En la Plaza de banderas la gente se tomaba de las manos y alzaban sus voces por la paz: Sí se pudo, sí a la paz.
Por Estela Monterrosa*
Era el clamor general y una emoción contenida por mucho tiempo, expresada allí de forma espontánea, como todas las emociones que se vivieron en el acto de la del Acuerdo Final.
Desde cuando amaneció en Cartagena todo era la paz, en las calles se observaba la gente vestida de blanco, parecía como si todos fuesen turistas, y no se hablaba de otra cosa que no fuera el acuerdo de paz y el plebiscito.
En el Museo Naval el maremágnum de periodistas nacionales e internacionales era una locura, los salones habilitados como sala de prensa no daban abasto, en el sitio de las acreditaciones todos querían recibir la suya, pero todo era por medio de un filtro para poder obtener la credencial, que al final muchos periodistas no les fue entregada. El tiempo corría y alrededor de las tres de la tarde el ambiente de nerviosismo se sentía, todos apretaban las tuercas para iniciar una transmisión con éxito y poder captar los discursos para luego redactar las respectivas crónicas.
La seguridad en la ciudad, en el Centro de convenciones y en el Museo Naval y sus alrededores era extrema, como casi en toda la ciudad. En la entrada del Centro de Convenciones, para llegar a la Plaza de Banderas era un caos, había llovido en la tarde y los charcos que había dejado la lluvia eran inmensos, que contrastaba con la impecable vestimenta blanca que lucían hombres y mujeres por igual, a las cuatro de la tarde se dio inicio a la entrada de medios de comunicación, hay que aclarar que periodistas de todos los inscritos que fueron alrededor de 700 a 1200, solo podía ingresar un pool de 100 de estos profesionales.
El tiempo corrió y llego la hora del inicio del acto protocolario, con la presentación por parte de la periodista Mabel Lara, la entonación del himno nacional por parte de la Banda de Baranoa (del departamento del Atlántico) y de los otros actos de protocolo y los discursos del secretario de la ONU Ban Ki Moon y de Timochenko, llegó el del presidente Juan Manuel Santos, quien expresando sus emociones como no lo había hecho antes, expresó al inicio de sus palabras:” ¡La paz germina YA! Y nombrando la primera estrofa del himno nacional dio inicio a sus palabras.
“Lo que firmamos hoy –luego de años de negociaciones serias, discretas, difíciles– es algo más que el acuerdo entre un gobierno y una guerrilla para terminar un conflicto armado. Lo que firmamos hoy es una declaración del pueblo colombiano ante el mundo de que nos cansamos de la guerra, de que NO aceptamos la violencia como medio para defender las ideas; de que decimos –fuerte y claro–: ¡No más guerra”, prefiero “un acuerdo imperfecto que salve vidas a una guerra perfecta que siga sembrando muerte y dolor en nuestro país… en nuestras familias”.
Nunca antes las estrofas escritas por Rafael Núñez en el Himno Nacional habían tenido tanto sentido como ahora. “Hemos vivido, hemos sufrido, por 52 años, un conflicto armado entre hijos de una misma nación”, pero voy más allá: han sido casi 70 años de violencia política, desde el magnicidio de Gaitán, desde cuando los colombianos nos enfrentamos siguiendo una bandera roja o una bandera azul”.
“Hoy –al firmar el acuerdo de terminación del conflicto con las Farc– decimos esperanzados: Ha sido un surco de dolores, de víctimas, de muertes, pero hemos logrado levantarnos sobre él para decir: ¡el bien germina ya! ¡La paz germina ya!

Dentro del público parte del gabinete del presidente Juan Manuel Santos, expresidentes, exministros y la crema y nata de la política.
Hoy Colombia y la comunidad internacional –representada por sus más altos dignatarios– saludan el acuerdo de paz como la mejor noticia en medio de un mundo convulsionado por la guerra, los conflictos, la intolerancia y el terrorismo”.
El Presidente Santos destacó que la noticia se diera en Cartagena, donde San Pedro Claver trabajó por los derechos de los esclavos. Cartagena, que fue conocida por resistir la guerra y el asedio, y se ganó el apelativo de Ciudad Heroica, a partir de ahora será recordada como el lugar donde se firmó el acuerdo de paz más importante en la historia reciente de Colombia, y será por eso –también– la Ciudad de la Paz. Gabriel García Márquez y dijo que es el gran ausente en este día y de quien dijo “que fue artífice en la sombra de muchos intentos y procesos de paz” pero no alcanzó a vivir este momento en su Cartagena, donde reposan sus cenizas. “Pero debe estar feliz, viendo volar sus mariposas amarillas en la Colombia que él soñó, nuestra Colombia que alcanza –por fin–, como él dijo…“una segunda oportunidad sobre la tierra”.
“¡NO MÁS LA GUERRA! que nos dejó cientos de miles de muertos, millones de víctimas y desplazados, y tantas heridas que tenemos que comenzar a sanar. ¡NO MÁS LA INTOLERANCIA! que nos exige doblegar o excluir al otro por el solo hecho de pensar diferente. ¡NO MÁS LA VIOLENCIA! que sembró atraso, pobreza y desigualdad en campos y ciudades, y que ha sido un freno al desarrollo de Colombia y al aprovechamiento de todo su potencial. Este es el clamor de Colombia”, manifestó el Jefe del Estado colombiano y recalcó que “esta es la decisión de Colombia.
En el transcurso de las palabras del presidente,muchas lágrimas corrieron en los allí presentes y en el propio presidente,la emoción que embargaba el ambiente era total,y como no serlo si allí estábamos ante la presencia del inicio de una época nueva,de un país nuevo, que no importa lo duro que sea el camino, va a lograr que no exista más dolor, más víctimas, más destrucción, y que con la actitud positiva y el optimismo, se derrotara el odio y el rencor de personas que aún no desarman el corazón, pero son muy pocas, el anhelo del progreso de nuestro país, el amor que sentimos por él y por nuestros semejantes, será la fuerza que nos impulse a salir adelante. Solo falta refrendar este tratado con un SI rotundo el próximo 2 de octubre cuando nos toque ir a las urnas. Por lo pronto que ¡Que viva Colombia en Paz!
*Enviada Especial dewww.lachachara.co