Sin categoría

Elecciones 2026: ¡Patos al agua!

La pelotera durante el Consejo de Gobierno transmitido en vivo y en directo prácticamente prende los motores para el año electoral que se avecina. Se podría decir que fué una especie de «fuego amigo» que podría quemar algunas aspiraciones para las elecciones presenciales y congresionales del 2026.
Allí varios fueron «inmolados» por el propio jefe político, el Presidente Gustavo Petro.
No es de extrañar que haya sido una estrategia de Petro para quitarse de encima a compañeros de viaje que ya no aportan mayor fuerza al proyecto político del Pacto Histórico.
Por lo menos en lo que respecta al Atlántico y Barranquilla, la casa Char está en calma, sobre todo en momentos en que ha estallado el escándalo provocado por las denuncias de Héctor Amaris Rodríguez, desde Estados Unidos.
En materia de candidaturas presidenciales, el Pacto Histórico y sus sectores aliados no han dicho nada. Y la verdad es que no tienen hasta el momento una figura que sobresalga. En cambio sí tiene elementos que deterioran el perfil de ése sector político.
Aunque, dicho sea de paso, los otros sectores políticos de peso nacional están en peores condiciones, hasta el punto de poner a sonar a Vicky Dàvila, quien se «quemó» al ponerse al servicio de uno de los fiscales más dañinos que ha tenido Colombia.

La Casa Torres en silencio

Y si bien el sector político Cambio Radical que maneja el Grupo Char ha guardado absoluto silencio sobre lo que prepara para el Año Electoral 2026, otro sector como el de Los Torres tampoco ha mostrado sus cartas.
Y es un sector político con poder, con el sempiterno dominio de Puerto Colombia (el continuismo está en estos momentos en cabeza del Alcalde Plinio Cedeño.
El Grupo Torres ha tenido de tiempo atrás fichas en Cámara y Senado con Dolcey Torres y Alba Villalba Hotwalker, esposa del cacique político porteño Camilo Torres.
Pero el «topoderoso» de dicho grupo es Euclides Torres, hermano de Camilo y Dolcey, y tío de la no menos poderosa Laura Sarabia Torres, de quien se dice es el poder detrás del poder debido a que Gustavo Petro, según la narrativa política nacional, llegó a la Casa de Nariño de la mano de Euclides.
De tal manera que Armandito Benedetti Villaneda es, ni más ni menos, que un mandadero de Euclides.
Benedetti Villaneda se ufana y grita a los cuatro vientos que él fué quien consiguió la plata para la elección de Petro, incluída la estruendosa manifestación política en la Plaza de la Paz en Barranquilla con el famoso escenario en forma de P. Pero, según varios de los más allegados al petrismo, la mayoría de dichos recursos económicos llegaron por otro «túnel subterráneo».
Y no es de extrañar que se hable del famoso «Turco» Hilsaca, del discreto Samuel Santander López-Sierra, el famoso «Senador Malboro».
Así las cosas, el panorama pinta para que la Casa Torres pueda sacar ventaja no solo para Alcaldía y Concejo en su feudo de Puerto Colombia, sino en Barranquilla, Atlántico y en la política nacional, sobretodo porque el grupo se ha manejado con mano dura y mucha disciplina gracias al liderazgo de Camilo Torres, quien mueve las cuerdas en forma silenciosa tras bambalinas.
Es cierto que su hermano Euclides Torres es el que tiene acceso directo al Presidente Petro y, en cierta forma, maneja a su sobrina Laura Sarabia Torres, pero el «cerebro gris» es Camilo, quien tiene a su favor la discreción y su apego a su terruño, donde tiene una buena mansión llamada «Villa Camilo».
Los porteños aseguran que es «un hombre servicial y muy buena persona».
Lo comparan con el difunto cacique político de Sabanalarga, don Hernán Berdugo, quien cuando no estaba en Bogotá en sus tareas como sempiterno Representante a la Cámara ( nunca quiso ser Senador por respeto a su amigo y socio político José Name Terán), se «enguacaba» en su Sabanalarga del alma y atendía día y noche a su cauda electoral.
Atendía a sus seguidores acostado en una hamaca grande junto a la ventana. Allí acudía día y noche gente a pedir para comprar comida, medicamentos o en busca de la recomendación para un cargo público.
Todo parece indicar que Camilo Torres aprendió la lección de Hernán Berdugo y maneja los hilos de su poder político día y noche desde la ventana de su mansión porteña.
Como se puede apreciar, muchas de las decisiones que alteran la vida política colombiana se tomán desde una hamaca grande pegada a una ventana «marroncita» (como la de Diomedes Díaz) en Puerto Colombia.
Se podría decir que con Camilo se repite la historia del cartagenero Rafael Núñez, quien desde su lujosa residencia en el exclusivo barrio «El Cabrero» en Cartagena, manejaba todos los hilos del poder político colombiano y hasta se dió el lujo de redactar el Himno Nacional acostado en una cómoda hamaca que un copartidario suyo le trajo desde San Jacinto, Bolívar.
La historia se repite.

Related posts
Sin categoría

La carroza 66 y medio

Sin categoría

Entre risas y maicena

Sin categoría

Una cuyana enmaicenada

Sin categoría

Historia en la máscara

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *