Escrito por: Mariandrea Maroso Poesía de Raul Gómez Jattin “Gracias señor por hacerme débil loco infantil Gracias por estas cárceles que me liberan Por el dolor que conmigo empezó y no cesa”
El dolor humano es una realidad innegable y además plena de sentido.
Si el ideal de la vida presente se pone en una vida sin dolor, entonces es imposible entender el sentido. En ocasiones se piensa que el sufrimiento debe por todos los medios evitarse y, si por desgracia sobreviene, sirve, por así decir, únicamente para suprimirlo.
Tan negativo es para algunos, que ni remotamente se plantean que pueda tener en algún momento algún sentido.
Nuestro querido poeta Raúl Gómez Jattin, en cambio, agradeció en vida tan sublime sentimiento al creador por ser portador de “un dolor que conmigo empezó”. Entre sus líneas queda el rastro de la nostalgia de una felicidad, el suplicio de una vida diferente.
Así las cosas, la condición del ser humano es ser feliz, pero, ¿Qué es la felicidad para un hombre con un corazón de mango del Sinú?
En sus versos se evidencia la plenitud de su vida, el gozo incesante de un espléndido amanecer y una hermosa sinfonía de grillos. Un hombre que dejó un patrimonio de obras a la Región, un ser que disfrutaba lo simple de la cotidianidad a través de una entrega individual, una persona que eligió ser diferente sin preguntarle a nadie cómo había que vivir, qué era lo aceptado y que se necesitaba para ser feliz.
Gómez refleja en su obra sus dolores y amores a la naturaleza, al ser humano, y la mordida en el corazón por el abandono de su madre Lola Jattin, por su enfermedad de la cabeza, por su angustia de hacer poesía antes que llegue la muerte, aquella que sintió muchas veces tan cerca:
«Siento escalofrío de ti hermana muerte yo no tengo soledades solo tu muerte y el agua que a mis pies muere la muerte camina en tus huesos y florece en tu piel» Ese miedo fue el responsable de los versos con los que se afligen los amantes de la poesía, esas letras que salieron del fondo de su alma y finalizaron en nuestros ojos. El amor es definido como una forma de vida, como una promesa eterna al sentimiento hecho realidad: “Prometo no amarte eternamente, ni serte fiel hasta la muerte, ni caminar tomados de la mano, ni colmarte de rosas, ni besarte apasionadamente siempre. Juro que habrá tristezas, habrá problemas y discusiones y miraré a otras mujeres vos mirarás a otros hombres juro que no eres mi todo ni mi cielo, ni mi única razón de vivir, aunque te extraño a veces. Prometo no desearte siempre a veces me cansaré de tu sexo vos te cansarás del mío y tu cabello en algunas ocasiones se hará fastidioso en mi cara Juro que habrá momentos en que sentiremos un odio mutuo, desearemos terminar todo y quizás lo terminaremos, mas te digo que nos amaremos construiremos, compartiremos. ¿Ahora si podrás creerme que te amo?” Nos dejó un legado de armonía, desnudó la condición humana a través de sus palabras desgarradas y su trágica vida, sintetizó en un lenguaje coloquial la perla apasionada de nuestra cultura. Aunque físicamente ausente, Raúl Gómez Jattin… Por siempre. ]]>