Las últimas personas que ella pensaba que podrían hacer su pregunta, la hicieron delante suyo: «¿Me veo gorda?».

Por Jorge Mario Sarmiento Figueroa

«¿Será que me veo gorda?», le preguntó Ericka a su espejo una vez más. No es que estuviera esperando la respuesta, como la reina de Blancanieves, sino que también ella estaba obsesionada por preguntar las veces que fuese necesario. Hacía dietas, iba al gimnasio hasta quedar exhausta, compraba aceites, cremas, fajas reductoras. Lo hacía todo por sentirse hermosa, es decir, flaca. Pero llegó el día en que su obsesión se detuvo con un freno inesperado.

Era una mañana rutinaria. Ericka se acababa de mirar al espejo y había hecho la pregunta de cajón. Fue un momento al baño y cuando regresó, las últimas personas que ella creyó que podrían hacer su pregunta la hicieron delante suyo: «Hermanita, ¿me veo gorda?».

La pregunta le llegó como un mordisco al alma. «¡Mis hijas solo tenían 11 y 9 años! ¿Cómo pueden criaturas así preguntarse si están gordas, flacas?». Ericka recuerda ese momento ahora que estamos sentados en un centro comercial. Toma aire de consciencia y se responde a sí misma la pregunta: «La causa era yo. Mis hijas están en la edad en la que me ven como ejemplo a seguir. Si me ven cada día hacerme una pregunta así frente al espejo, ¿cómo no se la van a hacer ellas?».

En la medida en la que Ericka empezó entonces a cambiar su percepción, encontró que el problema no era solo el ejemplo de ella hacia sus hijas, sino que había una toda una complejidad social por afrontar. «La publicidad en todos los sentidos, el tipo de salud que el sistema quiere que tengamos, el modelo de mujer que los hombres quieren y en especial el que las mujeres mismas quieren fijar. El problema es tan grave que un amiguita de 8 años de edad le dijo a mi hija que ella se estaba cuidando para que no le diera celulitis».

Los ojos de Ericka brillan como si me estuviera mostrando a sus hijas a través de sus pupilas. Me citó para contarme de su iniciativa, denominada My Body Yes, con la cual ya empezó una estrategia de Redes Sociales y de convocatorias grupales en las cuales ella actúa como coach para compartir y analizar experiencias de todo tipo que confluyan en el propósito de «lograr la aceptación del cuerpo y la diversidad».

La escucho con atención mientras me cuenta su historia personal y la forma como esta desencadenó en lo que hoy es uno de sus proyectos de vida. A cada instante de nuestra cháchara sobre el cuerpo y la imagen social, me surge el instinto de mirar el de ella, pero me espeta: «No creas que esto se trata de si una mujer es bonita o fea ante tus ojos. ¿Sabías que en 2004 se hizo un estudio cuyo resultado sorprendió porque solo el 4% de las mujeres encuestadas dijo sentirse bonita?».

Ericka es curvy, una palabra que yo desconocía hasta esa mañana. Curvy, en palabras de Ericka, es el término con que se denomina en estos tiempos a una mujer cuyas medidas físicas son grandes. «Pero es un tema que va más allá de las medidas, del peso, de la moda. Es un tema psicológico que atraviesa la manera como se viven o se niegan libertades y derechos en la sociedad. ¿Sabías que si entras a un almacén de ropa en este centro comercial es posible que no encuentres tallas superiores a 12? El colmo es que conozco un almacén aquí donde las niñas que trabajan en atención al cliente no pueden medir más de talla 8. Entonces el tema no es de tallas, es de libertad», me explica.

Dos mujeres curvy, Ashley Graham y Miss Canada, brillaron en la reciente versión de Miss Universo.

Dos mujeres curvy, Ashley Graham y Miss Canada, brillaron en la reciente versión de Miss Universo.

Con My Body Yes, Ericka tuvo la oportunidad de realizar un encuentro en conjunto con Andrea Marín, en el que sus historias se complementaron con la de Emily Force y con las más de 30 personas que asistieron. El caso de Andrea Marín incluye todos los aspectos de percepción de belleza que me explicó Ericka, pero Andrea también vivió la violencia física en una relación amorosa. Y en el caso de Emily Force la historia es de cómo una persona que en apariencia está en situación de discapacidad debido a que perdió un brazo siendo aún niña, hoy es una mujer que se siente completa en todo sentido y que vive a plenitud, tanto que es capaz de hacer Iron Man, una de las disciplinas deportivas más retadoras.

Este primer encuentro de mujeres, ha sido una experiencia maravillosa, enriquecedora y motivadora. Cada situación que he pasado en mi vida buena o mala me ha llevado a ser la mujer que soy hoy, así que aprendí a vivir agradecida con cada experiencia sobre todo las no tan buenas que me impulsaron a sacar lo mejor y luchar por mi, gracias a cada una de las que estuvieron ayer, descubrimos que juntas logramos más, cada ser humano tiene una historia somos diferentes, únicos, ser mejor cada día, encontrar una razón para vivir, para sonreír y ser feliz siempre debe ser nuestra meta diaria. Maravillosas todas, la unión hace sinergia, gracias nuevamente a cada angel que permitió hacer posible estás Diosidencias ???? @andreamarinr este el primer de muchos proyectos juntas ?? #mybodyyes

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«Esto es lo que quiero con My Body Yes, sacar a relucir lo mejor de las personas, empezando por las mujeres porque nuestra belleza no es nuestro cuerpo sino lo que somos y hacemos de manera integral. Si quiero hacer ejercicio es para ser feliz. Si quiero comer es para alimentarme y darme placer», me dice Ericka, una mujer que es madre de dos hijas, administradora de negocios, emprendedora, que en el año 2002 participó en Miss Mundo Colombia y que acaba de crear My Body Yes, una iniciativa de empoderamiento personal que nació de aquella escena con sus hijas que le quitó de inmediato la obsesión por recibir permanente aprobación por las medidas de su cuerpo.

www.mybodyyes.com

Ericka Jiménez es hoy modelo curvy.

Ericka Jiménez es hoy modelo curvy.

 

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Practicante del periodismo desde niño, comunicador de profesión, artista por vocación. Email: jorgemariosarfi@gmail.com Móvil: 3185062634
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