y sentido a mi vida. Este instrumento, para mi muy bendito. Con el comparto mis alegrías, mis tristezas y algunas injusticias que nos pasan……hay un Dios en los cielos que nos alimenta y nos ayuda a seguir caminando», recalca Fredy Sierra sobre el significado para él del acordeón.
¡Vivo de milagros!
Freddy Sierra es un hombre de Dios, por lo que tenía la fe en que sería Rey Vallenato. Durante ocho años consecutivos había participado en el Festival quedando siempre como finalista. La vencida fue en la novena participación, y él recuerda que el son ‘Tuve un amor’ fue el que le dio la corona.
Unos meses antes de ganar el título de Rey Vallenato, Freddy Sierra estuvo al borde de la muerte, San Pedro no le quiso abrir la puerta del cielo, porque le quedaba la misión de ganar el Festival Vallenato.
«Dios le dio la oportunidad de vivir al gran acordeonista cordobés porque estuvo al borde de la muerte a raíz de un pancreatitis aguda. Fue atendido en el hospital San Juan de Sahagún, pero los médicos al observar el crítico estado de salud de Freddy determinaron que debía ser atendido en un centro médico de alta complejidad, por lo que su compadre Rafael Ángel Mercado, en ese momento Secretario de Obras de el Departamento de Sucre, logró el traslado a Medellín donde fue operado», recuerda el profesor de matemáticas Gustavo Figueroa Atencia.
Dios le dio la oportunidad de vivir a Freddy Sierra para que fuera Rey Vallenato y de paso continuara su exitosa carrera profesión de acordeonista. Freddy tiene cuerda para mucho rato en su magistral toque del acordeón.
Freddy Sierra Díaz nació en Sahagún (Córdoba) el 8 de octubre de 1960. Heredó la vena musical por la influencia de su padre Fernando Sierra, quien tocaba violina. A su abuelo paterno, Adán, y al tío Luis Sierra, les gustaba tocar la guitarra y tomarse los tragos. Antonio Sierra, un primo, tocaba el acordeón.